Advertencia: el post de hoy puede rondar lo escatológico. Tal vez. En realidad no sé. Recién lo empiezo y ya veremos en qué deriva. Pero les aviso por las dudas. Pido perdón si alguno se siente ofendido por este tipo de posts, pero creo que son absolutamente necesarios.
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La Cascada de Inodoros (Foshan, China), para ir entrando en clima

Cada vez que, en Argentina, hablo de la letrina (lo que en inglés se conoce como squat toilet y se traduce como “baño en cuclillas”), la gente me mira con cara de “QUÉ HORROR”. No solamente ponen la cara sino que me lo dicen: “¡Qué horror que no haya inodoros en Asia! ¡¡Yo me muero si tengo que usar un hueco en el piso!! ¡No podría!”. Y si llego a mencionar, como al pasar, frente a estas caras de horror, que si me dan a elegir yo prefiero “el hueco” porque es más higiénico y más natural, ya me miran con cara de que pasé demasiado tiempo en Asia o de que soy una persona muy rara y con razón viajo a esos lugares tan lejanos en los que todos hacen sus necesidades en otras poses impensables para nosotros que estamos acostumbrados a sentarnos en un trono y leer tranquilamente el diario o las etiquetas de las botellas de shampú.

En ninguno de mis post hablé de uno de los lugares (o tal vez EL lugar) más visitados en cualquier viaje: el baño. Forma parte tan básica de nuestra rutina que me olvidé de mencionarlo, y estoy segura (segurísima) de que hay más de un interesado —o por lo menos curioso— en saber cómo se realiza dicha actividad en otras partes del mundo. Y no me digan que no porque no les creo.

El baño indonesio

Les presento un típico baño indonesio:

Un clásico baño indonesio

No importa de qué tipo de casa se trate, los elementos básicos de baño y la disposición siempre es la misma: la letrina enclavada sobre un escalón, un contenedor de agua potable/limpia debajo de una canilla (puede ser un balde o una especie de bañadera cuadrada empotrada en la pared), un baldecito de mano multiuso con forma de cacerola (sirve para “tirar la cadena” y para bañarse) y una manguerita a pocos centímetros del piso (esta a veces está y a veces no, si falta, su función la cumple el baldecito). En general no hay bañadera o espacio delimitado de “ducha”, sino que todo el baño se utiliza como ducha y el piso tiene un pequeño declive que hace que el agua desagote por la rejilla; tampoco hay lavatorio ni espejo (en los baños públicos están afuera).

Los indonesios son extremadamente higiénicos y se horrorizan (la cara de qué horror existe en todo el mundo) ante aquellos que usan papel higiénico para limpiarse: allá se usa la manguerita para todo (que sería casi como el equivalente de nuestro bidet pero sin tanta parafernalia). Para bañarse, sacan agua del contenedor de agua potable con el baldecito de mano y se la tiran sobre el cuerpo, a modo de ducha manual. Jamás hay que meterse “dentro” del contenedor de agua limpia, aunque tenga forma de mini bañadera, ya que es la reserva de agua que se comparte entre todos los que viven en la casa. Algunos baños tienen ducha de mano, pero son los menos. La manguerita NO se usa como ducha, por si se lo estaban preguntando. Tampoco hay cortina de baño.

El baño indonesio es muy simple, pero puede desorientar a los recién llegados. En ciertos sectores del país existe otro tipo de baño que directamente no tiene ni letrina ni nada: esos baños tienen la reserva de agua potable, como todos, y un pequeñísimo agujerito en el piso del diámetro de un vasito de plástico. En ese caso, se hace todo en el piso y se limpia con el baldecito de agua.

Lo que varía en Indonesia, por lo menos en mi experiencia, es el tamaño del cuarto de baño. Hay algunos donde apenas hay espacio para entrar y otros que son grandes como un dormitorio —son esos lugares en los que uno piensa al entrar: “Acá puedo bailarme un vals”—.

El infame baño chino

Pongo flores para que huela bien

Si tienen pesadillas recurrentes con baños públicos, mejor ni lean este apartado.

Yo, personalmente, tuve el mismo sueño durante varios años: tengo que ir al baño y los inodoros están en medio del espacio público (generalmente un shopping, edificio o parque) sin ningún tipo de cubículo o paredes que los contengan y los escondan de la vista de los demás. Me da tanta vergüenza que la gente me vea que no puedo hacer nada. Estos inodoros públicos enclavados en lugares llenos de gente tienen, a su vez, el diámetro de una pelopincho (piscina) chiquita, lo cual aumenta mi terror y mi inhibición.

Bueno, en China superé cualquier tipo de trauma y nunca más volví a tener estos sueños/pesadillas.

Antes de viajar a ese país tuve la siguiente conversación con una amiga china-malaya:

—Si vas a China, llevá paraguas.

—¿Por qué? ¿Llueve mucho?

—No, es que los baños públicos no tienen puertas…

—…

—… entonces cuando entrás a uno, te acuclillás, abrís el paraguas y lo usas de escudo para que nadie vea nada.

Fue un sabio consejo. Igualmente no llevé nada.

