Nómada
(La vida en el desierto de Marruecos)
1. Que va de un lugar a otro sin establecer una residencia fija.
2. Propio de los nómadas. Cultura nómada.
3. Que está en constante viaje o desplazamiento. Familia nómada.
Mohamed tiene 22 años y vive en el pequeño pueblo de Merzouga, en una casa de adobe construida por su familia. Viste un djelaba azul que le hizo su abuela —y que antes perteneció a su papá—, usa un turbante —a veces negro, a veces azul, a veces blanco— de siete metros de largo y habla perfecto español. Tan perfecto, que si un día se le ocurriera decir que en realidad es un español vestido de marroquí, nadie se sorprendería. Pero no, Moha es bereber —una etnia autóctona del Magreb— y nació en Erg Chebbi, uno de los erg (región arenosa) del Sahara que tiene Marruecos, una zona de dunas que ocupa 22 kilómetros de norte a sur y 5 kilómetros de este a oeste. Moha nació en medio del desierto y vivió como nómada hasta los diez años, cuando su familia —en aquel entonces: madre, padre, abuela y dos hermanas— decidió vender sus cien dromedarios y establecerse en Merzouga, sobre la tierra marrón, a pocos metros de la entrada a las montañas de arena que oficiaron de hogar durante su infancia.
[singlepic id=4277 w=800 float=center] Las dunas de Erg Chebbi, donde nació
[singlepic id=4170 w=800 float=center] Merzouga, el pueblo donde vive hoy
[singlepic id=4223 w=800 float=center] La zona donde lo conocimos, en un alojamiento entremedio de Hassi Labiad y Merzouga
Moha trabaja con turistas desde los 14 años. Y es que Erg Chebbi es una de las regiones más visitadas del país, y en Merzouga y Hassi Labiad —los dos pueblitos más cercanos, donde están los lugares para alojarse— casi todos viven del turismo. Actualmente, Moha trabaja en un albergue y tiene a su cargo el cuidado de tres dromedarios. Además, cuando algún viajero quiere aventurarse a las dunas, él hace de guía: no hay sector del desierto que no conozca de memoria. Además de bereber, árabe y español, habla perfecto francés e inglés y algunas palabras de japonés, alemán e italiano. Mientras vivió en el desierto no fue a la escuela: todo lo que necesitaba saber para sobrevivir lo aprendió en su casa. De niño aprendió a cuidar a los dromedarios y a las cabras, aprendió dónde encontrar el agua que el desierto oculta, aprendió a orientarse mirando las formas de las dunas, aprendió todas las constelaciones que se ven en el cielo, aprendió a predecir una tormenta de arena y a sobrevivir a ellas, aprendió a tocar los tambores y a hacer música.
Luego, cuando su familia dejó de ser nómada y se estableció en un lugar definitivo, fue cuatro años al colegio, pero sintió que no aprendía nada y lo dejó. Todos los idiomas que habla los aprendió por el contacto con los turistas. No usó libros ni audioguías: el contacto humano fue su mejor escuela. “Tú no sabes las ganas que yo tenía de aprender español. Es un idioma que me gusta muchísimo. Cada vez que conocía a alguien que hablara español le pedía que me enseñara palabras y las recordaba”, me cuenta, y no puedo evitar sentir admiración hacia la facilidad que demuestra hacia el aprendizaje de distintas lenguas. Empezó a aprender español a los 14, y su memoria infalible lo ayudó mucho. Cada vez que él me enseña una palabra en bereber —como por ejemplo tafuid, que significa sol, o itran, que significa estrellas—, yo la apunto en mi cuaderno y me la olvido a los pocos minutos. Cada vez que yo le enseño una palabra en español, él la guarda en su cabeza y la utiliza pocos minutos después.
