¿Así que te vas de viaje y estás pensando en abrir un blog? ¿Y te gustaría que sea tu trabajo? Buenas noticias: se puede. Pero hay algunas cosas que, en mi opinión, tendrías que saber antes de empezar.

Hace un tiempo estoy recibiendo muchos mails con la misma consulta: “Me voy de viaje y voy a escribir un blog, ¿me das consejos?” o “¿me darías algunos tips rápidos para empezar mi blog?”, o “¿qué plataforma de blogging me recomendás?”, o “¿cuánto cuesta mantener un blog?”. Como me parece que no es algo que se pueda contestar de manera breve en un mail, preferí hacer este post. Todos estos consejos están basados en mi experiencia y van orientados, ante todo, a aquellos que quieran empezar a armar un blog profesional. Espero que esto los ayude a empezar y les sirva para tener una visión realista y sincera del tiempo y trabajo que implica crear y mantener un blog. Cuanta más información tengan, mejores decisiones podrán tomar.

Empecemos.

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1. Lo primero que tenés que preguntarte es por qué querés un blog.

Algunos piensan que un blog de viajes les permitirá viajar gratis, otros quieren usarlo como vidriera para vender sus artículos o fotografías, otros como una plataforma para conseguir sponsors o trabajo, algunos quieren compartir sus experiencias con otros viajeros, otros lo hacen por diversión o amor al arte. Todos los objetivos son válidos, pero me parece bueno que sepan qué les espera antes de empezar. Así como viajar genera muchas idealizaciones, también puede pasar que quieran abrir un blog por ilusiones que quizá sean difíciles de cumplir a corto plazo o que lleven mucho más trabajo del que piensan.

Entonces, si estás pensando en empezar un blog, primero preguntate por qué. Si lo ves como una extensión lógica de irte de viaje —del estilo “vender todo, sacar el pasaporte, comprar el pasaje y abrirme un blog”—, pensalo bien. Es cierto que los blogs de viaje están en auge, pero como digo siempre, los que escribimos blogs somos la cara visible de una movida mucho más grande: si tu sueño es trabajar de manera independiente desde donde sea, eso no quiere decir que tu primer paso tenga que ser abrirte un blog. Hay un montón de gente que vive viajando como yo y no tiene blog porque se dedica a otra cosa. Ahora, si querés trabajar desde cualquier lugar y además compartir esa experiencia, entonces un blog es una muy buena opción.

[box type=”star”]Mi consejo es que pienses en el blog como una plataforma para volcar y mostrar tu trabajo y no como un fin en sí mismo, es decir: abrite un blog si te encanta escribir/ilustrar/filmar/sacar fotos y querés un espacio donde compartir todo eso, pero no te abras un blog solo porque muchos lo hacen y parece algo fácil. Abrilo si tenés un objetivo concreto y verdadera intención de dedicarle mucho tiempo, trabajo y amor (sí, el amor también es necesario).[/box]

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2. Ahora que sabés el por qué, preguntate para qué.

¿Cuáles son tus objetivos con el blog?

A grandes rasgos, creo que acá hay dos respuestas:

A) “Quiero hacerlo como hobby”: para compartir historias y fotos con familia y amigos, para tener un recuerdo de tus viajes, para darle información útil a otros viajeros o solo para escribir pero sin ningún fin profesional o comercial.

B) “Quiero tener un blog de viajes profesional”: para convertirlo en un trabajo, para llegar a la mayor cantidad de público posible, para vender artículos/fotografías/productos, para ser invitado a viajes de prensa, para ganar dinero y vivir de eso.

[box type=”star”]Como en todo, existen los grises: puede que quieras algo en el medio, un blog que no sea del todo hobby pero tampoco del todo profesional. En ese caso te recomiendo que pienses a largo plazo y lo encares como un blog profesional desde el principio, al menos en los aspectos técnicos, y que empieces con wordpress.org y no wordpress.com (abajo explico).[/box]

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3. Hay muchas plataformas para blogging, antes de elegir una pensá bien qué te conviene (te vas a evitar muchas complicaciones a futuro).

