Como no es fácil complacer a todo el mundo, el staff de VPA (es decir quien escribe) les ha preparado una selección de historias para que cada cual lea la que más le interese y en el orden que le plazca. Las opciones son:

A. Sobre los distintos significados de la palabra semáforo: ver apartado I

B. Un día en Kuala Lumpur con Stanley, el beisbolista que vive dentro de un sobre: ver apartado II

C. Crónica de un corte de pelo: ver apartado III

D. Amores orientales: ver apartado IV

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I. EL SEMÁFORO Y SUS SIGNIFICADOS

i) semáforo: objeto de señalización vial que se utiliza en las esquinas para organizar el tráfico e indicar a los peatones cuándo pueden cruzar y cuándo no

ii) semáforo kuala-lumpurense: objeto decorativo que no cumple ningún fin más que confundir a los extranjeros que quieren cruzar la calle sin ser atropellados. Acá los semáforos no sirven, avivensé, no importa si está en verde o en rojo (creo que no existe el amarillo), nadie les hará caso. Son los tips que se aprenden al caminar por la ciudad con amigos locales. “El semáforo está en verde, ¿por qué nadie cruza?”, “Ah, eso, acá nadie respeta los semáforos”, de repente se pone en rojo, “Dale, ahora, ¡corré!”, “Pero, pero, no quiero morir!!!”

iii) semáforo, fiesta del. Reunión en la que cada asistente debe vestirse con un color determinado según su estado civil o disponibilidad: rojo para los comprometidos, verde para los solteros, amarillo para los indecisos

Sí señores, me invitaron a la famosa fiesta del semáforo en Kuala Lumpur, un evento organizado por couchsurfers para couchsurfers (muy exclusiva la cosa).

Ahora, quienes hayan ido a alguna de estas celebraciones en Argentina saben más o menos de qué se trata y cómo termina, así que no entraré en detalles, pero voy a contarles cómo es la fiesta del semáforo en Kuala Lumpur.

Según la invitación que recibí vía Couchsurfing, la fiesta comenzaría a las 16 hs (sic) y se llevaría a cabo en un centro cultural. Invitados confirmados: 20. Una reunión chiquita. Yo llegué a eso de las 21.30, después de cenar con Mooi (mi anfitriona de Couchsurfing), Journey (mi amiga china) y Shirley (su amiga china).

Se preguntarán de qué color fui: fui vestida de mochilera que no tiene más que ropa blanca y sucia, así que mantuve el misterio.

Llegué al lugar, ubicado a unos 40 minutos de la ciudad, en un tercer piso, y había algo así como cinco personas: tres de ellos vestidos de un verde furioso. Nos sentamos en la cocina (¿por qué será que las charlas interesantes siempre son en la cocina?), nos presentamos, y a hablar nomás.

¿Bebidas? Nada de barra, cada cual se compró lo suyo: cerveza “Tiger” por 12 RM (4 dólares) el litro, algunos licores, un vino blanco argentino. Nada de excesos, todos bebieron con moderación (será porque el alcohol es muy caro, tal vez, será porque es otra cultura, quizá).

A lo largo de la noche fueron cayendo más viajeros que jamás recordaré por su nombre pero sí por su nacionalidad: polaca, polaca, inglesa, finlandés, malayo, malaya, hindú-malayo, chino-malayo, malayo musulmán x 3, china-malaya, australiano, alemán, hindú-malayo again. ¿Colores? Algunos verdes, algunos rojos, uno rojo-amarillo-verde (gorro-camisa-pantalón), muchos de negro, otros de blanco. ¿Parejas formadas? Me atrevo a decir cero, aunque me fui un rato antes de que terminara así que no sé con certeza.

Conclusión: reunión muy divertida en la que se usó el semáforo de excusa para juntarse, conocerse, charlar y pasar un buen sábado en Kuala Lumpur. Ah, y el post-fiesta fue en un Mamak Stall, un puesto de comida india-malaya: mis amigos locales comieron arrozconalgo y yo me pedí un panqueque dulce.

Semáforo en KL

Semáforo, fiesta del

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II. UN DÍA CON STANLEY

Stanley es muy blanco y flaquito, tanto que es capaz de vivir dentro un sobre. Además, no tiene nariz ni ombligo y juega al béisbol. Stanley nació en Estados Unidos y regresará a su ciudad de origen en menos de dos semanas. Llegó a Kuala Lumpur en su sobre papel madera y volverá dentro de la valija de Isaac, su dueño temporario. Pero antes de abandonar Malasia, Stanley debe visitar los principales puntos turísticos de KL y sacarse fotos para subir a su blog. Todos en Estados Unidos quieren saber en qué anda.

Este es Stanley bajo las Torres Petronas

Stanley, Isaac y yo comenzamos nuestro “walking-day-tour” por Kuala Lumpur en Lake Gardens, un gran espacio verde en medio de la ciudad. Caminamos, visitamos el Planetario, pasamos delante del Butterfly Garden, del Bird Garden, del Deer Garden, pero no entramos a ninguno de esos (Stanley no era lo suficientemente alto para entrar).

Desde ahí, nos dirigimos a almorzar a Little India, pequeño distrito a “15 minutos” de donde estábamos.

Nota importante: acá, cuando uno pregunta distancias, jamás le dirán que tal o cual lugar queda a equis cantidad de cuadras, acá no existen las cuadras, sino que la cercanía o lejanía de un punto se mide en cantidad de minutos de caminata. Por suerte, Isaac es local y conoce las rutas más cortas para ir de un lugar a otro, porque si fuera por mí y mi mapa, todo quedaría a dos horas de distancia.