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[singlepic id=4241 w=800 float=center] Moha y sus dromedarios
[singlepic id=4233 w=800 float=center] Encuentro cercano
Andi y yo pasamos once noches en Merzouga y Hassi Labiad, dos de ellas en casa de Moha. Y por “casa” me refiero al desierto. Moha está feliz de ser nuestro guía: “Yo prefiero dormir en el desierto que quedarme en el pueblo”, me dice un domingo, mientras prepara los dromedarios para salir por la tarde. Partimos del pueblo a las tres y media, cuando el sol está alto y las dunas, a lo lejos, todavía se ven amarillas. Somos seis: dos viajeros eslovenos, Moha, otro Moha —el guía de los eslovenos, un bereber de 18 años—, Andi y yo. Nos subimos uno a cada dromedario —que, a diferencia del camello, solamente tiene una joroba y es oriundo del norte de África — y formamos dos pequeñas caravanas, con los dos Mohas como líderes. Durante dos horas, los dromedarios avanzan despacio —como es regla en el desierto— y mientras sus patas se hunden suavemente yo leo todo lo que está escrito en la arena. Con sólo observarla es posible saber quién pasó antes por allí: las huellas de zapatos con suelas enrevesadas indican que un grupo de turistas pasó caminando, las marcas de llantas gritan que una 4×4 hizo hecho su recorrido por esa zona, las patitas pequeñas son de los zorros del desierto y las rayitas las dejan los escarabajos. Nuestros guías siguen las huellas redondas, las marcas de otros dromedarios que ya abrieron el camino.
[singlepic id=4242 w=800 float=center] Moha guiando la caravana
[singlepic id=4240 w=800 float=center] El otro Moha con su dromedario
[singlepic id=4169 w=800 float=center] Así nos veríamos a lo lejos, aunque con un dromedario más…
[singlepic id=4208 w=800 float=center] Patitas de escarabajo marcadas en la arena
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Finalmente llegamos a un pequeño oasis —sin agua, pero con vegetación y refugiado entre las dunas—: ahí nos esperan las jaimas (carpas típicas de los nómadas) que serán nuestro hogar por las dos noches siguientes. Aprovechamos los últimos minutos de sol, esos en los que las dunas mutan de amarillo a naranja a rojo en pocos instantes, para sacar fotos y mirar el atardecer en la inmensidad del desierto. A esa hora, por la posición del sol, el desierto se convierte en una gran sábana arrugada, con pliegues y claroscuros, y uno se da cuenta de que está en medio de uno de los paisajes más irreales de este planeta. Una montaña de arena de 150 metros de altura no es algo que se vea todos los días… Cuando se hace de noche repetimos el ritual más extendido de Marruecos: tomamos el té (al que todos llaman con orgullo “whisky bereber”, aunque no contenga alcohol). Luego compartimos un tajine de pollo y verduras y nos acostamos boca arriba en colchones a la intemperie a mirar, durante horas, “la televisión bereber”: las estrellas.
[singlepic id=4276 w=800 float=center] Últimos minutos de sol.
[singlepic id=4249 w=800 float=center] Las jaimas (carpas bereberes) en las que dormimos ambas noches
[singlepic id=4250 w=800 float=center] Tomando el té en el desierto
[singlepic id=4251 h=800 float=center] Se viene la noche…
[singlepic id=4252 h=800 float=center] … y son necesarias las velas.
El cielo nocturno del desierto es envolvente. No es que nosotros estamos abajo y el cielo está arriba, no: el horizonte está repleto de estrellas, lo que indica que el cielo también está a nuestros costados, cual domo circular que cubre la tierra. Nunca me sentí tan ínfima como en este colchón en medio de la arena. Mientras observo las miles —porque en el desierto son miles— de estrellas sobre mi cabeza, siento por primera vez que estoy mirando a través de nuestro propio planeta: estoy mirando, cara a cara, al Universo. Esas estrellas —las fugaces, las rojas, las más brillantes, las más débiles, las que formaban cruces y carretas— me están diciendo: “Acá afuera hay mucho más, el mundo no termina en la Tierra”. En la Tierra, más que terminar, el Universo recién empieza. Nos quedamos ahí horas y horas. El silencio es tan espeso que llego a preguntarme si me quedé sorda. Finalmente el frío del desierto comienza a atravesarnos la ropa y tenemos que refugiarnos en las jaimas. No sé qué hora era. En el desierto los relojes y los calendarios no tienen demasiada utilidad.
