“Espero que hayas podido llenar un poco la incógnita que era este país para tí”, me dice Vitek mientras conduce el coche por una ruta campestre, y agrega: “Eso es lo bonito de viajar”. Me lo dice así, en castellano, y se ríe. Si bien es checo, Vitek vivió dos años en Argentina (aunque era muy pequeño y casi no tiene recuerdos) y siete años en México. Él es mi guía durante mis dos últimos días en su país, y no sólo habla perfecto español, sino que parece saber absolutamente todo acerca de República Checa.

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[singlepic id=5921 w=800 float=center] El recuerdo de México que Vitek lleva en su auto a todos lados

Apenas salimos de Praga la ruta queda rodeada de verde. Tenemos unas tres horas de viaje por delante: Český Krumlov, el pueblo que vamos a visitar, está a unos 180 km de la capital. Vamos charlando sin parar: después de una semana hablando y pensando en inglés, un respiro de castellano no viene nada mal. Soy una catarata de preguntas. ¿Quién construyó ese edificio loco?, le pregunto todavía en Praga, cuando pasamos frente a la “Casa Danzante”. Vlado Milunić, un arquitecto croata-checo, junto con Frank Gehry, un arquitecto canadiense-estadounidense. Ah, ¿y todos esos lagos que se ven en la ruta son de verdad? No, la mayoría son lagos artificiales, creados por el hombre desde el siglo 16 para poder criar carpas; como el país no tiene salida al mar y se necesitaba tener peces para comer durante la Cuaresma y la Nochebuena, se crearon miles de lagos… ¿Cuál es el destino típico de los checos para irse de vacaciones? Supongo que a un lugar con mar, ¿no? Lo más común es viajar a Croacia, a Italia, a la Costa Brava de España, a las Islas Canarias… ¿Y acá en invierno hace mucho frío? Debe ser mágico ver todo nevado… En invierno la temperatura puede bajar hasta 20 grados bajo cero, aunque generalmente se mantiene entre los −5 y los 5ºC, cuando llega a −20ºC decimos que son “las heladas del Kremlin”.

[singlepic id=5953 w=800 float=center]  Manzanas en un camión

[singlepic id=5922 w=800 float=center] El pueblito al que nos dirigimos

Voy saltando de pregunta en pregunta, cambiando de tema constantemente, dejando que una historia me lleve a la otra. Pero no puedo parar de preguntar. Por mi manera de viajar, es muy raro que visite lugares con un guía, así que aprovecho sus conocimientos a más no poder. Mientras él me cuenta cosas, yo tomo nota en mi cuaderno. Vitek me habla de Kafka y de Kundera, del Socialismo con rostro humano y la Primavera de Praga, de la separación de “Chekia” y Slovakia. Él también me hace preguntas a mí: ¿Sabes de dónde surgió el término “bohemio”? Mmmm no, ¿de dónde? Y me cuenta. En resumen: el pueblo romani (o gitano) se trasladó a Europa desde el subcontinente indio a partir del siglo 11; sus habitantes se instalaron en distintos países del continente, entre ellos el antiguo Reino de Bohemia (región histórica que hoy forma parte de la República Checa), y llegaron a Francia alrededor del siglo 15. Como se creía que habían llegado desde Bohemia, se los llamó “bohemios”, y luego el término comenzó a utilizarse en la literatura francesa del siglo 20 para referirse a aquellos artistas que tenían un modo de vida no ortodoxo, más abierto y más libre. Interesante. ¿Tu nombre es húngaro, no?, me pregunta Vitek, y yo le respondo con muchísima alegría que sí (¡por fin alguien que no me pregunta si mi nombre es japonés!). Tengo una amiga que se llama Aniko, me dice. Yo pienso, feliz: ¡cuando viaje a Hungría seré una Aniko más del montón!

[singlepic id=5940 w=800 float=center]  Cosas bizarras encontradas por ahí…

Le pido a Vitek que me recomiende escritores, pintores, músicos y directores de cine checos. Él me va dictando nombres (nombres que todavía son una incógnita para mí, hasta que poco a poco, con el tiempo, los vaya llenando de contenido): Toyen, Emil Filla, Antonin Dvorak, Bedrich Smetana, Gustav Malev, David Černý (¡a ese sí lo conozco! vi varias de sus obras en las calles de Praga), Radůza, Neočekávaný dýchánek… Me recomienda que mire películas como Babileto, Zelary, Jizda y Nuda v Bnre (si alguien las vio, escucho comentarios).

