Cuando me di cuenta de que ya estábamos en noviembre y no habíamos visto ni una hoja de otoño me empecé a desilusionar. En Tokio la temperatura había bajado pero los árboles seguían verdes y sin intenciones de cambiar de color. Me surgieron preguntas paranoicas del estilo ¿y si este año no hay otoño en Japón? ¿Y si las fotos de “Autumn leaves” que se ven en internet son todas photoshopeadas? ¿y si el “koyo” (las hojas que cambian de color en otoño) es un mito?

El otoño y la primavera son mis estaciones preferidas, espero que nunca me hagan elegir porque no sé con cuál me quedo, aunque hay algo de la melancolía del otoño que me encanta:
las hojas cambian de color, cubren el asfalto y hacen ruido cuando las pisás,
empieza la época de los tés calentitos, las medias gruesas, la lectura con frazada y las bufandas,
la luz matutina que entra por la ventana tiene otra consistencia,
el clima es perfecto para quienes no soportamos el frío ni el calor intenso.

(Mientras escribo esto suena “What a wonderful world” de Louis Armstrong de fondo y pienso en que hay canciones que son otoñales, como esa).

Después de casi dos meses atrapados en Tokio y sin ver el koyo (el cambio de color de las hojas) japonés seguimos camino hacia la región de Kansai, en el centro del país, con la ilusión de ver al menos una hojita seca. Esto fue lo que encontramos.

* Verde en Osaka

Las hojas de Osaka estaban queriendo cambiar de color.

Las hojas de Osaka estaban queriendo cambiar de color.

Lo primero que me llamó la atención de Osaka fue que la gente se paraba del lado derecho en la escalera mecánica y no del izquierdo como en Tokio. Es un detalle que puede parecer insignificante pero que en un país tan lleno de reglas y rituales no es azaroso. En Japón se maneja por la izquierda, se camina por la izquierda y se espera por la izquierda, así que verlos parados del lado derecho con tanta seguridad me hizo acordar a lo que me habían dicho antes de llegar: “Los de Osaka son los rebeldes de Japón”. Osaka fue la primera ciudad que visitamos después de Tokio y, si bien es de las más grandes de Japón, nos pareció mucho más abarcable que la capital.

Durante nuestros seis días en Osaka vimos:
dos señores paseando a sus iguanas,
un hombre vestido de colegiala,
las uñas postizas de una japonesa que viajó de mochilera por Argentina y toma mate,
una réplica de cangrejo gigante montado sobre el frente de un restaurante,
un grupo de pop japonés femenino cantando en vivo frente al canal,
los fans del grupo japonés bailando y aplaudiendo (en su mayoría, hombres grandes),
un hombre de traje arrastrando una valijita rosa de Hello Kitty,
stickers con la cara de Maradona,
carteles de prohibido hacer cosas protagonizados por gatitos,
a mi fan japonés (!),
hojas verdes que querían empezar a ponerse rojas.

El otoño todavía estaba en los camarines, esperando a que alguien le diera la orden de salir al escenario. O quizá se había tomado el tren bala a Tokio y nos habíamos cruzado en alguna estación yendo en direcciones opuestas.

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Osaka estaba más verde que otra cosa

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Este es el castillo de Osaka, que solo miramos desde afuera

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Así estaban los árboles.

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Esto fue lo más otoñal que encontré.

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A la derecha, el grupo de J-Pop, a la izquierda, sus fans.

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Dicen que Osaka tiene la mejor comida de la región (y del país, quizá). Muchos frentes de los restaurantes tienen decoraciones de este estilo.

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Como muchos lugares de Japón, Osaka es una mezcla de modernidad y tradición.

* Naranja y amarillo en Nara

En el parque central de Nara vimos a un ciervo hacerle una reverencia a una chica. Al principio pensé que me lo estaba imaginando y que los ciervos mueven el cuello de una manera que se parece a una reverencia, pero después leí que algunos de los ciervos de Nara aprendieron a hacer reverencias después (o antes) de recibir una galletita. En Nara viven más de 1200 ciervos y todos andan libres por Nara Park, el parque central de la ciudad. Nara fue una de las capitales imperiales de Japón hace más de 1300 años y de esa época quedan las construcciones históricas y los ciervos, que son considerados mensajeros de dios y se enloquecen si te ven con una galletita o cualquier cosa comestible en la mano.

