Los descubrí (o, tal vez, ellos me descubrieron a mí) en Banaue, un pueblito en las montañas en el norte de las Filipinas.

Fui ahí gracias a Judy, mi amigo cura filipino, que me puso en contacto con una familia amiga suya de Banaue para que me hospedara y me llevara a recorrer las famosas terrazas de arroz.… Seguir leyendo...