En mi caso, uso wordpress.org, la versión “self-hosted” de wordpress.com. Ambos son gratuitos, pero tienen algunas diferencias:

– WordPress.com te permite abrir un blog sin tener que pagar nada. Ellos te dan el dominio (ejemplo: www.tublog.wordpress.com) y el hosting (el espacio para que guardes ese blog en internet). Lo abrís en cinco minutos y no tenés que hacer nada más: tu blog está listo para empezar a publicar. Le recomiendo esta opción —o blogspot— a quien quiera tomárselo como un hobby. Es fácil, rápida y gratuita.

– WordPress.org también es una plataforma gratuita, pero para usarla necesitás instalarla en tu propio dominio (ejemplo: www.tublog.com), y ese dominio debe estar alojado en un servidor pago (lo que se conoce como hosting). Si querés un blog profesional, aunque sea a largo plazo, te recomiendo que empieces directamente con wordpress.org para evitarte la migración de wordpress.com o de blogspot a wordpress.org más adelante. Puede ser un dolor de cabeza.

Dicho esto, las opciones no se terminan acá. Si investigás un poco vas a ver que existen otras plataformas muy buenas (Tumblr es una que me gusta mucho y a la cual estuve tentada de pasarme, pero desistí). Creo que wordpress.org es de las mejores.

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4. Tener un blog profesional cuesta plata.

Un blog armado en wordpress.org necesita lo siguiente:

a) un dominio propio (ejemplo: viajandoporahi.com). Lo comprás en godaddy.com (dominios .com, .info, .net, etc) o nic.ar (para dominios .ar) y cuesta entre 10 y 15 dólares al año. Pensá bien el nombre, porque hacer la mudanza de dominio también puede ser un dolor de cabeza si no tenés conocimientos de programación (tardé varios días en mudar el mío de anikovillalba.com/blog a viajandoporahi.com y juré nunca más volver a hacerlo sin ayuda)

b) un servicio de hosting (esta es la empresa que te proveerá los servidores o el espacio virtual para que subas tu contenido a internet). El costo es variable, podés empezar con un plan de 4-5 dólares mensuales e ir subiendo a medida que tu blog crezca (cuanto más tráfico tenga tu página, mejor tendrá que ser tu plan de hosting). No recomiendo los planes gratuitos ni muy baratos. Los hostings y yo “estamos en una relación complicada”. Esta es mi experiencia:

  • 2010: el primer hosting que usé fue Towebs, un servicio argentino que no recomiendo para nada (no sé si habrá cambiado, pero mi experiencia fue muy mala). La página se caía todo el tiempo, el servicio técnico era malo y una vez decidieron borrarme todo el blog sin avisarme. Por suerte pude recuperarlo y me fui inmediatamente de ahí.
  • Entre 2011 y 2012 usé Hostgator (donde pagaba unos 3 dólares al mes por un plan “ilimitado”) y decidí irme porque cada vez que tenía más visitas de las normales me desactivaban la página sin avisarme. Conclusión: los planes “ilimitados” no existen, al menos no por ese precio.
  • Entre el 2012 y el 2017 usé A Small Orange. Durante varios años estuve muy conforme: el servicio técnico era excelente y muy rápido, los planes de hosting eran más caros (pagaba unos 20 usd al mes) pero muy transparentes (nunca te vendían cosas “ilimitadas” que en realidad no lo eran), pero en el 2016 el servicio técnico empeoró y mis sitios empezaron a tener downtime (“a caerse”, digamos). Investigando descubrí que la empresa fue comprada por la misma empresa que maneja Hostgator y que eso hizo que bajara mucho la calidad del servicio. Así que finalmente decidí irme.
  • 2017: ahora uso dos hosting: Digital Ocean para este blog y SiteGround para el resto de mis webs. ¿Por qué tengo dos hostings? Cuando contraté SiteGround lo pagué por un año y al mes me di cuenta de que su servicio más alto de “Shared hosting” ya no me alcanzaba, y en vez de pasarme al servicio siguiente (Cloud hosting, por el que cobran unos 80 usd al mes), mi mari-programador me sugirió pasarme a Digital Ocean, que es un cloud hosting con planes desde 10 usd al mes (me encanta Digital Ocean, es súper estable y nunca se me volvió a caer la página, dicho esto, si no tuviese un programador no sabría usarlo ya que son servidores “pelados” que hay que configurar de cero y no hay atención al cliente. Para mí también es chino básico). Si recién empiezan con su blog y todavía no tienen mucho tráfico, les recomiendo SiteGround, ya que tiene un chat de atención las 24 hs y planes especializados en wordpress.

