Después de aquel viaje a Islandia, Lau y yo nos quedamos con ganas de hacer otros viajes de ese estilo juntas. A qué me refiero con de ese estilo: con juegos, pruebas, complicidad, azar y risas. El viaje a Islandia fue de desafíos: nos pusimos metas como subirnos a un barco de pescadores, no pagar ni una noche de alojamiento, dar la vuelta a la isla solo a dedo, no perder el avión, abrazar islandeses. Y logramos casi todas. Creo que para las dos, marcó un antes y un después. Después de eso, cada vez que chateábamos, ella en un país y yo en otro, decíamos cosas como qué ganas de volver a Islandia tenemos que hacer otro viaje así juntas. Mirando el calendario, nos dimos cuenta de que iban a pasar muchos meses hasta que volviéramos a coincidir en un mismo lugar. Así que nos dijimos, ¿y si viajamos juntas, pero separadas? Es decir, ¿si hacemos las mismas cosas en distintos lugares? Así surgió la idea de esta serie que hoy inauguramos, llamada “Viajes sincronizados”: seguiremos las mismas consignas en lugares distintos y subiremos los resultados a nuestros blogs.

Estas ideas no surgieron de la nada. Nos inspiraron varios libros, entre ellos: [eafl id=”21109″ name=”Cómo ser un explorador del mundo” text=”Cómo ser un explorador del mundo”] (de Keri Smith), [eafl id=”21143″ name=”Viajes experimentales” text=”Lonely Planet’s Guide to Experimental Travel”] (de Rachael Antony y Joël Henry), [eafl id=”21149″ name=”The pocket scavenger” text=”‘The pocket scavenger'”] (también de Keri Smith), [eafl id=”21152″ name=”Turista lo serás tú” text=”Turista lo serás tú”] (de Pablo Strubell e Itziar Marcotegui). Libros muy distintos con algo en común: invitan a mirar la realidad con más detenimiento, a jugar con lo que nos rodea, a ser exploradores de nuestro propio jardín. Son libros que permiten convertir cualquier viaje en un juego, o cualquier caminata cotidiana en un viaje.

Para esta primera exploración, elegimos el juego que le da el título a esta serie. Acá van los resultados.

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Exploración #1: viaje sincronizado

Materiales necesarios para un viaje sincronizado

Materiales necesarios para un viaje sincronizado

Objetivo: hacer un camino sincronizado con tus amigos.

Elementos necesarios: dos o más participantes, un cuaderno y una cámara.

Método: los participantes deben recorrer una locación elegida por ellos usando una lista de diez pasos o instrucciones comunes. Deben tomar notas y fotografías en cada etapa de la exploración. Si las indicaciones no coinciden con el lugar, improvisar.

Lugar elegido: Biarritz, Francia

Lo esencial: un amigo en otra parte del mundo.

Lo esencial: un amigo en otra parte del mundo.

Pasos o instrucciones comunes a seguir:

1) Este es tu punto de partida

Punto de partida: el número 14.

Mi punto de partida: el número 14.

Salgo. Eso ya es un gran primer paso. Hace varios días que no dejo la cueva, tengo todas las excusas: hoy hace frío, hoy llueve, el invierno es para quedarse adentro, mirá si voy a salir con estas nubes, tengo tendinitis y no puedo caminar mucho. Pero hoy hay sol, que es lo que estuve esperando para hacer esta exploración, así que ya no tengo excusas. Bah, las tengo, pero no me sirven.

Salgo del número 14, miro a mi alrededor y decido empezar en linea recta. Me encanta el sol que hay hoy, parece primavera.

*

2) Caminá en cualquier dirección por 50 o 100 pasos, después girá 180 grados

Todas las fotos de este post están sacadas con un celular. Esta es la calle por la que empiezo a caminar.

Todas las fotos de este post están sacadas con un celular. Esta es la calle por la que empiezo a caminar.

La versión en inglés de estas instrucciones dice walk for 50 to 100 paces. No sé qué es paces, supongo que es pasos, pero quizá es una de esas palabras super específicas para medir la distancia que significa cuarenta y cinco centímetros o tres pasos de pajarito. Decreto que significa pasos normales.

