Homenaje a los libros de papel
(Iba a escribir un post de viajes y me salió esto)
Los libros no llegan a nuestra vida de casualidad. O, por lo menos en mi caso, un libro nunca llegó a mi vida de casualidad.
Soy amante de la literatura y de los libros. Desde que aprendí a leer no pasé un día sin estar viajando entre los renglones de algún libro. Soy de las que aprovechan cualquier “tiempo muerto” (viajes en bondi, salas de espera, filas para llegar a algún mostrador) para ponerme a leer. Soy de las que leen dos, tres, cuatro libros a la vez (no puedo esperar a terminar uno para empezar otro). Soy de las que tiene decenas de libros haciendo pacientemente la fila de espera en la mesa de luz. Y soy, por sobre todo, una romántica de los libros de papel. Sí, ya sé. Ya sé que hoy en día los libros se pueden descargar en formato digital, ya sé que así no pesan ni ocupan espacio, ya sé que tener una biblioteca virtual completa es cuestión de minutos (depende de la velocidad de nuestra conexión a internet), ya sé que son una opción mucho más ecofriendly, ya sé que viajar con un e-reader es mucho más cómodo y más liviano que cargar con varios libros. Ya sé ya sé. Pero no puedo: no puedo despedirme de los libros de papel. No puedo no volver de cada viaje con la mochila repleta de libros (preguntándome cómo es posible que mi mochila haya engordado tantos kilos…).
[singlepic id=6543 w=625 float=center] Soy capaz de viajar hasta con diez libros en la mochila! (va totalmente en contra de mi codiciado minimalismo viajero, pero no puedo evitarlo)
Si bien suelo leer algunas revistas y guías de viaje en su versión de pantalla, siento que la experiencia no es la misma. Y no hablo solamente de lo lindo que es tener un libro entre las manos, sentir la textura del papel, oler la tinta, escribirle anotaciones en los márgenes, subrayar frases, marcar la página con un doblez o con un señalador… Creo que, además de todo eso, una de las cosas que más me gusta de los libros de papel (por no decir “libros de verdad”) es ese momento en el que uno aparece, como de casualidad, en mi vida. Me encanta sentir que un libro me encontró, como si me hubiese estado esperando (o buscando) durante toda su vida… Y me encanta ilar los hechos hacia atrás y ver qué cosas tuvieron que suceder, una tras otra, para desembocar en ese libro.
Mi biblioteca está repleta de libros. Cada uno de ellos apareció en mi camino (como compra, como regalo, al azar) en un momento determinado, pero durante mucho tiempo creí que la que encontraba al libro era yo: era tan simple como ir a una librería, mirar títulos y comprar el que me llamara la atención. Yo iba hacia el libro. Cuando empecé a viajar y mi rutina se convirtió en una cadena infinita de casualidades y causalidades, me di cuenta de que en realidad ocurría al revés: era el libro el que me encontraba a mí, sin importar en qué parte del mundo estuviera. Y terminé de darme cuenta de esto el día que llegué a la casa de Cristina en Sevilla.
[singlepic id=6556 w=625 float=center] Si bien en este post no voy a hablar de Sevilla en sí, la ciudad fue fundamental como escenario de esta reflexión…
[singlepic id=6547 h=625 float=center] Y creo que cuando uno repite lugares va encontrando nuevos significados y nuevos por qués en cada visita
[singlepic id=6549 w=625 float=center] Descubre nuevos rincones de la ciudad y de uno mismo
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Era mi segunda vez en Sevilla. La primera había sido en febrero de este año, cuando visité la ciudad con la excusa de ir a una de las tantas fiestas organizada por estudiantes de Erasmus, pocos días antes de cruzar a Marruecos. Esta vez, llegué después de haber visitado Lisboa, y mi visita a la ciudad tuve un carácter más diurno (menos fiesta, más caminatas). La vez anterior me había quedado pendiente encontrarme con Cristina, una española que también viaja y escribe, y como esta vez nuestros tiempos coincidieron, me invitó a quedarme en su casa en la Alameda de Hércules, zona de bares. Apenas entré a su casa hice lo mismo que hago (a veces discreta y a veces descaradamente) cada vez que entro por primera vez a una casa ajena: me puse a revisar la biblioteca. Según el nivel de confianza que tenga con la persona, ese escrutinio bibliotecario puede ir desde un vistazo silencioso y semidisimulado de los títulos hasta un manoteo desvergonzado de cuanto libro llame mi atención. Y si bien Cristina y yo recién nos conocíamos, sentí que tenía la suficiente buena onda como para dejarme leer algunas páginas de sus libros. Además había uno que no pude evitar agarrar: “El mundo amarillo”, de Albert Espinosa.