[singlepic id=4261 w=800 float=center] El Desierto Negro, donde también habitan familias nómadas
[singlepic id=4263 w=800 float=center] Así son sus casas, construidas con todo lo que encuentran
[singlepic id=4267 w=800 float=center] Nótese el detalle del juguete…
[singlepic id=4281 w=800 float=center] Nos sentamos en una de ellas a tomar el té con una de las familias… (Foto by Andi)
Al día siguiente dejamos todo en las jaimas y nos vamos caminando a conocer otro sector del desierto: la hamada o Desierto Negro. La hamada es un paisaje desértico pedregoso, árido, polvoriento, con muchas rocas y sin arena. En verano, una hamada puede alcanzar temperaturas de hasta 60ºC: es lo más cercano al infierno en la Tierra. En el Desierto Negro de Marruecos viven varias familias nómadas, y Moha, alguna vez, también vivió ahí. “La vida en el desierto es muy dura pero muy feliz”, nos asegura Moha mientras descansamos bajo la sombra de un árbol y tomamos otro té. “Aquí no hay prisa, vivimos tranquilos, sin problemas en la cabeza, sin estrés. Nos saludamos unos a otros, cuando comemos sentimos que comemos, no pensamos en otras cosas. Aquí el que quiere trabaja y el que no, no”, explica. Sin embargo, la concepción de “trabajo” del desierto es distinta a la de la ciudad. En el desierto, aunque Moha diga que no, todos trabajan. Lo que pasa es que el objetivo es otro: trabajar para adaptarse a un medio hostil, para sobrevivir día a día con pocos recursos, y no para obtener dinero para el futuro. En el desierto todo ocurre ahora, solamente importa el hoy.
[singlepic id=4280 w=800 float=center] En homenaje a mis amigos de Proyecto Calco :)
Moha nos cuenta acerca de su infancia como nómada. Él y su familia se quedaban varias semanas —a veces meses, pero nunca años— en el mismo sitio, en oasis o llanuras donde hubiese agua y comida para los animales. En otras épocas, recuerda, solamente tenían dátiles, leche de dromedario y pan. No había verduras, carnes, ni té. Las mujeres caminaban 5 kilómetros todos los días en busca de agua, los niños se dedicaban a cuidar a los animales (un trabajo no menor, ya que una familia puede llegar a tener 200 dromedarios, 300 cabras y varias ovejas y burros) y los hombres recolectaban la madera. Cuando el lugar ya no podía darles nada más, desarmaban las jaimas, levantaban campamento y se iban en caravana hacia otro sector del desierto. “Nunca estamos tristes ni aburridos”, me asegura. “Vivimos a otro ritmo”.
[singlepic id=4211 w=800 float=center] Los dromedarios, los mejores amigos del hombre del desierto…
[singlepic id=4257 w=800 float=center] Constantemente se ven caravanas yendo de un lugar a otro.
[singlepic id=4271 w=800 float=center] Y nuestras sombras en alguna duna.
Volvemos del Desierto Negro a las jaimas antes de que se haga de noche. Tomamos el té, cenamos couscous y pasamos —otra vez— horas mirando las estrellas. A la mañana siguiente vemos el amanecer y regresamos al pueblo en los dromedarios. Volvemos a la velocidad de los relojes, de las fechas, de las computadoras, de internet, de las redes sociales, mientras Moha continúa con su vida de siempre: cuida a los dromedarios, conoce extranjeros, aprende idiomas nuevos, trabaja en el albergue, pasa momentos con su familia y sus amigos. Cada vez que nos cruzamos con él y le preguntamos cómo está, nos responde: “Muy bien, ¡como siempre!”. Cada vez que nos ve apurados por algo, nos recuerda el lema del desierto: “Despacio, amigos. La prisa mata”. Y esa frase genera algo en mí, me sacude, me pone en pausa, me hace darme cuenta de que la vida no siempre tiene que ser vivida con tanta velocidad y urgencia, que la lentitud también es válida, que ser capaz de vivir al ritmo de la Naturaleza, con menos necesidades, es algo admirable.