Voy por la calle perpendicular a mi casa. Es una vía privada, acá hay muchas de esas. No sé si eso quiere decir que no se puede caminar, que no pueden estacionar los autos o que no puede pasar nadie que no sea de ahí. Yo la camino igual y nadie me dice nada. Además no hay gente a la vista. Voy contando los pasos: veinte veintiuno veintidós veintitrAH MIRÁ. Ya empiezo a encontrar cosas: una puerta de madera que me gusta por lo distinta que es al resto, un ramo de flores casi secas enganchadas en otra puerta de entrada. Veo cosas azules.

La puerta interesante

La puerta interesante

Flores en la puerta

Flores en la puerta

Cosas azules o celestes

Cosas azules o celestes

No giro 180 grados. Es mi primera trampa: si giro 180 grados voy a volver por el mismo camino y no quiero, así que giro solo noventa grados y voy rumbo al mar.

*

3) Seguí caminando en esa dirección hasta que veas algo azul

Algo azul #1: auto combinando con la casa

Algo azul #1: auto combinando con la casa (esta foto, en realidad, la encontré unas calles después, pero la pongo acá porque me gusta)

Algo azul #2: una calle

Algo azul #2: una calle

Algo azul #3: señalización

Algo azul #3: señalización

Algo azul #4: el mar

Algo azul #4: el mar

Hay muchas más cosas azules de las que pensaba. Están las de siempre, como el cielo, y las que están ahí y uno nunca ve, como los carteles. Todos los nombres de las calles de Biarritz están puestos en carteles azules. Algunos, incluso, explican quién fue el señor en cuestión.

Hay un montón de autos azules estacionados frente a casas con puertas y ventanas pintadas de azul. Acá todo combina.

Voy hasta el mar y lo miro desde arriba. Para ir a la orilla de esta playa hay que bajar muchas escaleras, me duele la rodilla y no sé si quiero, así que me quedo arriba y escucho el sonido de las olas. Hoy está bravo. Hay marea alta, no veo ningún surfer.

*

4) Doblá a la izquierda y caminá 50-70 pasos

Camino paralelo al mar y a los 70+10 pasos quedo parada frente a una máquina para pagar el parking. Estoy estacionada frente al mar. Vi esta máquina muchas veces pero nunca la miré. Tampoco me di cuenta de que esta playa de estacionamiento tiene vista al mar. Bah, ya lo sabía, pero nunca lo pensé.

viaje-sincronizado-12

Esta es una de esas fotos que nunca se me hubiese ocurrido sacar si no fuese por este juego.

*

5) Caminá en cualquier dirección hasta que veas algo que sea o parezca al número 7 u 11

Si voy a lo fácil, hay un montón de sietes y onces: este lugar está lleno de patentes. Así que busco alternativas. En realidad cualquier cosa que sean dos lineas rectas juntas puede ser un once. El siete es un poco más difícil.

Un 11.

Un 11.

Un 7. Con trampa.

Un 7. Con trampa.

*

6) Doblá en la primera izquierda y seguí caminando hasta que encuentres un lugar donde sentarte

Las instrucciones piden y la realidad otorga: acá debe haber unos quince bancos de plaza para sentarse. Las normas sociales indican que usemos bancos o sillas, pero a mí me encanta sentarme en cualquier lado: barandas, escalones, veredas, desniveles, canteros. Me gusta mucho, por ejemplo, comer sentada en la calle. Me parece algo muy de estar de viaje.

Hay mesas

Hay mesas

Y bancos con sol.

Y bancos con sol.

Me siento en un banco, ya que están, y me pongo a tomar apuntes. Estoy tan concentrada que no me doy cuenta de que se me acercó un señor y me está mirando. Con voz carrasposa y muy fuerte me pregunta, en francés, qué estoy escribiendo. Me asusto y a la vez me bloqueo. Le respondo, en castellano: “¡Ay, qué susto!”. Y después me sale, en automático, un “je ne parle pas français”, aunque algo hablo, o por lo menos entiendo. Me sigue hablando en francés, me pregunta en qué idioma escribo.

—En español.

—¡Pero hablás francés!

—No, no.

Y se va riéndose. Yo también me río sola.

Escucho un clac clac clac que me suena conocido. A pocos metros, detrás de esos árboles, están jugando a las bochas. Diría que es uno de los deportes o entretenimientos típicos de los días con sol en Biarritz. Me acerco.