[box type=”info”]Una vez que tenés estas dos cosas resueltas, tenés que apuntar los DNS del dominio a tu servidor e instalar wordpress.org en tu página (no te preocupes si te suena a chino básico, en general los servicios de hosting te dan el paso a paso para hacer esto y no es difícil).[/box]

Una vez que tenés wordpress funcionando en tu sitio tenés que agregarle lo siguiente:

– Una plantilla de diseño. WordPress ofrece miles de plantillas gratuitas, pero en mi experiencia es mucho mejor tener una plantilla paga: tienen un diseño mucho más avanzado, son muy customizables, son responsivas (están preparadas para verse en cualquier dispositivo) y tienen un montón de funciones que las plantillas gratuitas no incluyen. Hay varias webs que las venden: en ThemeForest, Woothemes y Creativemarket vas a encontrar miles y muy buenas. Cuestan aprox. entre 30 y 79 dólares. Y lo valen.

Plugins. WordPress provee miles de plugins gratuitos para instalar en tu blog y agregarle más funciones: por ejemplo los botones de compartir, los sliders de fotos, los menues fijos, los pop-up, la optimización de SEO, el antispam, los backups, las tiendas virtuales y un larguísimo etcétera. En general hay plugins gratuitos para todo, pero hay algunos que, por tener mucho más trabajo de programación por detrás, se compran. Por un plugin podés pagar entre 5 y 30 dólares y los conseguís casi todos en CodeCanyon.

Opcional:

– Newsletters. Enviar newsletters es un servicio caro pero muy útil si querés tener un contacto más directo con tus lectores. Mailchimp.com te permite enviar newsletters gratuitas hasta 2000 suscriptores, luego cuesta de 40 dólares por mes para arriba (si tenés, por ejemplo, 10.000 suscriptores pagás 80 usd por mes por el servicio).

[box type=”tick”]Entonces, suponiendo que tenés un blog con dominio propio (10-15 usd por año) y un servicio de hosting de 5 dólares mensuales —para empezar, porque cuando te aumente el tráfico empezarás a pagar más: 10, 20, 30 usd por mes, o si tenés miles de miles de visitas, mucho más—, ya tenés un gasto anual de 75 dólares. A eso sumale la plantilla (digamos 45 usd) más uno o dos plugins pagos (por ejemplo 30 usd) y ya invertiste unos 150 usd. Si a eso le sumás el costo de enviar newsletters, de hacer cursos online para prepararte mejor y de contratar a un programador para los problemas técnicos, el monto sigue subiendo. Y en algún punto, cuanto más tráfico generes y cuanto más profesional sea tu blog, más costos de mantenimiento tendrás.[/box]

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5. La principal inversión que requiere un blog es tu tiempo.

No sé por qué los blogs tienen fama de fáciles. Yo sé que visto de afuera todo parece muy sencillo: te sentás en la compu, escribís un artículo, elegís las fotos y dos horas después ya tenés tu trabajo listo y a otra cosa. Por eso hay mucha gente que no entiende que un blog pueda ser un trabajo. Pero, perdón, ¿dije dos horas? Ojalá, si fuese así subiría mínimo dos posts al día. Hay artículos que me llevan ocho horas, otros me llevan días, otros me llevan semanas. Y al final esto se convierte en una paradoja: te abriste un blog para relatar tus viajes pero estás más tiempo frente a la pantalla que viajando. Esa es una de las razones por las que viajo tan lento: no podría hacer un viaje rápido y además escribir un blog, no me darían los tiempos y no disfrutaría del viaje. Entonces, si te vas de viaje y vas a estar publicando, sabé que tendrás que dedicarle varias horas por día a este trabajo.

