Terminó el Desafío Islandia. Lo que empezó como una idea delirante en España terminó como uno de los mejores viajes que hice. No hay nada mejor que jugar, reírse, animarse y viajar.

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Una de las callecitas de Seydisfjordur. Llegamos, dejamos las mochilas por ahí (en plena calle) y nos fuimos a sacar fotos.

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Puertas sin llave

Estos son los posts que publicamos (junto con Lau) del viaje de 16 días por Islandia:

Desafío Islandia (introducción) (y la versión de Lau)

Desafío Islandia (1): Llegar a París en dos días (Lau)

Desafío Islandia (2): Meter todo en una sola mochila y no perder el avión

Desafío Islandia (3): Desconectar en Reykjavík (Lau)

Desafío Islandia (4): Subirnos a un barco de pescadores

Desafío Islandia (5): Hacer dumpster diving (Lau)

Desafío Islandia (6): Sobrevivir al clima

Desafío Islandia (7): Abrazar a cinco islandeses (Lau)

Desafío Islandia (8): Encontrar la fábrica de artistas

Desafío Islandia (9): No pagar ni una noche de alojamiento (Lau)

Desafío Islandia (10): Dar la vuelta a la isla a dedo

Bonus: Hacer el Círculo Dorado sin hablar (y la versión de Lau)

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La bandera de Islandia en una pared de Reykjavík

Si bien hicimos muchas de las cosas que nos propusimos, también tuvimos varios desafíos fallidos, como por ejemplo:

Tocar una canción de Björk en el ukelele (llevé el instrumento de paseo) (¡además los temas de Björk tampoco son fáciles!)

– Ir a comer un pancho con Bjork en Reykjavík (juro que lo intentamos vía Twitter)

Hacer un stencil (la intención estuvo, pensábamos hacer dos stencils: uno que dijera Desafío Islandia y otro con la Galliseñal, pero no lo hicimos por falta de tiempo y cansancio)

Aprender cinco expresiones en islandés (yo me aprendí una que me encanta: þetta reddast, que quiere decir “todo va a salir bien”, “it will all work out one way or another”)

Conocer a un escritor islandés y que nos firme su libro (estuve cerca: me compré el libro “The little book of the Icelanders” de Alda Sigmundsdóttir, la contacté y le dije que quería conocerla, pero justo el día que estuve en Reykjavík ella no podía, así que será la próxima)

Ver un puffin (antes de viajar no teníamos ni idea de qué eran estos puffins que sonaban tan parecido a muffins, después nos esteramos de que son unos pájaros lindísimos que viven por la zona, creímos ver uno en Vik pero era un falso puffin, así que nos quedamos con las ganas)

Que nos chamuye un islandés. Los islandeses no chamuyan. Creo que ni nos miraron. La máxima expresión fue cuando frenaron dos autos, a lo lejos, con cuatro chicos en cada uno, nos silbaron y se fueron enseguida. Seguro que eran italianos.

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Hora pico en Reykjavík

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Hicimos dumpster diving (Lau lo cuenta en su blog)

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No aprendimos a hablar el islandés

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Nos dejamos llevar y aparecimos en lugares inesperados

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Nos bancamos la lluvia como dos reinas

Dimos abrazos gratis

Dimos abrazos gratis

Encontramos gatos

Encontramos gatos

Acariciamos caballos

Acariciamos caballos

Vimos un falso puffin

Vimos un falso puffin (¿ven que en el hueco hay algo rojo y blanco? Pensamos que era un puffin y cuando nos acercamos descubrimos que era una botella. FAIL.

Dormimos frente a un paisaje distinto casi todos los días

Dormimos frente a un paisaje distinto casi todos los días

Está bien, no aprendimos islandés, pero vi esta pared y me gustó, así que le pedí una foto a Lau... Y después me enteré de que esa frase significa:

Está bien, no aprendimos islandés, pero vi esta pared y me gustó, así que le pedí una foto a Lau… Y después me enteré de que esa frase significa:

esto: "Sé el cambio que quieres ver en el mundo"

esto: “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”

Mis conclusiones de Islandia:

– En Islandia todo es posible. Creo que cuando un lugar es tan seguro, uno se anima a hacer cosas que no haría en su casa. Dimos la vuelta a dedo, salimos a la ruta a cualquier hora, fuimos por los pueblos pidiendo frazadas (mantas), abrazamos islandeses, comimos langosta gratis en un hotel, revisamos los tachos de basura, le preguntamos a la gente en la calle si podíamos quedarnos en su casa, fuimos en busca de una fábrica que habíamos visto en una revista, aprendimos a vivir con la puerta abierta y a dejarnos llevar. Cuando encontramos el libro “50 crazy things to do in Iceland” (un libro con 50 propuestas locas para hacer en Islandia, a la venta en todas las librerías) nos dimos cuenta de que no éramos tan originales con esto de los desafíos. Al parecer Islandia da para todo.

Todas las rutas son postales

Todas las rutas son postales

– Islandia es un lugar para estar. Durante nuestras dos semanas no hicimos mucho (en términos turísticos) sino que nos dedicamos a fluir con el camino, a ir a donde nos lleven, a dejar que el país nos guíe.

Lau buscando puffins

Lau buscando puffins

Islandia es caro pero se puede hacer barato. Nuestros presupuesto diario fue de 6 euros (promedio) (hubo días de gasto cero), pero para eso hicimos dedo, cocinamos casi todas las comidas y acampamos. (Próximamente haré la guía para viajar por Islandia con datos útiles y más info).