Mi primer encuentro con los infames baños chinos fue al costado de alguna ruta en el sur del país. El colectivo frenó frente a restaurante y fuimos en masa a los baños públicos que estaban atrás. Cuando entré me encontré con lo siguiente (no tengo fotos así que recurro a mis dotes descriptivos): 1) un agujero rectangular de un metro de profundidad que iba de punta a punta y estaba claramente en declive hacia la derecha, hacia donde se dirigía todo y desagotaba —para imaginar la forma del agujero, piensen en 20 cajas de zapatos, una al lado de otra en fila—, 2) paredes paralelas de no más de un metro y medio de altura que formaban espacios delimitados (símil “baños”) y 3) ninguna puerta que tapara a la mujer que se acuclillaba entre estas paredes paralelas con un pie de cada lado del agujero.

He aquí un maravilloso dibujito hecho por mí en una servilleta para que visualicen mejor el baño al que me refiero (no digan que no les avisé):

Planito del baño visto desde arriba

Miré a mi alrededor y me mandé: nadie miró absolutamente nada, no es que se formó un grupo de chinas que se puso a sacar fotos de mi hazaña. No, a nadie le importó. ¿Cómo les va a llamar la atención que yo esté haciendo algo que allá es normal? Creo que más les hubiese extrañado que solicitara, a los gritos, un inodoro o por lo menos una silla sin fondo.

Y así fue como terminaron mis traumas bañísticos. Cuando uno viaja aprende a adaptarse a la realidad que haya.

Algunas aclaraciones acerca del resto de los baños asiáticos:

Baño para perros en Macau

Antes de que se asusten del todo, voy a aclarar algunas cosas.

Primero, si viajan “cinco estrellas”, nunca jamás van a tener encuentros cercanos con este tipo de baños, a menos que sea por razones de fuerza mayor.

Segundo, sacando los baños de ruta y los baños de estación de tren o colectivo, la mayoría de los que usé estaban en buen/perfecto estado y relativamente/muy limpios. Fueron pocas las veces que realmente me espanté al entrar a un baño.

Con esto se limpian los baños en Macau. Digo.

Tercero, casi todos los shoppings o restaurantes “internacionales” tienen las dos opciones, inodoros y letrinas, y están muy limpios. Lo mismo con los hoteles y hostels, es muy común que tengan inodoros pensados para los extranjeros. Hay casas particulares que también tienen inodoro.

Cuarto, en Asia es muy común tener que pagar unos 10 centavos de dólar por usar el baño público, especialmente en Indonesia, Malasia y Singapur.

Quinto, en todos los países del mundo existe un tercer tipo de baño que no es ni inodoro ni letrina: se llama el baño natural y es aquel que existe atrás de cualquier árbol, en cualquier zona con pasto y al costado de cualquier ruta. No lo desestimen que en algún momento van a tener que usarlo. Nadie se salva.

“Mira Simba… todo lo que toca la luz… es baño”

Sexto, si se preguntan cómo exactamente se usa la letrina, nunca olviden esta pose:

Esta es la clásica pose asiática. Siempre están así. En la calle, en la casa, esperando el colectivo, fumando, a veces incluso comiendo…

Séptimo, recuerden que la normalidad varía de país en país, y que si en un país se usa determinado tipo de baño, es porque es lo normal y aceptable. Si les gusta viajar, aprendan, ante todo, a adaptarse a la realidad de cada lugar.

Arriba vs. Abajo, Sentado vs. Acuclillado, Silla vs. Piso…

Esta diferencia en las costumbres de baño es solamente una de las tantas dicotomías entre Oriente y Occidente que fui descubriendo durante el viaje. Lo que acá se hace “más desde arriba”, allá se hace “más cerca del piso”. Es como la comida: allá se come sentado en el piso, casi no se usan las sillas ni las mesas (o se usan, pero son muy bajitas), y acá es todo lo contrario. En Asia hay cierto “contacto con la tierra” (no sé cómo llamarlo) que acá no es común.

Sobre gustos no hay nada escrito, dicen. En mi opinión, en cuanto a baño público, la letrina me parece una opción más higiénica, ya que lo único que hay que hacer es apoyar los pies y no es necesario tocar absolutamente nada. Después en cuanto a comodidad, cada cual tendrá sus preferencias. Lo que sí es cierto es que “la pose de la letrina” es más natural y mejor para el cuerpo, a diferencia de “la pose del inodoro”. Una amiga que estuvo varios meses viajando por la India me dijo algo que me resultó gracioso y acertado: se acostumbró tanto a los baños “bajos” que cuando vio nuevamente un inodoro le pareció un trono casi burdo de estilo rococó. En pocas palabras: le pareció demasiado.

¿Tienen alguna experiencia, historia o anécdota? ¿Un baño fuera de lo común al que no hayan sabido como enfrentarse? Me encantaría saber cómo son los baños en otras partes del mundo, ya que las costumbres de baño también forman parte de y definen a una cultura.

En los baños chinos no habrá botellas de shampú legibles (por lo menos para nosotros), pero en algunos hay dibujitos como este en la puerta, del lado de adentro. Me gustó tanto que salí del baño, busqué la cámara y me metí a sacar fotos como una loca.

Ah, y ya que estamos: la mayoría de los nenes chinos no usa pañales