Mirar el mapa y soñar
Hace unos días me encontré, de casualidad, cara a cara con un planisferio.
Estaba en la oficina de un profesor de mi facultad (para quienes estudiaron conmigo, creo que ni hace falta decirles que el profesor en cuestión era GLA) hablando de mi viaje y de viajar en general, mientras el planisferio me miraba desafiante desde una de las paredes del despacho. Me puse frente a él y marqué imaginariamente la región que había visitado en estos últimos 16 meses; ahí fue cuando me di cuenta de que, comparado con todo lo que me falta conocer, la porción del mundo por la que había viajado era muy muy chiquita. Y mientras miraba ese mapa con una mezcla de orgullo, angustia y vértigo, me transporté al pasado por unos segundos.
No debo ser la única, pero desde chica, cada vez que miro un mapa, no puedo evitar soñar. No me importa de qué parte del mundo sea, yo sueño con recorrer esas rutas, ir de ciudad en ciudad, ver cómo habita la gente, escuchar su idioma, probar sus comidas, mirar el cielo desde ahí. Y sueño, más que nada, con poder ver en tamaño real todo eso que un mapa jamás será capaz de mostrarme. Un mapa puede hablarme de geografía, política o demografía, pero no puede decirme cómo es la gente, cómo viven, qué sienten, cómo se expresan, cuál es su cultura: todo eso es lo que uno “llena” al viajar. Y eso es lo que me atrapa y me apasiona de los mapas (y lo que potencia mis ganas de viajar): la cantidad de incógnitas y posibilidades que esconden entre sus dibujos de países, montañas y mares.
En ese momento, además, me di cuenta de que había llenado de contenido un montón de países que antes no eran más que lineas en un mapa. Ahora soy capaz de mirar un mapa de China y recordar la cantidad de horas que pasé viajando de un pueblo a otro y lo ínfima que me sentía al ver que no había avanzado ni dos milímetros en el mapa. También puedo mirar las islas de Filipinas y recordar que en Dagupan viví con un grupo de curas y que en Manila fui a la asunción del nuevo presidente. O puedo decir que en Yogyakarta está mi segundo hogar y en Penang el tercero.
Frente a ese planisferio me acordé, también, de cuando en el 2007 imprimí un mapa de América latina, lo pegué en mi cuaderno, lo miré y me dije “Allá voy. No importa qué ruta voy a seguir, lo único que quiero es zambullirme en ese mapa”. Y eso hice.
Desde que volví a Buenos Aires me está pasando algo que me hace pensar: muchísima gente me felicita “por lo que hago”. Si bien me hace sentir halagada y apoyada en mis proyectos, yo nunca hice más que seguir mis aspiraciones y cumplir ese sueño que hace unos años a la mayoría de la gente le parecía tan ridículo. “¿Viajar y escribir? Sí, quién no quisiera una vida así, pero es irreal, NO SE PUEDE VIVIR VIAJANDO, eso no es un trabajo de verdad.” Me lo dijeron tantas veces que casi me lo creí. Supongo que cualquiera que diga que quiere vivir viajando recibe más críticas que apoyo: eso me pasó a mí. Hoy, sin embargo, estoy en Buenos Aires, en el lugar donde todo empezó, tres años después de haber comenzado mi vida “de escritora viajera” (o viajera escritora) y siento que avancé, que logré lo que me propuse. Y si yo pude, significa que otros también pueden. Así que sueñan algo con fuerza, no escuchen todas esas críticas que siempre surgirán alrededor.
A veces siento que mirar un mapa me genera lo mismo que entrar a una librería: ansiedad por querer conocer/leer todos los países/libros y desesperación por saber que no me va a dar la vida para conocer el mundo de punta a punta ni para leerme todos esos libros que quisiera leer. Sin embargo, a pesar de que conozco mis limitaciones y de que sé que jamás podré conocer ni leer TODO (por el solo hecho de que tengo una existencia finita), no me resigno.
Mientras esté viva, seguiré mirando mapas, entrando a librerías y soñando todo lo que pueda.
