Según la Escala Phillipe, yo tengo unos 100 años de vida, y Walter —otro viajero, también conocido como Che Toba— tiene 70. ¿Cómo funciona esta escala? Walter cuenta que en uno de sus viajes conoció a Phillipe, un hombre que dedicaba todo su tiempo a viajar y que decía tener 408 años de vida. Phillipe explicó que él calculaba la edad según el tiempo de vida invertido en viajar. Lo más común es que la gente viaje 15 días al año, durante sus vacaciones: cada quincena de viaje, por ende, equivale a un año de vida. Alguien que viaja un año entero sin parar ve y vive lo que a otros les llevaría 24 quincenas (cada año tiene 24 quincenas) o 24 años de sus vidas. Entonces yo, por ejemplo, que ya llevo unos 4 años de viaje (y unas quincenas sueltas más), estoy casi en el primer siglo de vida (porque 4 x 24 da 96). “Viajar alarga y ensancha la vida”, afirmó CheToba durante la presentación de RedViajAR en la UADE (un día antes de que Demian y yo saliéramos a dedo para Córdoba), y nos dejó a todos los viajeros asintiendo. Y, pocos días después, Walter nos recibió junto a su familia en “El Rancho Toba”, su casa en Villa Nueva (al lado de Villa María, provincia de Córdoba).

[singlepic id=6154 w=625 h= float=center] Primeras impresiones de Villa María… Mucha tranquilidad.

Quienes lo conocemos estamos convencidos de que debería cambiar el teclado por el escenario y convertirse en el primer blogger de viajes con un show de humor y stand-up (¿o ya habrá alguno que decidió abandonar la cibervida para convertirse en capocómico? nunca se sabe…). “CheToba: viajes y risas”. Éxito garantizado. Tiene mucho para contar ya que pasó por todas (y todo se lo toma con humor): es rosarino, vivió en Buenos Aires, en un pueblito de Brasil y ahora en Córdoba, viajó de mochilero por Sudamérica con su mujer (casi tienen a su hija en el camino), fue uno de los “12 apóstoles” de internet (creo que está conectado a internet desde antes de que existan los modems), fundó empresas online y llegó a ser tapa de la revista VIVA por ser un emprendedor. “Ahora soy blogger de viajes”, dice como si estuviera dando testimonio frente a cámara para un reality show. Y el año pasado realizó una de sus hazañas más grandes: viajó 7 meses en camioneta, desde Córdoba (Argentina) hasta las oficinas de Google en San Francisco (Estados Unidos), con su mujer (Marcela) y sus hijos adolescentes (Sofi y Toto). Y así fue como los CheToba se ganaron el título oficial de Familia Viajera.

 [singlepic id=6179 w=625 h= float=center] La Familia CheToba

 [singlepic id=6157 w=625 h= float=center] Detalles del “Rancho Toba” que me gustaron

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Probablemente los que me leen a mí pensarán que yo “puedo viajar” porque “soy joven y no tengo hijos”. Pero Walter (y tantas otras familias que están viajando silenciosamente por ahí y que no tienen “prensa” o visibilidad) demuestra que no hay una edad ni una “situación ideal” para cumplir los sueños. Y acá hago un paréntesis que viene al caso. Todos los días recibo mails de personas que se sienten “muy jóvenes” o “muy grandes” para viajar: si bien yo estoy en lo que muchos consideran “la edad ideal para viajar”, creo que esa edad ideal no existe. Yo siempre dije que quiero ser viajera toda la vida, tenga familia o no, con hijos o sin hijos, y no voy a permitir que el “hacelo ahora que podés” me frene o me haga creer que mis sueños tienen fecha de vencimiento. Hace unos días conocí personalmente a la familia Zapp (Herman y Cande viajan por el mundo en auto hace más de 12 años, tuvieron 4 hijos en el camino y escribieron el libro “Atrapa tu sueño” contando su historia) y gracias a ellos conocí a muchísimas otras familias que también viajan por el mundo con chicos de todas las edades: parejas que van con su bebé en bicicleta, familias que viajan en kombi, padre e hija que van en moto, familias enteras que se van en motorhome. Y la lista sigue. Es cuestión de dejar todas las excusas de lado y saber que SE PUEDE, que si uno quiere, es necesario hacer ciertos sacrificios, pero se puede. Si otros lo lograron, ¿qué nos lo impide?

 [singlepic id=6183 w=625 h= float=center] Con los Zapp, un gran ejemplo de vida

 [singlepic id=6181 w=625 h= float=center] Los CicloViajeros van en bici con una beba (¿vieron qué lindo el carrito que le armaron atrás?)