[singlepic id=4162 h=800 float=center] El desierto y yo (me siento muy bien acá…)
[singlepic id=4212 w=800 float=center] Las mujeres no se dejan fotografiar, pero siempre saludan con un “bonjour” o “salam”
[singlepic id=4214 w=800 float=center] Esta es la clásica pose de la gente del desierto :)
Y después de estos días en el desierto no puedo parar de pensar en esa palabra, no puedo evitar la comparación. “Nómada conoce a nómada”. Estamos bajo la misma entrada del diccionario y somos muy distintos, pero compartimos una misma esencia: la del movimiento, la de la búsqueda, la de la adaptación. Él (ellos: los bereberes del desierto) se mueve(n) de un lugar a otro en busca de alimento, de agua, de refugio, de sombra. Yo (nosotros: los viajeros) me muevo (nos movemos) de un lugar a otro en busca de paisajes, de historias, de experiencias, de conocimiento, pero también en busca de comida, de techo, de hogares. Y yo me muevo, más que nada, en busca de personas. En este movimiento constante conozco a muchos otros nómadas (viajeros) en el camino… y a veces tengo tanta suerte que llego a un lugar mágico, como Erg Chebbi, y también me encuentro con nómadas (pero los del desierto) y aprendo, gracias a ellos, que en este mundo no existe “una manera de vivir” que sea la correcta, sino que todas son válidas y que, por más que estemos inmersos en “la modernidad”, la lentitud también es necesaria.
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[singlepic id=4219 w=800 float=center] Dibujito by Moha. Cosmovisión nómada en una hoja de mi cuaderno…
[box border=”full”] Info útil para visitar Erg Chebbi (Marruecos) :
- Cambio (marzo 2012): € 1 = 11 dirham
- Para visitar las dunas de Erg Chebbi lo mejor es alojarse en uno de sus dos pueblos más cercanos: Merzouga o Hassi Labiad. Ambos tienen varias opciones de alojamiento de distintos precios, casi todos con media pensión o pensión completa. Por media pensión (habitación + desayuno + cena) van a pagar, como mínimo, entre 120 y 150 dirham por persona (12 a 15 €). Una habitación para dos personas (sin comida) cuesta 100 dirham (5 € cada uno).
- Los buses desde otras ciudades llegan a Rissani, a unos 30 km de Merzouga y Hassi Labiad. Desde ahí hay que tomar una 4×4 (taxi) hasta cualquiera de los dos pueblos. El trayecto cuesta 10 dirham. Muchos conductores de taxis intentarán llevarlos a los hoteles donde les darán comisión: si no tienen nada reservado, pueden ir y ver qué les parece (y regatear). Si no deben especificar de antemano a qué hotel van para que no los lleven a alguno que quede alejado de los pueblos y luego tengan que ir caminando.
- Les recomiendo ir al desierto en invierno (diciembre – marzo) ya que es temporada baja y no hace tanto calor. De día se puede andar con poca ropa, pero de noche hay que abrigarse.
- Si hacen Couchsurfing, en Hassi Labiad y Merzouga hay muchos. Investiguen.
- Les recomiendo encarecidamente (o mejor dicho: les obligo) que vayan al desierto en dromedario y pasen por lo menos dos noches ahí, durmiendo en las jaimas. Es una experiencia única. Todos los hoteles y posadas organizan las visitas al desierto y cobran entre 20 y 40 € por día por persona (con comida incluida).[/box]
Increible Ani… me encantó!! me encanta cuando escribis posts q hacen pensar y replantear, porque siempre me dejan un aire positivo!!!
:D
Qué lindo que me leas Vik!
Quiero que vayamos a andar en bici y a tomar un helado por Puerto Madero cuando vuelva!!!
Hola Aniko! me encantó el relato, la forma de vida de Mohamed a semejanza con la vida de un viajero (que es lo que quiero ser dentro de algún tiempo), aún quiero comenzar y terminar la carrera en la facu y después me largo!
Gracias por compartir todas tus aventuras con nosotros!