*

7) Elegí cualquier dirección y caminá 25 o 50 pasos

Partido de bochas.

Partido de bochas.

Los cincuenta pasos me dejan justo frente a la cancha de bochas. Es una cancha improvisada, aunque siempre juegan acá, lo sé porque cada vez que salgo a caminar los veo reunidos: los señores jugando, las señoras sentadas al sol, charlando. Me acuerdo de la vez que jugamos a las bochas en Campodónico, detrás de una pulpería en medio del campo bonaerense. Fue un viaje en el tiempo.

Tengo un poco de hambre, van a ser las dos y no almorcé. Decido adaptar los pasos siguientes para que el camino me lleve en dirección a casa.

Me cruzo con una mamá canguro: su bebé me mira. Tiene un gorrito de Papá Noel.

*

8) Seguí caminando hasta que veas un forma, color o textura rara. Girá 180 grados.

¿Qué será raro? Acá todo es raro. En cada lugar del mundo, todo es raro. Camino y encuentro cosas como estas:

Flores secas tiradas al lado de un tacho de basura.

Flores secas tiradas al lado de un tacho de basura.

Una sonrisa.

Una sonrisa.

Hello Kitty adentro de un auto

Hello Kitty adentro de un auto

Los colores de esta casa.

Los colores de esta casa.

Esta planta

Esta planta

Esos árboles que parecen brazos

Esos árboles que parecen brazos

Esta no me acuerdo por qué la saqué, pero me gusta.

Esta no me acuerdo por qué la saqué, pero me gusta.

La textura de esta pared.

La textura de esta pared.

Más de cerca.

Más de cerca.

Puede que no sean raras, pero a mí me llamaron la atención.

*

9) Seguí caminando en cualquier dirección hasta que veas un arco o una característica arquitectónica inusual

Puerta con arco.

Puerta con arco.

¿Esta puerta vale como arco, no? Tengo hambre.

Me meto por una calle que nunca caminé y me encuentro con una pared que no tiene que ver con nada. Esas piedras me hacen pensar en Cusco.

Esta es la pared que parece salida de otro lugar.

Esta es la pared que parece salida de otro lugar.

Esa chimenea también me llama la atención.

Esa chimenea también me llama la atención.

Y estas dos viviendas, una al lado de la otra, que no tienen nada que ver.

Y estas dos viviendas, una al lado de la otra, que no tienen nada que ver.

*

10) Volvé a casa, pero en el camino seguí buscando algo que te llame la atención

Vuelvo caminando un poco más rápido, pero sigo atenta.

Hay una casa blanca con ventanas verdes, y asomado a una de ellas hay un hombre vestido de rojo, hablando por teléfono. Está para la foto. La realidad nos ofrece imágenes así todo el tiempo, lo único que tenemos que hacer es prestarles atención.

Veo un auto rojo combinando con casa roja.

Veo un auto rojo combinando con casa roja.

Este muñequito en un auto

Este muñequito en un auto

Me gustaron los colores (hay mucho rojo por acá)

Me gustaron los colores (hay mucho rojo por acá)

Una escultura

Una escultura

Y la casa rosa.

Y la casa rosa.

Al principio de este experimento estaba escéptica, pensaba que conocía el barrio y que no iba a encontrar nada fuera de lo normal, pero encontré cosas que nunca hubiese mirado con detenimiento de no ser por estas instrucciones.

*

viaje-sincronizado-1-4

[box type=”star”] * Este post pertenece a la serie Viajes sincronizados, en conjunto con el blog “Los viajes de nena”. Podés leer los resultados de la exploración de Lau en su blog.

* El libro que usamos para esta exploración es [eafl id=”21143″ name=”Viajes experimentales” text=”The Lonely Planet Guide to Experimental Travel”]No es muy fácil de conseguir, yo lo compré usado por Amazon y muy barato, pero la última vez que me fijé los estaban vendiendo como ejemplares de colección y bastante caros. Tampoco se consigue en ebook.

* Si quieren sumarse a este experimento, pueden hacer un viaje sincronizado por su barrio o por una ciudad nueva siguiendo las instrucciones de este post. Pueden compartir el experimento usando el hashtag de la serie, #viajessincronizados, y linkear los resultados de nuestro experimento. [/box]