 [singlepic id=6182 w=625 h= float=center] Moto viajera con sidecar a medida

Che Toba dice que él va a escribir un nuevo best-seller —“Atrapa tus miedos”— para que la gente “atrape sus miedos”, los guarde en un placard y se dedique a “vivir sus sueños en vez de soñar su vida”. Durante su presentación en Red ViajAR (que pueden ver en su blog), Walter fue derribando uno a uno (a través de su ejemplo) los miedos típicos que nos impiden salir de viaje: “no se puede viajar con chicos” (él tiene hijos adolescentes y se fueron igual), “no puedo dejar la casa sola” (ellos la dejaron durante 7 meses), “seguro que me roban” (tuvieron cero robos, ni siquiera se les pinchó una rueda), “no puedo dejar a mi familia, a mis padres” (él tiene su historia personal con respecto a eso y no permitió que fuera un impedimento), “necesito mucha plata, viajar es cosa de ricos o hippies” (ellos no son ni lo uno ni lo otro, y se animaron). Una de las cosas más importantes a la hora de planear un viaje, según él, es ponerse una fecha límite y salir ese día sí o sí, sin importar si está todo listo o no (¿estará “todo listo” alguna vez? El momento ideal no existe…). Tampoco hay que sentirse decepcionado si uno no llega a su meta (cuando yo me fui de viaje por América latina me puse como meta México y no llegué, cuando me fui por Asia me puse como meta India y tampoco llegué, pero nunca sentí que decepcionaba a nadie). En su casa pudimos ver el mapa de América latina que pegó en la pared al lado de su computadora cuando el viaje con su familia era solamente un sueño compartido. Ahora, esa mapa se llenó de anécdotas, caras e historias, y la familia sueña con nuevos destinos.

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 [singlepic id=6164 w=625 h= float=center] Esta lechuza es amiga de Walter

 [singlepic id=6165 w=625 h= float=center] Y el gato seguramente también (es del barrio)

 [singlepic id=6171 w=625 h= float=center] Arte callejero en Villa María

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Durante nuestros días en Villa Nueva hicimos vida tranquila, jugamos al ping-pong (fue un duelo muy parejo, pero perdí 19 a 21), salimos a caminar por los alrededores del barrio, hicimos burbujas en una escuelita (próximamente un post de Burbujas por ahí), paseamos por el centro de Villa María, fotografiamos graffitis, anduvimos en bici y, como era obvio, nos la pasamos hablando de viajes. No solamente de viajes, sino de la parte “no glamorosa” de los viajes: eso que, según Toba, “no siempre sale en las fotos ni te cuentan en libros o blogs de viajes”. Si bien yo conozco “El Lado Oscuro de los Viajes” (fah!) a veces lo doy tan por sentado que ni lo cuento, o tal vez será que privilegio tanto lo “lindo” por sobre lo “incómodo” que dejo esta parte de lado. Pero es cierto y está bueno que lo sepan.

 [singlepic id=6174 w=625 h= float=center] The Dark Side of Traveling!

En palabras de Toba: durante un viaje hay días en los que no te podés bañar, ni afeitar, ni peinar, ni depilar ni cambiarte de ropa (porque ya no te quedará ropa limpia en la mochila). Hay días en los que te vas a querér volver (doy fe de que existen). Hay días en los que vas a llorar (y mucho) (y si estás viajando sola, no vas tener hombro donde apoyar tu cabeza). Hay días en los que vas a decir: “¿qué hago acá? ¿quién me mandó a viajar?” y vas a soñar con teletransportarte a tu casa. Hay días en los que te vas a frustrar y te vas a pelear con quien sea que esté al lado tuyo (amigo, pareja, familia, desconocido). Pero una vez que estás en la ruta y aprendés que viajar también implica estar incómodo, que también implica tristezas, que también implica momentos duros, te vas a ir amoldando. Probablemente no sea fácil y te lleve tiempo acostumbrarte, pero las recompensas van a llegar tan rápido (en forma de paisaje, de sonrisa, de abrazo, de foto, de momento) que vas a aprender a convivir con esas incomodidades y lo único que vas a querer… es seguir viajando.

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Yo lo pienso así: viajar me hace feliz, y para ser feliz no existe una edad ideal. Tenemos toda una vida para descubrir qué es lo que nos hace felices y para ir en busca de eso. Y cuando empiecen a viajar van a ver que van a dejar de contar los años en la escala tradicional y se van a dar cuenta de cuán acertada es la Escala Phillipe. Yo recién tengo 100 años y espero que me queden varios siglos de vida por delante.

 [singlepic id=6180 w=625 h= float=center] Familia: ¡gracias por todo! ¡Sigan viajando!

BIS: Chiste CheTobiano

¿Cuál es el colmo de un blogger de viajes?

Que tenga el blog cerrado por vacaciones.

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Pueden hacerse amigos y seguir las andanzas de esta familia viajera en: chetoba.com.ar