Top post! Imprescindible, muy bueno Aniko.-
Como siempre que te leo, me sumerjo en otro mundo! Muy buen post!
un saludo
La entrada de hoy me ha encantado, tanto la historia ocmo las fotos…las fotos han sido geniales……
Me estas dando mucha envidia!
=)
http://milittletreasure.blogspot.com/
La verdad… me quedé sin palabras Aniko. No recuerdo haber leído un post que me llegara tanto. Espero conocer a Moha algún día.
Olá, Aniko! Fantástico post! ADOREI! As fotos são maravilhosas, muito poéticas…
Nómada, em português, também.Há muitos nómadas, mas poucos com a tua visão do outro. Concordo contigo!
Um dos meus desejos é ir a Marrocos, aqui tão perto…um dia, espero!
Vou continuar a ler as tuas visões tão poéticas do deserto :)
Sublime!!!
Me encanta este tipo de post…te hace reflexionar, pensar y detenerte para ver lo que solemos perdernos por vivir tan rapido.
Como todo, hay que moderar la velocidad de la “rutina”, detenernos por momentos y pensar lo que hacemos, no actuar en automatico.
Soy fan de las estrellas, puedo quedarme toda la noche viendolas…una lastima la contaminacion luminica de las ciudades!!!
Los dromedarios me encantan desde que escuche su nombre tan curioso, se que algun dia subire a uno!
Gracias por el agasajo visual con esas fotos, preciosas.
Saludos y buena vibra!
Excelente post como siempre.Gracias por esos minutos que estoy sentado acá en San Martín pero mi mente anda dando vueltas por alguno de los lugares que nos contás!
Increíble post. Vos sabés que algún día me vas a convencer de seguirte en dromedario. jaja!
Te leo y te extraño carrot head. El viernes que viene (16) festejamos el cumple de tomy en casa. Tratemos de coordinar una “videoconferencia”.
Hola Aniko!
Me encantó el post. Yo también he andado por tierras marroquíes y me hacía pensar mucho ese otro modo de vida, que no depende de las cosas que se poseen sino de la tierra que se camina.
Te invito a que te pases por mi blog :)
Un saludo
M.
http://www.heyheyworld.wordpress.com
Aniko , sin duda esta entrada de “Nomada ” dificilmente sea superada por su relatato cautivante. fudamentalmente por la fuerza de algunas frases que describen la escencia del lugar y tratan de mejorar la vida de tus seguidores . Te sigo hace tiempo y estas perfeccionando el arte de combinar excelentes fotos con pocas palabras que llegan al alma y dejan sabiduria . Siempre quise conocer el desierto y lo que me contas me acaba de decidir .
gracias .
Gracias por tan lindo comentario :)
Hace ya dos años que estuve en Merzouga y leer este post me ha hechor recordar todo lo vivido. El desierto, las jaimas, las noches estrelladas, la vida sin prisas, la amabilidad de sus gentes
Gracias por recordarmelo!
Suerte en tu viaje y que siga!
Un abrazo
Ani me hiciste transportarme al desierto y desear cada vez mas viajar como tú, disfrutar de esa paz y ese cielo que nos describiste, de las estrellas y del silencio reparador que nos hace ver que la vida no tiene porque ser una constante prisa, gracias por compartir!
GRACIAS !!! Aniko, maravilloso relato, bellisimas fotos , en una tarde soleada porteña … llegue a Marruecos sin escalas. Un beso y .. bon voyage :)
Igual a lo que le ocurriera a Iñaqui, el relato me transportó 12 años atrás…. viajera, sin rumbo fijo, desierto, labios resecos y partidos, arena, arena, arena. Allí tomé concicencia física de que el mundo es realmente redondo.
gracias por teletransportarme
Marruecos ya estaba en mi top one de lugares a conocer. ahora mucho más!!! me gusta tu sensibilidad, Me encantaron las dunas, y lo ojos de Moha… qué bella expresión. Ojalá algún día la vida me lleve por esas huellas
Da envidia de la buena.
Me encanto!!! Ahora una pregunta… porque le ponen esos nº a los dromedarios, vi que los tienen en la oreja, es algo obligatorio? Preguntaste?