Esto lo conté en Cómo empecé, cómo trabajo y cómo me financio, pero a grandes rasgos, un post como el que estás leyendo ahora lleva el siguiente trabajo invisible por detrás:

La parte offline: viajar, tener experiencias, recopilar historias, tomar apuntes, sacar fotos, filmar (en mi caso no filmo, pero hay muchos bloggers que sí), juntar información, pensar la idea del artículo, empezar a estructurarlo en tu cabeza o en papel.

La parte online: investigar más si es necesario, escribir el texto, editarlo y corregirlo, elegir las fotos, editarlas y optimizarlas para web, editar los videos, subir todo a wordpress, darle formato, insertar las fotos, colocar epígrafes/etiquetas/categorías/palabras clave, releer y volver a corregir, publicar y difundir en redes sociales.

Preguntate, entonces, si estás dispuesto a invertir gran parte de tu tiempo de viaje en todo esto.

A esta foto le pondría: "Anatomía de un blog por dentro"

A esta foto le pondría: “Anatomía de un blog por dentro”

6. Vas a tener que aprender de programación, community management, e-commerce, marketing, SEO y cosas que ni sabías que existían.

Tener un blog es como ser un hombre orquesta: vos tocás todos los instrumentos a la vez. Y suelen ser instrumentos que nunca habías visto ni escuchado en tu vida. No sé cuántas universidades incluyen la materia blogs entre sus asignaturas, pero no creo que sean muchas. Esta es una plataforma muy nueva y gran parte del aprendizaje se hace de manera autodidacta y a la fuerza. Tampoco sé si existen libros que valga la pena leer antes de empezar: creo que en los blogs uno va viendo sus necesidades y aprendiendo a medida que avanza.

Por ejemplo: me encanta la programación web pero sé poco y nada. Todo lo que aprendí fue por problemas puntuales de mi blog que tuve que resolver en el momento. Me volví lectora compulsiva de tutoriales y de foros de programación y pude solucionar casi todo lo que se me presentó, pero siempre me llevó diez veces más que a alguien capacitado en el tema.

Sabé que si tenés un blog vas a tener problemas técnicos, y casi siempre en los lugares con peor conexión a internet. Debe ser parte del humor negro de wordpress: “¿Llegaste a esa lugar paradisíaco donde tenías planeado desenchufarte de internet? Ja! Mirá cómo hago que te falle un plugin”. O de repente a un pibe en Rusia se le va a ocurrir pasar su fin de semana hackeando tu sitio (me pasó, no sé si era ruso o rusa) y vas a tener que resolverlo lo antes posible a menos que quieras que todo tu tráfico termine derivado a una web de casinos online. O vas a hacer una actualización de wordpress y la base de datos va a fallar y vas a tener que encontrar el error como sea.

[box type=”star”]Cuanto más crezca tu blog, más tendrás que aprender y capacitarte —esto, para mí, es algo positivo—. Armar la tienda virtual en anikovillalba.com me llevó días de tutoriales en video y prueba y error. Lo bueno es que siempre hay tutoriales y cursos en video en internet, así que todo se puede aprender online (ya les dije que les recomiendo mucho los cursos de Skillshare.com -> si se suscriben a través de este enlace, el primer mes es gratis). Si decidís tomarte el blog como un trabajo, sabé que también te vas a convertir en tu propia secretaria, representante y community manager, y gran parte del tiempo se te irá respondiendo mails, comentarios y posteando en redes sociales.[/box]

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7. Un blog puede tardar años en dar sus frutos.