Después de caminar por el mercado de Little India fuimos a hacia KLCC, el parque ubicado en la base de las Torres Petronas.

Stanley posó para la foto y nos fuimos a Bukit Bintang, el distrito top de shoppings y mercados locales de Kuala Lumpur.

Ahí se nos unió Belinda, otra amiga local, couchsurfer también.

Empezó a llover, como todas las tardes que llevo en Kuala Lumpur, así que nos refugiamos en el monorriel (como el de Los Simpsons) y seguimos camino hacia la reunión de couchsurfing de todos los miércoles. Generalmente, todas las ciudades del mundo tienen un grupo estable de couchsurfers locales que se reúnen cada semana para cenar e invitan a todos los viajeros a unirse.

El miércoles pasado fuimos como 30, esta vez, alrededor de 12 personas: un irlandés, un estadounidense, un alemán, una estadounidense, un inglés y el resto locales. Imagínense la cara de sopresa de la gente cuando Stanley hizo su aparición y salió del sobre para sacarse una foto con la comida. Nadie entendía nada.

El irlandés miraba a Stanley y miraba a Isaac, volvía a mirar a Stanley, me miraba a mí y lo miraba a Isaac otra vez. “I have childhood issues (tengo temas de la infancia no resueltos)”, fue la explicación de su dueño. Aunque después el misterio se develó: “Mi primo de ocho años lo hizo y me lo mandó desde EEUU, tengo que sacarle fotos en todos lados y escribir sobre su día como parte de una tarea del colegio de mi primo“. Ahh… ahora entendemos todo. Yo prometí dibujarle una novia antes de irme.

Para terminar el día, Isaac, Belinda, Stanley y yo nos fuimos a comer un postre bien malayo: Mango-loh, me atrevo a decir que fue el mejor postre que comí en mi viaje. Fue un día productivo. Stanley es lo más.

Este es Stanley comiendo Mango-loh

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III. CRÓNICA DE UN CORTE DE PELO

Hay una escena en The Truman Show en la que Truman entra a la fuerza a la sala de operaciones del hospital donde “trabaja” su mujer, y los “médicos” deben hacer de cuenta que están llevando a cabo una cirugía para que Truman no sospeche que en realidad son actores que no tienen idea de lo que están haciendo. ¿Se acuerdan?

Algo así sentí cuando me senté en la peluquería dispuesta a someterme a la tijera asiática.

El lugar quedaba en un shopping/galería al estilo Bond Street, y me lo recomendó una amiga local (con un corte de pelo decente, así que confié en ella). Me dieron la opción de que me cortara un peluquero “senior” o un peluquero “pro”: 25 pe contra 50 pe. Senior de una, no pienso pagar 50 pesos para que mi cabeza quede, tal vez, desastrosa. Así que me senté sabiendo que, a partir de ese momento, existía la posibilidad de no poder subir fotos mías a internet durante por lo menos dos meses.

Mi peluquero, jovencito, con un corte “canchero”, me preguntó qué quería hacerme. Le expliqué en inglés, claramente: THE SAME STYLE, ONLY SHORTER, JUST A TRIM, PLEASE, NOTHING DIFFERENT.

Así que agarró el peine y estuvo como cinco minutos peinándome los pelos de la nuca (¿con qué fin, por dios?), cuando terminó, agarró la tijera y muy tímidamente me cortó un poquito de pelo de atrás (poquito poquito) y me mostró con el espejo: “Is ok?”.

-Sí…

En ese momento los único que pensé fue: odio a todos mis amigos de Facebook que votaron para que me sometiera a esto, LOS ODIO. Cada vez que el pobre pibe levantaba la tijera, yo le daba una nueva orden: NOT STRAIGHT EH, I WANT IT LIKE THIS y le hacía señas con la mano para que no me lo cortara recto sino más desmechado (que alguien me diga cómo se dice desmechado en inglés porque no tengo idea).

Él asentía como diciendo “no soy estúpido”, pero creo que le di un poco de miedo, porque cada vez que me hacía algo, me mostraba con el espejo cómo iba quedando. Casi le digo que prefería no ver. Le pedí que me sacara unas ondulaciones que se me hacen en las puntas y que no me gustan, pero el atrevido me dijo: NO NO, IF I CUT NOT NICE, YOUR HAIR IS LIKE THAT, I LEAVE IT LIKE THAT.

-Ok…

También me dijo que mi hair estaba very dry, y que si no quería ponerme cera en las puntas.

Después de veinte minutos de cortarme cual nena que le corta el pelo a su Barbi, me mostró el espejo otra vez, y finalmente me explicó: OK, THIS LONG, NOW I STYLE.

Y ahí le dio un poco más de onda al corte y me dejó el pelo bastante mejor de lo que pensé que me iba a quedar.

Así que para ustedes, las fotos.

Antes

Después

Dentro de todo, bien

Después después

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IV. AMORES ORIENTALES

Error: este apartado es FALSO.

Yo sabía, SABÍA, que se iban a saltear todas las historias e iban a empezar por ésta.

Esto confirma mi teoría de que tengo amigas muy chusmas. Procedo a dar nombres y que cada cual se haga cargo, corríjanme si me equivoco (o procedan a agregarse a la lista si empezaron por acá): María P, María G, Dafne B, Belén M, Sofi F…

¿Por qué no me sorprende encontrarlas por acá en busca de historias de amor? JAJAJA lo lamento mucho, tendrán que leer el resto de los apartados y prender la tele si quieren culebrones.

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