Hola Laura!
No estoy del todo segura, pero me parece que le ponen esos números a los dromedarios para identificarlos, ya que por esa zona está lleno y no querrán que haya problemas. Pero no sé si será por algo más, tendré que volver al desierto y preguntar :)
hola laura soy del desierto asi que ti puedo explicar sobre eso que esta en la oreja del dromedario , este es un numero como aque enl desierto todo los nomadas tenen dromedarios , entonoces lo ponen estos numeros en la orejas por si pierde el dromedario , y lo encuentra algen entonoces con este numero va a saber de quen es, el dromedario y lo lleva a la casa de la famillia ,
mil bienvenidos a Desierto
HASSAN Saharaviaje4x4.c.la
Hola Aniko,
Un placer haberte encontrado.
Antes que nada, una pequeña apreciación, el Erg Chebbi, no es el único erg del Sahara marroquí, si es que a esa zona se le puede considerar Sahara, hay bastantes más.
Somos una pareja de catalanes que hace más de diez años vivimos en ese “paraíso” que has encontrado y tan milimetricamente relatas y con más de treinta, viajando por África y los desiertos del planeta, nuestra pasión. En consecuencia… nómadas.
He leído con atención todo lo que cuentas.
Me alegro de que lo pasaseis bien en la zona, conocemos bien a ese Moha, ahí todos lo son.
Te seguimos a partir de ahora.
Besos
Hola chicos!
Gracias por el comentario y por el dato: ahora lo corrijo! Es cierto, hay más ergs en Marruecos, es que Erg Chebbi me enamoró tanto que quedó como “el único” en mi cabeza… jaja :P
¿En qué parte viven ustedes? Me encantaría conocerlos algún día por ahí.
Que tengan lindos viajes.
Evidentemente, esto es falso. PUBLICIDAD ENCUBIERTA, una modalidad que utilizan mucho los “nomadas del desierto”.
Igual que son falsos TODOS lod testimonios de su web, curiosamente, si lo mirais, este mismo mensaje allí, en sus testimonios, lo deja una tal ZULMA GUTIERREZ, mu famosa por cierto en las artes de publicidad encubierta. Mientras que esta Valerya, deja otro mensaje muy diferente.
Un poco de seriedad y basta ya de publicidades encubiertas.
Uno que sabe
Para insultos:
vinoalgo@yahoo.es
jeje no te preocupes, se cae de maduro que es publicidad encubierta!
Marruecos me parece un viaje muy interesante. este año vamos seguro. pablo
Excelente como siempre Aniko, sigo con mi maraton de lecturas por tu blog que ya me parece un desierto que nunca termina de tanto conocimiento, sabiduría y belleza que transmites. Siempre aparecen cosas nuevas para poder aprender, leer y conocer un poco mas nuestro universo de paisajes y palabras. Saludos! No te detengas!
Me encantó tu blog Ani, y las fotos son excelentes! Coincido con vos en las ganas de viajar y conocer lugares nuevos, pero sobre todo en la riqueza de conocer gente nueva, sus culturas, sus constumbres, sus formas de ver el mundo… no tiene precio! Gracias por acercarnos estas experiencias y reflexiones, me dejas pensando…
Gaby
hola aniko de verdad es muy chulo el blog on saludo desde el desierto de Erg chabbi
hola aniko de verdad me ha gustado mucho el blog de nomada te paso on saludo desde el desierto de erg chabbi
hola aniko , que chulo blog de verdad mi encanta mocho y gracias por lo que escrebesti sobre nuestro desierto , saludos
Aniko nos gustaría hacer la excursión al desierto con mohamed , como lo contactamos?? En las ciudades mas cercanas a tanger, hay mercado como el marrakesh ?
Hola Aniko, muchas gracias por escribir todo esto, parto un viaje de un mes a Marruecos en abril desde Chile, y tu blog me ha ayudado montones.
después de una larga búsqueda de alternativas para ir al desierto incluyendo tours de plástico y camellos de zoológico, la historia que narras tu me parece la mas auténtica si se puede decir así.
