Todo lo que me llevo a Japón
Lo primero que sentí fue angustia. Cómo que ya nos vamos de Buenos Aires, no me puedo ir ahora, no me quiero ir ahora, qué voy a hacer con todo […]
Lo primero que sentí fue angustia. Cómo que ya nos vamos de Buenos Aires, no me puedo ir ahora, no me quiero ir ahora, qué voy a hacer con todo […]
Belu y yo quedamos en Mafalda a las dos y cuarto. Son las dos y salgo al balcón de casa, en el que apenas puedo pararme de frente porque es […]
Hace casi dos años, cuando nos conocimos en Madrid, K. me preguntó qué le recomendaba ver en Buenos Aires. Ella estaba por mudarse de manera definitiva a mi ciudad y […]
(Este no es un texto para leer en diagonal.) No es fácil describir una telaraña, sobre todo cuando tiene tantas uniones, así que voy a ponerme en el centro solo […]
En el colegio odiaba geografía. Me parecía la materia más aburrida de la historia, no lograba retener las diferencias entre un fiordo, una península, una bahía o un archipiélago. Cuando […]
Fue en alguna esquina de Belgrado. Era de noche, pasamos caminando frente a un barcito que daba a una calle empedrada y por unos segundos sentí que estaba en Buenos Aires. O quizá por un momento fui una serbia que caminaba por la capital argentina en una dimensión paralela. Hay ciudades que no se parecen físicamente pero comparten una esencia, tienen algo que no se puede reducir a un edificio del mismo estilo o a platos de comida más o menos similares, es otra cosa, una atmósfera, algo intangible lo que las hermana. Yo a Belgrado la sentí muy Buenos Aires.
Querida Lau,
Hace unos días se me dio por revisar unas cajas que tenía en el placard —viste que cada vez que vuelvo de un viaje me agarra el ataque de limpieza— y encontré las fotos de cuando fuimos a festejar tus treinta a Mocronte. ¿Te acordás? Ninguna de las dos conocía y era un lugar al que queríamos ir juntas hacía tiempo, sobre todo después de que tantos viajeros nos contaran historias de ahí. Creo que los primeros en mencionarlo fueron Pablo e Itziar, ¿no? “¿Sois argentinas y no habéis ido a Mocronte? Alucino” […]
Ayer fui al cine a ver Relatos salvajes, la película argentina de Damián Szifrón que quedó candidata al Óscar. No estaba en mis planes: pensé que ya no la daban acá en Francia. Cuando me enteré de la nominación la busqué en internet y cuando Google me dijo que la estaban pasando en un cineclub de Bayonne, la ciudad que está al lado de Biarritz, dije tengo que ir a verla. Me encanta el cine argentino y me había quedado con muchas ganas de ver esa peli: la habían pasado en el Festival de cine de Biarritz, a pocas cuadras de mi casa y con Damián Szifrón presente, y yo me había enterado tarde.
Hacer dedo es como tirar los dados. (Juan Villarino, santo patrono de los autoestopistas. Adaptación de un comentario dicho por él en alguna charla) —¿Y qué plan de viaje […]
A veces cuesta arrancar. Esta vez me está costando bastante. Hace dos semanas que “estoy de viaje” y todavía no me siento de viaje. Estuve demasiado tiempo en Buenos Aires y me acostumbré a mi pequeña rutina porteña: escribir y editar el libro, mirar por la misma ventana hacia los mismos edificios…
Mirá cuando digamos, ¿te acordás de aquella vez que agarramos la camioneta y nos fuimos a pasar la tarde a Ranchos? Fue el primer viaje que hicimos con Rami, él […]
Simplemente este pequeñísimo post para contarles que este viernes 30 presento mi libro en el Mu (Hipólito Yrigoyen 1440, Ciudad de Buenos Aires) y que están invitados. Empieza a las 8 de […]
Creo que estos últimos cuatro días viajé más en ascensor que durante mis 28 años de vida de edificio. Siempre viví en un piso 18, así que los ascensores forman […]
Pensé que este día no iba a llegar nunca, pero llegó: terminé el libro. Lo dejé ir. Si cuento desde el día que lo empecé a escribir (en Brasil), pasaron […]
Volví. Bah, en realidad nunca me fui de la computadora (qué triste), pero hace 24 días que no escribo acá. Creo que en estos tres años nunca dejé pasar tanto […]
Es sabido que todos los viajes tienen dos caras: una, la que se muestra y se cuenta con orgullo, y otra, la que queda oculta ya sea por ridícula, vergonzosa, […]
Muchos años antes de imaginarme que podía dedicarme a viajar, decidí que de grande quería ser filósofa. La culpa la tuvo un libro que leí a los once o doce […]
Sé que estoy silenciosa. Es que estoy leyendo mucho. No puedo pasar un segundo sin tener una página —o una pantalla— escrita frente a los ojos. Viajar en colectivo me […]
Debo ser una de las personas más miedosas que conozco, aunque no lo crean. Unos días antes de salir de viaje por primera vez (allá por enero de 2008) me […]
1. Está bueno saber la duración de un viaje de antemano porque podés visualizarlo. El conductor nos acaba de decir que a Constitución tarda dos horas treinta y cinco minutos […]