Otra de las falsas nociones que generan los blogs es que son rápidos. Como abrir un blog es algo que se hace de manera casi inmediata (en menos de una hora podés tenerlo listo para empezar) eso da a pensar que una vez que publiques tu primer artículo toda internet estará entrando a verlo. Al principio entrará tu mamá, tus amigos, tus conocidos de Facebook, pero si tu objetivo es tener miles de visitas al día, empezá a practicar el arte de la paciencia y la constancia. Esto no lo digo yo, lo leí en uno de los libros de problogger.net (web que también les recomiendo mucho): posicionar un blog en internet lleva como mínimo un año y medio. Claro que existen casos distintos, pero ese es el promedio general. Entonces, varias cosas:

– Sé constante. Por más que sientas que nadie te está leyendo, tené confianza en tu trabajo. Si estás generando contenido de calidad e interesante para una audiencia determinada, tu público irá creciendo de a poco. Bajá la ansiedad y seguí posteando con un objetivo a mediano plazo en mente.

– No te obsesiones con los números desde el principio ni te compares con otros blogs. Es tentador ver que hay fanpages con cientos de miles de likes, pero lo más probable es que ese blog esté hace bastante tiempo online y también haya hecho su camino paso a paso. Todos empezamos de cero y es bueno recordar eso para entender que cualquier web tiene la posibilidad de crecer.

– No esperes ganar plata, viajes o sponsors desde el principio. Cada caso es distinto y puede pasar, pero en general eso lleva un tiempo. Lo importante es que demuestres que tenés constancia y que sos capaz de mantener un blog con contenido de calidad a lo largo del tiempo.

Por eso: paciencia. Y preguntate, con sinceridad, si te ves haciendo algo durante un año y medio o dos sin tener una rentabilidad inmediata.

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8. Si tu objetivo es monetizarlo, sabé que se puede y que existen muchas opciones además de la publicidad.

Me acuerdo que hace un tiempo, en Buenos Aires, alguien me preguntó a qué me dedicaba y yo dije que tenía un blog. “¿Y un blog te da de comer?”, fue su primera pregunta con cara de horror. En mi caso, no, mi blog casi no me genera ingresos directos pero me trae mucho trabajo: no vivo de él pero vivo gracias a él. Mucha gente me pregunta por qué no pongo Google ads o banners y yo les digo que esa no es la única opción para monetizar mi trabajo y que prefiero tomar otros caminos. Esto también lo leí en problogger.net cuando recién empezaba y me sirvió mucho: existen maneras online y offline de monetizar un blog.

– Las online son las directas y tradicionales: los banners de publicidad, los anuncios de google, los enlaces de afiliado, los posts patrocinados, los auspicios. Cualquier cosa que que dependa de los clicks, las páginas vistas, el tráfico y que genere una ganancia casi inmediata.

– Las offline (o indirectas) son productos o servicios que el autor ofrece por fuera del blog pero que da a conocer gracias al blog: cursos online o presenciales, ebooks, libros, seminarios, webinarios, comunidades cerradas con material exclusivo para sus miembros, productos tangibles, consultorías, talleres.

[box type=”star”]En mi caso, pienso al blog más como parte de una marca personal que como un espacio que se termina ahí, por eso decidí monetizarlo de manera offline. A quien le guste como escribo leerá mis libros o me contratará para trabajar en su revista o proyecto, si a alguien le gustan mis fotos puede comprarlas, en el pasado di cursos de WordPress para principiantes, suelo hacer trabajos de diseño web y comunicación, y también publiqué en medios gracias a que este blog me sirvió de vidriera para mostrar lo que hago. Por eso, mi objetivo es ganar mi plata de manera offline y después invertirla para viajar y seguir escribiendo este blog sin que nadie me pague por él. Pero creo que en esto no hay reglas: yo lo hago así porque es lo que me sale, pero cada cual puede hacer su camino. Mi consejo es que, hagan lo que hagan, piensen en monetizarlo ofreciendo algo que aporte valor agregado a sus lectores.[/box]

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9. Por tener un blog de viajes no vas a viajar gratis, al menos no enseguida.