Después de varios días de frío, en Nara tuvimos un fin de semana de sol, con más de 18 grados, y vimos unos colores que casi me hacen llorar de emoción. “Hace dos años que no teníamos otoño”, me dijo L. Y nuestro último otoño no fue colorido. Esto era todo lo que necesitaba, un otoño así.

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Así estaban los árboles en Nara Park.

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Dentro del Isuien Garden

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Le estaba sacando fotos a una hojita de otoño y...

Le estaba sacando fotos a una hojita de otoño y…

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Nara Park es enorme y tiene varias zonas, algunas más boscosas que otras.

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Tranquilos, cruzando en rojo xD

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Los japoneses no pueden ser más adorables.

 * Y rojo en Kyoto

Lo primero que vimos cuando nos bajamos del tren en Kyoto fue un mapa del otoño pegado en la pared de la estación. En el plano se veía el recorrido de trenes y stickers que marcaban dónde estaban las hojas de otoño y de qué color eran. Japón es el país de los mapas, hay mapas que muestran hasta dónde están ubicados los inodoros en los baños públicos, pero ver estas cosas me sigue sorprendiendo. El mapa del otoño se actualizaba a diario y, por lo que vimos, los colores de las hojas cambiaban bastante rápido.

Salimos de la estación y el mapa no mentía: nos encontramos con una ciudad repleta de amarillo, naranja y rojo. Kyoto fue la exageración en todo sentido: querías otoño, tomá otoño. ¿No querías turistas? Tomá turistas igual. Hay algo de Japón que no me imaginaba al ver las fotos y es que cualquier lugar mínimamente lindo (es decir, casi todo el país) está repleto de turistas, sobre todo de turistas japoneses. Y no hablo de grupos reducidos, son hordas de gente y selfie sticks que avanzan por los jardines, los templos y los bosques. Es muy difícil sacar una foto sin personas o encontrar un lugar “vacío”, al menos en una ciudad tan turística como Kyoto y sobre todo en una época tan colorida y especial como el otoño. A pesar de las masas de gente —de las que también formamos parte— disfrutamos mucho los días y las caminatas en Kyoto. Les dejo algunas fotos de las hojas de otoño y les ruego que si viajan a Japón no se pierdan esta época. Nunca vi un otoño tan cuidado como este.

El mapa del otoño

El mapa del otoño

Primera vista de las calles de Kyoto.

Primera vista de las calles de Kyoto.

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El primer día llovió

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Los días siguientes hizo buen clima y aprovechamos para caminar mucho.

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Kyoto es la ciudad de los templos y los jardines.

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Esta vista era más linda de lo que sale en la foto.

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Hicimos un paseo que se llama “Philosopher’s Walk” y que va de un templo a otro.

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En los jardines imperiales encontramos esto que no sé cómo se llama pero me recordó a lo que hacía con las monedas cuando era chica: les ponía un papel encima y pintaba con lápiz para que se marcara el relieve de los números.

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Templo y gente al atardecer

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El Fushimi Inari Taisha es uno de los templos más famosos de Japón. Tiene miles de torii (los arcos rojos) donados por distintas empresas japonesas.

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Tuve que esperar un rato para poder sacar una foto sin gente.

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En Kyoto se ven muchas chicas vestidas con kimono.

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Algunos templos y/o jardines cobran entrada, como este.

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Hasta los peces tienen los colores del otoño

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En Arashiyama, una zona de río y bosques en el oeste de Kyoto, hay un Monkey Park en la cima de un monte.

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Esto también es en Arashiyama.

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Y el famoso bosque de bambú.

Volvimos a pasar por Nara a fines de noviembre y ya no había colores.

Volvimos a pasar por Nara a fines de noviembre y ya no había colores.

Conozco ciudades de la eterna primavera pero no del otoño eterno. Yo le pondría pausa a estos colores y me quedaría para siempre en esta época.

*

[box type=star] Info útil para visitar la región de Kansai durante el otoño (Osaka, Kyoto, Nara):

  • Mejor época para el momijigari (“mirar hojas de otoño”): de mediados de noviembre a principios de diciembre, dependiendo del lugar. Nosotros estuvimos en Kansai del 6 al 18 de noviembre, vimos las primeras hojas de otoño el 12 de noviembre en Nara y del 14 al 18 de noviembre en Kyoto. Volvimos a pasar por Nara el 29 de noviembre y ya no había colores, así que se ve que el koyo dura muy pocos días.