Mi pregunta si tienes un tiempo de escribir un par de líneas es:
Me conviene tomar uno de estos desde marrakech? aunque me suena mas interesante llegar a Merzouga por mis propios medios (es muy complicado llegar solo por ejemplo?)
me gustaría llegar allá sin apuro y sin duda ojalá contactar a Moha.
Un abrazo desde Chile y desde ya tu contacto si vienes un día, saludos desde Valparaíso.
cardenas.diego live.com
Hola Aniko, soy yo de nuevo. Ya antes te envie un mensaje a traves de otro Post. Este tambien me encanto, quede fascinada. Mientras te leo, me transporto y vivo la experiencia y ahora mas ganas me dan de irme al desierto. Te confieso que como soy adicta a los viajes, he leido muchos blogs, unos buenos y otros no tanto y en esa busqueda de informacion de Marruecos llegue al tuyo, te puedo decir con honestidad que este es el mejor blogs de viajes que he leido, de ahora en adelante sere tu FANS jajaja y es tanto lo que me gusta como escribes, que quiero comprar tu libro, vivo en Venezuela y no se si aqui se consigue pero si no aqui, en alguna otra parte he de comprarlo. Un abrazo y adelante, tienes un potencial extraordinario!!!!
Gracias Noelia! :)
Mi libro se vende por internet y va por correo a todo el mundo. Este es el enlace de compra: https://www.anikovillalba.com/producto/dias-de-viaje
Saludos!
Que interesante es tu blog! Lo descubrí buscando información para mis próxima vacaciones en Marruecos. Tengo ganas de visitar el desierto, por lo que seguiré tu consejo y me contactaré con Sahara Bereber.
Nunca me canso de leer tus relatos, es como haber compartido los viaje con vos!
Hola Aniko… te escribo con lagrimas en los ojos y la piel de gallina a cada instante…. te agradezco tanto por compartir tus experiencias… Tus relatos sobre Marruecos son mi biblia para el viaje largamente soñado que emprenderé a fines de abril… me imagino recostada en ese colchon en el desierto mirando las estrellas y no puedo evitar emocionarme… Espero poder darte un abrazo y un gracias gigante cuando estes por Buenos Aires para la presentacion de tu proximo libro…
Patricia
P.D. Hermoso el nuevo blog!!
Gracias Patricia!
Andá a mirar las estrellas del desierto por mí :)
Me encanta tu mirada Aniko. Qué lindas palabras, comparaciones y reflexiones para reflejar otros estilos de vida. Si antes tenía ganas de viajar y de pasar una noche (o dos, o tres, o más) en el desierto ahora las ganas de viajar para ser receptora de historias como estas están efervesciendo!!!
Hola Aniko
Muchisimas gracias por publicar la historia de la vida en el desierto la verdad fui un placer poder compartir este experiencia con vosotros, os mando un gran saludo desde el desierto , con todo me resto pondre me pagina web aqui si alguine esta enteresado como vosotros vener al desierto y vivir la misma experiencia ,
http://www.saharabereber.com/index-es.html
Un saludo
Mohamed
Hola Anika,
La verdad no tengo palabras para agradecerte por este trabajo, te lo agradezco mucho. Espero que puedes volver una dia para escribir más sobre la vida de las nómadas en las montañas y en el desierto.
Un saludo y buena suerte en todos tus viajes
Bien venidos a toursmoroccotrips
Hoy aos explicare la vida de nomadas y como edentifican a sus dromidarios
El dromidario ou en berber sellama (alghm) es ube animal muy interesante y con caracter cariňoso y en el mesmo tiempo peligroso si no sabes tratar con el .
No cualquier persona puede tenerle dominado
El tiene mucho cambio de caracter .y ademas hay que saber temporadas donde puede ser une suesedio acircarse alado
Y la placa de la oreja es para no perderlo entre tantos dromidarios es como una carta de entidad .tiene su nimero y peso y todo sobre el dromidario
Antes en merzouga no estaba
Pero ultimamente lo han hecho para proteccion de gente de rrobos y de mseclar mucho ganado
Vien venidos
Desfruta el desierto y proteje el medio ambiente