Me haces acordar a “Miguel Strogof, el correo del zar” uno de los libros más famosos de Julio Verne despues de “La vuelta al mundo en 80 dias”
hola Aniko (por cierto, bonito nombre, nunca lo había escuchado en mi vida):
bueno, básicamente te escribo para contarte que finalmente me he decidido a iniciar un blog, donde contar cosillas de los viajes que ya hice, y sobre todo de los que haré…
el asunto es que cuando me puse a pensar un nombre, se me ocurrió “viajando por ahí”, y al querer registrarlo me topé con que el nombre ya estaba en uso (It’s not a big deal, lo cambié por http://www.diviajeporahi.com)…
bueno, me topé con tu blog y me ha gustado mucho (ya me lo leí casi todo) y te he agregado en mi pestaña “Otros blogs de Viajes”, donde intentaré poner blogs que me sirven de “inspiración”.
Pues eso es todo, sé que no es gran cosa, a mi blog no lo conoce nadie, es que apenas lleva 4 días de vida y está super incompleto en cuanto a posts, pero la idea es actualizarlo con todas las historias que tengo hasta ahora, que son bastantes, y eso me va a llevar tiempo, el pasar todo lo que tengo escrito en papeles sueltos al formato digital del blog, pero es una tarea que haré poco a poco…
pues eso, vasos y besos…..
Ciao
Germán…
Pucha, que parecido somos, en mi casa de chico había un mueble que tenía como adorno un planisferio antigüo, pasaba hora mirándolos, de chico decía que iba a ser cartógrafo, los mapas me transportan, en mi casa hay colgados en el living MAPAS DE COLEGIO, mi hija dicen que son un espanto, les recuerdan un aula, pero SON LA FORMA de ver dónde podemos ir un día, así sea muy lejano el día y cercano el destino. Yo tengo una de esas frases adaptadas, “He viajado tanto como para darme cuenta que no he viajado nada”, cuánto más viajes, más lugares tienes para conocer y son apenas puntitos en el mapa, es tal cuál, y eso que yo viajé en distancias menos que tu. Me gustó el manifiesto, voy a ver si lo pego y traduzco en mi blog, es muy motivador. No hagas caso a que no se puede vivir viajando, conozco un par que lo hacen, no son muchos, pero bueno, si ellos pudieron… y yo viajando mucho menos de lo que quiero consigo de mis viajes el 50 % de mis ingresos mensuales necesarios para vivir, tal vez, tu si por ahora no tienes hijos lograrías el 100 %, para la vida que yo quiero realmente ése 50 % sería más que lo suficiente para muchas personas. DALE PARA ADELANTE que precisamos muchas ANIKOS en el mundo, ojalá los políticos que nos gobiernan (en todos los paises) fueran VIAJEROS ante que Políticos, el mundo sería mejor. La mayoría de los presidentes son Abogados, Contadores, Graduados en administración, business master.. Miren lo que hizo LULA EN BRASIL cuyo único título en su vida fue el de SER PRESIDENTE… Me fui por las ramas mal, perdón, pero ésto me pasa cuando MIRO UN MAPA!!
que buen post! un abrazo de otra soñadora ;)
siempre admire las hermosuras que pinta tu mamá, ahora tengo alguien mas para admirar, me haces viajar con el pensamiento y los ojos………….con tan lindas fotos de tus viajes…………..bien …….adelante, asi estamos con vos en cada lugar que nos mostras…………gracias….
Eso, eso, eso!!! Ani linda, felicitaciones por otro post hermoso, honesto y, por mi parte, taaaaan representativo de lo que siento yo también!!! Sos una inspiración enorme, y si me permitís, no te voy a felicitar por lo que hacés, sino por lo que no hacés: porque NO dejaste que el miedo (tuyo o de los demás) te venciera, sino que le diste para adelante siempre. Hasta el infinito y más allá ;)
Hola Aniko!!
Felicitaciones por todo! Cuando te leemos nos sentimos muy representados porque pensamos y hacemos lo mismo que vos. Nos hacen las mismas preguntas y respondemos con las mismas respuestas!
Qué bueno que cada vez más personas se animen a cumplir sus sueños (cualquiera sea)!!!
Te mandamos un abrazo fuerte y esperamos algún día cruzarnos en el camino!
Desde Perú toda la magia!
Aldana y Dino
Magia en el Camino
http://www.magiaenelcamino.com.ar
Hace rato que te leo Aniko! Me encanta! Y la verdad yo sueño con vivir viajando, mis más cercanos son los que más se oponen y me echan abajo, hace poco salí de viaje y cometí el error de volver. .. quiero retomar lo que empeze.