Alojamiento: 

  • Como en Tokio, en la región de Kansai existen varias opciones de alojamiento de distintos precios: guesthouses, hoteles, alquiler de departamentos, hostels, business hotels, ryokans (alojamientos japoneses tradicionales). Calculen que van a gastar, como mínimo, entre 20-40 dólares por noche por persona, dependiendo de si se quedan en un dormi, en un cuarto privado o en un departamento entero. A veces los precios no son del todo lógicos, porque por quedarnos en un departamento entero en Kyoto pagamos 15 usd la noche cada uno (+ costos de limpieza y servicio) y por una habitación privada pagamos casi el doble. Todo depende de lo que esté disponible: Japón tiene muy poco alojamiento (en comparación con la cantidad de turistas que recibe) y los cuartos se ocupan enseguida así que les recomiendo que reserven con tiempo (al menos una semana o 10 días antes, aunque si buscan con más anticipación seguramente encontrarán mejores opciones).
  • En Osaka nos quedamos en Osaka Guesthouse Nest (un hostel con habitaciones compartidas y privadas, cocina y un staff con muy buena onda) y en LNK Osaka (un guesthouse muy nuevo, todo hecho en madera, que parece una cabaña en la montaña pero en la ciudad). Ambos tenían wifi incluido, como todos los lugares en los que nos alojamos en Japón.
  • En Nara alquilamos un cuarto en la casa de una señora y en Kyoto un departamento entero (por el mismo precio), ambos a través de Airbnb. Lo bueno de Airbnb es por el precio de dos camas de dormi  tenés un cuarto privado o un departamento entero, lo malo es que el check-in suele ser muy tarde (al menos acá en Japón podés entrar recién a las 16 hs y tenés que irte a las 10 am).

Transporte:

  • Ir de Tokio a Osaka cuesta ¥14.250 (unos 125 dólares al cambio del 7/12/16) por un viaje de casi 3 horas en tren bala, pero existe un pasaje con descuento para viajar en el Kodama Shinkansen que tarda 4 horas y cuesta ¥10.300 (90 usd). Lo tienen que comprar personalmente en la oficina de JR Tours de Tokyo Station al menos un día antes de viajar y solo sirve para una fecha y horario específico, si pierden el tren no hay cambio ni devolución. Si tienen el JR Pass no hace falta que compren nada.
  • También hay colectivos (buses) que van de Tokio a Osaka y son un poco más baratos que el tren, pero tardan 8 horas. Una de las empresas más usadas es Willer Express, hay colectivos nocturnos desde ¥6800 yenes (60 usd) y diurnos desde ¥5400 (48 usd).
  • Dentro de Kansai, ir de una ciudad a otra en tren no es caro y es rápido, ya que todo está cerca. Kyoto-Nara cuesta unos ¥700 (una hora de viaje), Kyoto-Osaka cuesta ¥560 (45 minutos) y Osaka-Nara ¥800 (una hora). Les recomiendo Hyperdia para consultar precios y horarios de trenes.
  • Dentro de cada ciudad pueden moverse caminando (todo queda relativamente cerca), en bici (varios lugares alquilan por día o por estadía) o en metro/tren.

Qué ver y hacer – Algunas sugerencias:

  • En Osaka: comer, comer, comer. La comida en Osaka es deliciosa y está por todos lados. Caminar hasta el castillo (nosotros no entramos), pasear por el canal Dōtonbori y pararse en algún puente a mirar el cartel de Glico (que por alguna razón es uno de los íconos de la ciudad) y a la gente.
  • En Nara: caminar por Nara Park, darle de comer y/o acariciar a los ciervos, andar en bici por la ciudad. Nosotros pasamos la mayor parte del tiempo en Nara Park, que es enorme y tiene varios templos y jardines adentro. Uno de los jardines que más nos gustó fue el Isuien Garden (la entrada cuesta ¥900 y en otoño es lindísimo).
  • En Kyoto: hacer el “Philoshoper’s Path” (una caminata que pasa por varios templos), caminar entre los torii de Fushimi Inari Taisha, pasear por el bosque de bambú, ir a la región de Arashiyama, ver alguna geisha en Gion (el barrio de las geishas). Caminar, en general. [/box]