Me cuesta escribir esto sin ponerme triste. Llegué a Biarritz por primera vez hace poco más de un año, el verano pasado, sin saber que me quedaría a vivir por nueve meses, que caminaría tanto por estas calles, que vería el faro cubierto de niebla y cubierto de sol, que odiaría su lluvia y amaría su mar.… Seguir leyendo...