Probablemente imaginemos el desierto como uno de los lugares más inhóspitos del planeta. Y si nos remitimos a los hechos, puede que sea cierto: en el desierto casi no existe la sombra (al menos no “natural”), en verano la temperatura puede llegar a los 60ºC, en invierno la noche se vuelve tan fría que cala los huesos (y mucho más a personas que están acostumbradas a vivir con un promedio de 30ºC), no hay agua (a la vista, aunque esta se esconde bajo la arena), en medio de las dunas no hay electricidad ni mucho menos internet ni mucho menos aire acondicionado o calefacción.… Seguir leyendo...