Sé que uno de los grandes sueños es poder viajar gracias al blog o, por lo menos, conseguir cosas gratis. No es imposible y también hay varias maneras de hacerlo, pero no es algo que vayan a lograr desde el día cero. Y tampoco es la panacea.

Hace unos meses conocí a una blogger canadiense que vivía de blogtrip en blogtrip: todos sus viajes eran patrocinados. Ese era su objetivo y lo logró gracias a su blog y a su trabajo, lo que demuestra que es algo posible (al menos, por ahora, en el mercado de blogs en inglés). En mi caso, no es mi objetivo y tampoco es una opción con la que me sentiría cómoda. Gracias a este blog participé en algunos blogtrips y viajes de prensa: Laponia sueca, Sudáfrica, República Checa, Uruguay y San Juan. El primero fue en el 2012, dos años después de haber empezado este blog y cuatro años después de haber empezado a vivir viajando, o sea que no fue algo inmediato. Todos fueron experiencias muy positivas, pero me di cuenta de que prefiero que esos viajes sean la excepción más que la regla. Me gusta mucho viajar a mi ritmo —muuuuy lento—, tener mis tiempos —quedarme días o meses en un mismo lugar—, tomar mis decisiones y hacer lo que me da la gana: en un viaje de prensa casi nunca se puede hacer nada de esto. Es divertido que te inviten, te lleven a conocer y te cubran todos los gastos, pero al final no deja de ser un trabajo en el que tendrás que cumplir tu parte y producir un montón de contenido a cambio. Vistos de afuera: “viajes gratis”, vistos de cerca: “viajes de trabajo”. Hay una gran diferencia.

Una opción que me parece buena y que podés lograr si tenés un blog con visibilidad y tráfico es realizar canjes de publicidad por servicios o productos puntuales, por ejemplo con empresas de transporte, agencias de viajes, seguros médicos, tiendas de ropa o equipos, marcas de fotografía. En mi caso lo prefiero porque me permite abaratar costos y a la vez seguir siendo libre de elegir adónde ir, cuánto tiempo quedarme y qué hacer en cada lugar.

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10. Cada vez hay más blogs de viajes. Si abrís uno, sé original.

Si decidís que lo tuyo es escribir un blog de viajes, entonces hacé lo posible por diferenciarte. Buscá historias nuevas y enfoques distintos. Relatá de otras maneras. Escribí acerca de temas que te apasionen. Buscá un nicho inexplorado. Hablale a un público determinado (no “a todos los viajeros” sino a los viajeros de tal edad, o a los que viajan en familia, o a los que quieren viajar y no se animan, a los que van a equis destino). Aprovechá todas las herramientas pero enfocate en la que más te guste (fotografía, videos, escritura). No escribas solo para SEO (es decir, para aparecer primero en las búsquedas de Google): poné tu marca y tu personalidad en todo lo que hagas. No copies ni repitas algo solo porque a otro le funcionó: a la larga, eso afecta la seriedad de un blog y hace que todo el rubro se vuelva homogéneo. Pensá en qué podés aportar que no se haya dicho. Ofrecé valor agregado. Usá tu voz y hablá con sinceridad desde tu experiencia. Y, ante todo, trabajá mucho, sé constante y tené paciencia. Todo lo que se haga con dedicación rinde sus frutos.

Así que si querés viajar, viajá y si querés abrirte un blog, abrite un blog. ¡Buenos caminos!

Dejen sus consultas en los comentarios. Si veo que quedan muchas cosas por responder, haré una segunda parte de este post (algo así como: “Ya tengo mi blog de viajes, ¿y ahora?”) :)

ACTUALIZACIÓN 2016: todavía no hice la segunda parte de este post, pero sí el lado B. Lo pueden leer acá: “Los expedientes X de Viajando por ahí: el lado bizarro de tener un blog de viajes” (mails delirantes, comentarios haters, trolls y propuestas rarísimas que me llegaron desde que tengo este blog).

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