Hace unos días decidí subirme al colectivo turístico que hace el recorrido por la ciudad de Buenos Aires para ver qué se muestra de la capital a los turistas extranjeros y a los mismos argentinos. Si bien ya conocía todos los puntos en los que paró, fue lindo ver la ciudad desde un poquito más arriba (el bus tiene dos pisos) y con una mentalidad de “me subí acá para disfrutar”. Hubo dos lugares, sin embargo, que me llamaron mucho la atención y que me quedé con ganas de conocer más en profundidad: La Boca y Barracas.

Si bien el bus solamente nos llevó a ver Caminito, la Cancha de Boca y Parque Lezama, en el medio pasó por zonas (para mí) totalmente desconocidas de La Boca Y Barracas, zonas no turísticas en las que vi “algo” que me atrajo. En esos escasos minutos en los que el colectivo atravesó las calles de ambos barrios vi mucha gente sentada en las veredas compartiendo mates con amigos, vi conventillos y casas antiguas sin reciclar, vi familias tomando aire en los balcones y hablando de una ventana a otra, vi mucha vida callejera y también muchas calles vacías, vi murales y arte en las paredes. Vi que ahí pasaba algo: sentí que había una movida o un “espíritu barrial” muy fuerte pero muy poco descubierto por los mismos porteños (y mucho menos por los extranjeros). Y me quedé con ganas de más.

[singlepic id=3013 w=625 float=center] Casa de La Boca

[singlepic id=2998 w=625 float=center] Arte callejero en Barracas

[singlepic id=2967 w=625 float=center] Casita en Barracas

[singlepic id=3009 w=625 float=center] Escenas urbanas de La Boca

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Hace unos días, como caído del cielo, los chicos de Identidades Digitales me invitaron a sumarme a un Social Day Trip (algo así como un blogtrip de un solo día) por La Boca y Barracas para recorrer los lugares menos conocidos de estos barrios de la mano de la Red de Turismo Sostenible de La Boca y Barracas (de ahora en más, redBB). Obviamente, me reservé el sábado y fui.

La redBB nació en el 2009 y es un colectivo integrado por 73 organizaciones sociales, comerciantes, artistas, museos, emprendimientos gastronómicos, micro emprendedores y promotores culturales de La Boca y Barracas. Teresa Stambazzi, la presidenta de la Red, fue quien nos recibió a Mario Alza, Santiago Cravero, Jorge Gobbi, Edgardo Regatky, Isa Garnica Leiva, Caro Reymúndez, Vale Golden y a mí y nos guió durante todo el día por su barrio (ella es nacida en La Boca) y por Barracas.

Antes de empezar, nos contó cuáles son los objetivos de esta red que se dedica a realizar circuitos turísticos alternativos por ambos barrios: “Queremos dar a conocer la verdadera historia del barrio al resto de los argentinos y al mundo, y a la vez buscamos conservar nuestra identidad, historia y memoria para transmitírsela a las futuras generaciones y poder preservar los barrios”. La redBB realiza turismo sostenible, es decir que además de dar a conocer la zona, busca generar conciencia de las necesidades sociales, económicas y urbanísticas de La Boca y Barracas con el fin de contribuir a la recuperación y el desarrollo socio-económico y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

El recorrido empezó a las 10 de la mañana en la Iglesia Santa Felicitas, frente al Parque Colombia, en Pinzón e Isabel la Católica, en el barrio de Barracas.

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Cada vez que voy a Barracas tengo la misma impresión: que es un lugar de espacios amplios, edificios muy antiguos y calles muy vacías. Durante su historia, sin embargo, el barrio pasó por varias etapas: en el siglo 18 se instalaron las primeras “barracas”, construcciones utilizadas para almacenar cueros y carnes saladas (y, también, esclavos); más adelante, hasta fines del siglo 19, fue una zona de quintas donde vivían las familias más adineradas de la ciudad; la epidemia de fiebre amarilla hizo que todas esas familias se mudaran a la zona norte de la ciudad y, a principios del siglo 20, el barrio quedó constituido por una clase trabajadora conformada en gran parte por inmigrantes españoles, italianos y judíos sefardíes.

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Caminando, llegamos a uno de los lugares que más me gustó: el pasaje Lanín. Pasé varias veces por la entrada del pasaje pero nunca se me había ocurrido entrar, así que por fin me di cuenta de lo que me estaba perdiendo.

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Las casas (y los canteros) del Lanín fueron intervenidos por el artista plástico Marino Santamarina durante los años 90. La paz que se siente en esa calle es incomparable: mientras estaba ahí me imaginaba el movimiento y los bocinazos que debía haber en la Avenida Santa Fe en ese mismo momento… y me sentí en un oasis en medio de la ciudad. A la vuelta, en la calle Icalma, conocimos el Espacio Icalma, un multiespacio que se utiliza para eventos, fiestas, cafés, muestras de arte, alojamiento… Como nos contaron sus dueños, Sergio y Gustavo, “el funcionamiento se va acomodando a lo que aparece”. Un muy lindo lugar para hacer una muestra de fotos o alguna fiesta retro.