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– El sol de medianoche tiene efectos sobre el comportamiento de las personas (o por lo menos sobre mí). Todos los días a las 11/12 de la noche me agarraba un ataque de risa descontrolada y me ponía hiperactiva. Tienen que probarlo alguna vez en la vida.

Este nene también estaba hiperactivo cuando lo conocimos (como a las 11 de la noche de un martes)

Este nene también estaba hiperactivo cuando lo conocimos (como a las 11 de la noche de un martes)

– En Islandia hay poco tráfico pero van como locos. Esto no lo digo yo, sino que lo leí en el libro que les recomiendo al final del post. Nos levantó una chica de 18 años que se creía corredora de Fórmula 1. Estuvimos a punto de llevarnos puestos a varios que venían de frente. Ah, y por si conducen, sepan que no hay señalizaciones en la ruta salvo unos cartelitos para mirar con lupa que indican, unos 10 metros antes, hacía qué lado tenés que ir para llegar a tal pueblo.

Pero si se pierden tampoco importa...

Pero si se pierden tampoco importa…

– En Islandia todos se conocen (bueno… no toooodos… pero en vez de seis grados de separación, en Islandia debe haber uno o dos grados de separación). Como son pocos (300.000 habitantes) y los pueblos son muy chiquitos, hay un gran sentido de comunidad, así que todos se enteran de todo. Nos contaron la historia de un señor que se iba a un pueblo que no conocía, entraba a un bar al azar, se sentaba en una mesa cualquiera y le decía a la persona que tenía enfrente: te apuesto a que en menos de cinco minutos podemos encontrar algún amigo o familiar en común. Y lo encontraban siempre.

Fue imposible poner a todos los perros a posar para la foto

Fue imposible poner a todos los perros a posar para la foto

– En Islandia todos tienen un amigo que hace tal cosa. Por ejemplo: cuando nos quedamos en la casa de la pareja en Olafsvik, le comenté al chico que quería subirme a un barco de pescadores. Se lo dije a las 11 de la noche como un comentario al pasar. Él agarró el teléfono y llamó a su tío, el tío era un político del pueblo y conocía a todos los pescadores del lugar, así que se puso en contacto con ellos pero le dijeron que como había llovido mucho había olas de tres metros y tendrían que navegar durante 18 horas seguidas. Desistí. Pero pregunté: ¿y qué pasaría si voy sola en un barco con diez pescadores? ¿No es medio un peligro? Me dijeron: no, acá la gente se preocupa mucho por su honor, si te hicieran algo todo el pueblo se enteraría y los castigarían por eso.

O sea que esto no pasaría

O sea que esto no pasaría

– Los islandeses no responden emails. Pensamos que era algo personal, que no estábamos siendo lo suficientemente corteses o claras con nuestros mensajes. Hasta que leí (en el mismo libro del final) que no, que es normal, que los mails se leen pero no se responden. Van a ver, hagan el intento.

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– En Islandia hay elfos. Dicen. Son parte de la mitología del país y mucha gente cree en ellos. Viven en las rocas, por eso muchas veces se ven rocas en medio de las rutas y nadie las mueve: son hogares y no hay que molestarlos. Nosotras no vimos ninguno. Uno de los desafíos del libro 50 crazy things to do in Iceland es “have sex with an elf”. Se ve que está de moda por allá.

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– Islandia fue el viaje de la sincronicidad: en cada lugar nos encontramos con la persona que nos teníamos que encontrar. Quizá tardaba un poco más pero estaba ahí, esperando que nos crucemos gracias a todas esas casualidades que se fueron sucediendo.

Todos nos fueron llevando hacia otras personas y situaciones...

Todos nos fueron llevando hacia otras personas y situaciones…

– Islandia sana. Estar tan lejos de todo hace que las cosas tomen otra perspectiva. Eso, sumado a la naturaleza (impactante), a la seguridad, al agua pura, al clima y al ambiente de tranquilidad, cura.

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– Islandia es un lugar al que querés volver antes de haberte ido. Me veo pasando una temporada en Reykjavík, escribiendo un libro durante el invierno. Es un país que genera mucha nostalgia del presente.

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– En Islandia las puertas siempre están abiertas. La tía de los chicos que nos recibieron en Olafsvik nos invitó a comer a su casa; cuando nos despedimos nos dijo: “Cuando vuelvan a mi pueblo no tienen que mandarme un mail ni llamarme antes. Tampoco tienen que golpear la puerta de mi casa. No cerramos con llave, así que entren nomás”.

Si se quieren enamorar del mundo, vayan a Islandia. Es todo lo que puedo decirles.

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Playa cerca de Vik

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¡Hasta la próxima!

Si les interesa viajar a Islandia o aprender más acerca del modo de ser de los islandeses, les recomiendo este libro (desopilante), escrito por Alda Sigmundsdóttir (una islandesa de nacimiento que creció en otros países y, cuando volvió a Islandia, pudo mirar su propia cultura con otros ojos).

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Y también les recomiendo (les ruego) que escuchen el disco “My head is an animal” de Of Monsters and Men, una banda islandesa. Lo escuché por primera vez estando allá y les aseguro que la música combina a la perfección con el paisaje.

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[box border=”full”]Este es el último post de la serie Desafío Islandia, un viaje/juego que hicimos en conjunto con Laura, de Los Viajes de Nena. Fuimos subiendo fotos a Instagram, Facebook y Twitter y relatando en tiempo real nuestras locas (y no tan locas) aventuras por Islandia. [/box]