 [singlepic id=5911 h=800 float=center] Visitamos también la casa-museo-taller de Josef Seidel, un fotógrafo checo  

Durante el primero de nuestros dos días de road trip visitamos Český Krumlov, un pueblito medieval ubicado sobre el río Vltava, en el sur de Bohemia (Bohemia y Moravia son las dos regiones históricas de República Checa, y en este viaje me tocó conocer Bohemia). Como vine al país con pase de prensa tengo acceso libre a todo (¡qué lindo! ¿cuándo saldrá un Pase Oficial de Blogger que valga tanto como el de prensa tradicional?). Mientras caminamos por las calles empedradas del centro histórico (que es bastante turístico, por cierto), Vitek me sigue contando historias acerca de su país. Así me entero que el hockey sobre hielo y el canotaje son dos de los deportes más practicados, que este pueblito formó parte de la ruta de la sal y hoy es Patrimonio de la Humanidad, que las marionetas son un arte y forma de entretenimiento muy antiguo del país y que el Hombre de agua es uno de los personajes clásicos de los cuentos y leyendas checas.

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[singlepic id=5918 h=800 float=center]  Subí a esa torre…

[singlepic id=5919 w=800 float=center]  … y vi algo así

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[singlepic id=5924 w=800 float=center]   Y más tarde vimos el pueblo desde otro ángulo (y otro y otro y otro más…)

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[singlepic id=5928 w=800 float=center]  Me fui a pasear por los jardines del castillo

[singlepic id=5929 w=800 float=center]  (me recibí de paparazzi)

[singlepic id=5930 w=800 float=center]  y sentí mucha paz…

Al día siguiente nos toca ir a Kutná Hora, una ciudad de Bohemia Central fundada en el siglo 12. Allí visitamos un lugar que recordaré como uno de los más extraños y peculiares de mi viaje: el Osario de Sedlec, una capilla católica decorada con entre 40.000 y 70.000 esqueletos humanos. Tras la Peste Negra y las Guerras Husitas del siglo 14 y 15, miles de personas fueron enterradas ahí, en el cementerio de la capilla de Sedlec. A principios del siglo 15 se construyó una iglesia gótica con una capilla que funcionaría de osario (un “osario” es un lugar destinado para reunir los huesos que se sacan de las sepulturas para volver a ser enterrados más adelante) y se le encargó la exhumación de los esqueletos a un monje semi-ciego. En 1870, la familia Schwarzenberg contrató a un tallador de madera para poner los huesos desenterrados en orden, y este fue el resultado.

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[singlepic id=5964 h=800 float=center]  El escudo de los Schwarzenberg…

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El road trip con Vitek (y mi viaje por República Checa) está llegando a su fin. Mientras volvemos hacia Praga nos ponemos a hablar de viajes: él me cuenta que viajó bastante por Europa y que hace poco fue a Chile para acompañar a un grupo de turistas checos. Conoce varios países, pero el que más le impactó fue Islandia por sus paisajes. Y ahí mismo me agarra otro síndrome viajero terrible: ese en el que ya estás de viaje pero te hablan de un lugar nuevo y enseguida te ponés a soñar con viajar a ese lugar. Será que los viajeros siempre estamos pensando en el próximo viaje… En algún momento del trayecto Vitek me dice lo de “llenar la incógnita” y me parece una manera muy certera de definir eso que nos pasa al viajar. Cada país nuevo y desconocido es, para mí, una incógnita que se llena solamente al viajar: puedo leer todo al respecto antes de irme, pero solamente en la ruta soy capaz de llenar un nombre de paisajes, de caras, de momentos, de comidas. Y ahí me pongo a pensar en cómo le fui dando contenido, durante poco más de una semana, a esa imagen mental (bastante vacía) que tenía de República Checa.

 [singlepic id=5944 w=800 float=center]  Durante este viaje caminé por pueblitos checos,

[singlepic id=5915 w=800 float=center]  Probé comida típica checa…

[singlepic id=5946 w=800 float=center]  … y húngara,

[singlepic id=5947 h=800 float=center]  Encontré mercados callejeros,

[singlepic id=5949 w=800 float=center]  Entré a iglesias de todos los estilos

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[singlepic id=5912 w=800 float=center]  Vi flores como estas…

[singlepic id=5983 w=800 float=center] y hasta encontré mi Lego-sueño! :)

Y algo que aprendí es que si bien hay varias figuritas repetidas a la hora de llenar incógnitas, lo cierto es que cada cual le da sentido a ese misterio que es un país nuevo a través de sus experiencias particulares (porque cada persona vive un viaje de manera distinta). Por eso creo que si viajás a República Checa te pueden pasar ciertas cosas “predecibles” o “esperables” (como cruzar el puente Carlos, ir a ver una obra de teatro negro, entrar a un castillo, comer pato al horno, cruzarte con algún lago artificial y tomar mucha cerveza), pero también pueden pasarte muchas otras cosas que probablemente no estaban en tus planes. Y eso es lo lindo de viajar.

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Este viaje fue posible gracias a la invitación y organización de Czech Tourism. ¡Muchas gracias!