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Casi llegando al mediodía, le tocó el turno a La Flor de Barracas (Av. Suarez y Vieytes), un bar notable que, según nos contó Teresa, fue un reducto político y un centro de estudiantes en el pasado. Hoy su dueña, Victoria, lo transformó en un lugar donde pasan cine y música brasilera y donde se pueden disfrutar las pastas caseras (recomiendan los ñoquis rellenos), el agua en sifón y el vino en damajuana.

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El almuerzo (¡chori!) (y una larga e interesante sobremesa) fue en el Centro Cultural el Conventillo, ubicado en Quinquela Martín 2252. Como su nombre lo indica, el centro cultural está ubicado dentro de un conventillo original típico de Barracas (distinto a los de La Boca, por ejemplo, por sus baldosones negros) donde en algún momento vivieron más de 10 familias (ahora viven tres). En el centro se dan actividades de plástica, apoyo escolar y talleres de murales y stencils. Participaron en el Festival de Tango de La Boca, en la organización de los Barracas Rock y, según nos contaron, buscan generar espacios abiertos de cultura al aire libre.

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Una vez que logramos levantarnos de la mesa y vencer la modorra del calor, seguimos camino y nos fuimos a La Boca, el barrio donde se realizó la primera fundación de Buenos Aires en 1536 y donde, a fines del siglo 19, se asentaron los primeros inmigrantes italianos y españoles. Para empezar el recorrido, entramos a una de las casas más copadas que vi en mi vida: la Casa/Taller de Daniel Slafer, ubicada en Irala 325, en un antiguo galpón remodelado. Daniel hace esculturas desde los 12 años y, para él, su casa (que arregló durante un año junto a su mujer) es “una escultura viva”. Vean las fotos y sorpréndanse.

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Después pasamos por el Museo Casa Taller Celia Chevalier, ubicado en un antiguo conventillo reciclado del 1800. Celia nos mostró sus cuadros naif de La Boca, el Parque Lezama y el Riachuelo, entre otros, y nos invitó a pasar a su taller y a conocer el conventillo por dentro. Nos contó que la madera utilizada para construir las paredes provenía de los barcos que llegaban al puerto de Buenos Aires y que el piso era de pinotea. Teresa, mientras tanto, recordó su infancia en el conventillo, cuando enceraba los pisos de su casa y jugaba en el jardín de Celia.

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A eso de las 7 de la tarde llegamos Al Escenario, un arte bar ubicado dentro de un antiguo almacén recuperado, donde nos dieron dos sorpresas: una, conocimos al nieto de Juan de Dios Filiberto (célebre músico de La Boca, autor del tango Caminito y Quejas de Bandoneón, entre otros) y dos, nos hicieron un mini show de tango en vivo de lujo.

httpv://www.youtube.com/watch?v=qjnlBjidSuY

Y el día terminó en el Comedor Comunitario Esperanza de La Boca, donde charlamos con Lidia, la dueña, acerca de las problemáticas y necesidades más urgentes del barrio.

***

Como dijimos antes de despedirnos, un día no es suficiente para conocer todo lo que La Boca y Barracas tienen para ofrecer y contar. Y es cierto, también, que La Boca y Barracas no son lugares de paso, nadie cruza estos barrios para llegar a otra zona de la ciudad, por eso es aún más difícil descubrirlos en el día a día. Si no me hubiese tomado el colectivo turístico tal vez no me hubiese sentido tan intrigada por estos dos lugares, y si Teresa y la gente de redBB no nos hubiesen invitado a conocer, probablemente seguiría sabiendo muy poco acerca de ambos barrios.

Hace unas semanas, cuando fui a La Boca y escribí el post Memorias de La Boca, dije:

Vi, en la gente que trabajaba en las veredas, en las personas que tomaban mate con los vecinos, en las mujeres que caminaban con sus hijos por el medio de la calle, la cultura callejera asiática y el ambiente de los pueblos del Caribe o Centroamérica. Vi algo muy latino, un estar afuera, ocupar el espacio público, que me llamó la atención y me gustó mucho. No es algo que se vea en todos los barrios de la ciudad. O tal vez no es algo que yo hubiese podido ver antes…”.

Y ahora lo comprobé. En estos barrios hay mucha relación entre vecinos, mucho de usar la vereda como un espacio de encuentro, mucho sentimiento de comunidad. Hay un detalle que me gusta mucho de La Boca, y es que la gente camina por el medio de la calle. ¿Por qué? Porque las veredas son muy altas e irregulares.

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Y Barracas fue una gran sorpresa, una zona que dejé de ver como “vacía” y comencé a llenar de personajes, rincones y significados. Una de las frases que más me quedó de nuestra caminata por Barracas fue lo que nos dijo Teresa: “En Barracas, los hijos y los nietos se siguen quedando acá”. Por algo será.

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[box border=”full”]Este Social Day Trip fue organizado por la Red de Turismo Sostenible de La Boca y Barracas. Para saber más de la redBB pueden ingresar a su sitio web: www.redbocabarracas.org.ar. Para realizar un itinerario acompañado por algunos de los integrantes de la Red, comunicarse al (54 11) 4302-1472 o mandar un mail a info@redbocabarracas.org.ar.[/box]