[box type=”star”]Este post pertenece a la serie “La mirada asiática”. Porque mi viaje por Asia tuvo mucho que ver con la mirada: ojos que me inspeccionaban con curiosidad, etiquetas que me adjudicaban por ser argentina, lugares que miré dos veces, y esa mirada fija que recibí tantas veces mientras viajaba en los transportes locales.[/box]

Nada mejor que este verbo en inglés para describir la mirada asiática sobre los extranjeros: stare (“mirar fijo”).

Acá no existe eso de “No mires fijo que es mala educación” o “mirá a esos dos disimuladamente, cuando estén mirando para otro lado”.

Acá te miran todos, padre madre e hijos, la familia entera, sin reparos, sin pudor, con la boca y los ojos bien abiertos.

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Un alemán me contó que una amiga de él estaba viajando en un tren en la India con una pollera y todos los hombres la miraban embobados. Ella no entendía bien por qué, si era porque tenía algo raro o qué, hasta que se dio cuenta de que todos miraban… sus rodillas. Y cuando ellos se dieron cuenta de que ella se había dado cuenta, enseguida pidieron perdón y miraron para otro lado, muy avergonzados.

Lo mismo en Indonesia, si sos bule (“white foreigner”), te distinguen enseguida en medio de la multitud, no hay manera de que no se den cuenta, por más que te pongas un buzo con capucha, encima un casco y además un poncho, ellos tienen un detector de bules.

Y cuando te ven no se lo guardan:

¡¡Buleeeeeee!! Gritan enloquecidos. Y se enteró todo el pueblo que llegaste.

Hoy íbamos cuatro extranjeros en un auto (en Malasia) y de repente vimos que la familia del auto de al lado nos estaba mirando a través de la ventana. Como fue una situación tan graciosa, los saludamos con la mano con risa y ellos nos saludaron y se rieron con nosotros. Y cada cual siguió su camino.

Pero acá es así.

Asiático y occidental se enfrentan, se analizan, se observan, se estudian con los ojos.

Los menos pudorosos a la hora de mirar son los chicos, aunque muchas veces me pregunto si me miran así, con cara entre asustada-confundida e hipnotizada, porque para ellos también “soy distinta” o solamente porque justo fui yo la que se cruzó frente a esa mirada de asombro con que se enfrentan al mundo. ¿Me miran así porque soy “occidental” o porque soy un elemento novedoso de su realidad?

Si pudiesen hablar y explicarme…

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Tailandia

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Laos

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Malasia

Y el resto de los asiáticos son como niños, todos miran, algunos con un poco más de disimulo que otros (este disimulo consiste en “hacer que están mirando por la ventana” cada vez que uno les sostiene la mirada).

Las que más me sonríen al mirarme son las ancianas, y siempre me encontré con sonrisas sinceras, de esas que hacen brillar los ojos.

La mirada asiática te traspasa, te penetra, te atraviesa, te fulmina.

Y va cargada de significado, aunque estoy aprendiendo a descifrarlo de a poco.

Es muy difícil responder eso de qué ves cuando me ves. O qué ves, asiático, cuando me mirás.

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Indonesia

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Camboya