[singlepic id=6567 w=625 float=center] Fiel al estilo Viajando por ahí, entremedio de este texto encontrarán fotos de relleno (todas de Sevilla, eso sí) :)
[singlepic id=6546 w=625 float=center] Amé al pajarito
Lo primero que me llamó la atención fue la tipografía del lomo, pero unos microsegundos después, apenas leí las primeras palabras, até cabos y recordé que hacía varios meses un amigo catalán me había mandado el primer capítulo de ese mismo libro por mail. En aquel entonces leí el capítulo en pocos minutos y me quedé con ganas de leer mucho más, pero como el libro no estaba disponible en internet ni en las librerías argentinas (o al menos eso supuse), lo dejé ahí y me olvidé. Y en ese momento, mientras releía el primer capítulo del libro, se me hizo evidente: tuve que hacer todo este camino (volver a Buenos Aires, recibir el mail de mi amigo, volver a viajar a España, volver a visitar Sevilla, coincidir con Cristina) para reencontrarme con ese libro.
“No hay nada que me atraiga más que la gente que crea mundos”, dice Albert al comienzo de su libro, y lo mismo opino. En su libro, Albert (escritor, director, actor y guionista) habla acerca de los descubrimientos personales que hizo durante los diez años que tuvo cáncer, descubrimientos que le permitieron tomarse de forma positiva todas las circunstancias que le tocó vivir. Pero más allá de esas enseñanzas, lo que más me gustó del libro fue su concepto de “los amarillos”, ya que con esa palabra definió “algo” que está presente en mi vida desde que empecé a viajar y a lo cual nunca supe qué nombre ponerle.
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[singlepic id=6560 w=625 float=center] “Mi alma” versión andaluza
Hace casi cinco años mi vida está atravesada por los viajes y, quiera o no, tener “el viajar” de rutina hace que mi manera de relacionarme con las personas sea distinta. Siento, además, que hay ciertas cosas que me ocurren con frecuencia y que no sé qué tanto me sucederían si no estuviese viajando. Una de ellas es que viajando conocí a personas que me cambiaron la vida. Con esto no me refiero a amores ni a amigos ni a familiares; tampoco fueron personas que me hayan dado una ayuda monetaria o que me hayan facilitado algún contacto. Son personas con las que tal vez compartí un café, un trayecto del viaje, una charla, un abrazo, una confesión, un llanto, una alegría y que nunca más volví a ver. Personas que en esos minutos, horas o días me ayudaron a ponerme en contacto con una parte muy mía, a ver ciertos problemas desde otra óptica, a entender ciertas cosas y a crecer. Albert Espinosa denomina a este tipo de personas, “amarillos”:
[quote] “En el hospital encontré muchos amarillos, aunque en aquella época no sabía que lo eran. Pensaba que eran amigos, almas gemelas, personas que me ayudaban, ángeles de la guarda. No acaba de comprender por qué un desconocido que hasta hacía dos minutos no formaba parte de tu mundo, después se convertía en parte tuya, te entendía más que cualquier persona de este mundo y notabas que te ayudaba de una manera tan profunda que te sentías comprendido e identificado.”
“Amarillo es la palabra que define a esa gente que cambia tu vida (mucho o poco) y que quizá vuelvas o no vuelvas a ver”.
“Yo creo que los amarillos están en este mundo para que tú consigas saber cuáles son tus carencias, para abrirte y para que la gente se abra.”
“Esas personas dan sentido a tu vida. Armonizan tu lucha interna, te dan paz”. [/quote]
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Según Albert, el encuentro con un amarillo no es algo casual, sino algo que debía suceder. Al igual que con los libros. Cada persona y cada libro que apareció en mi vida lo hizo por algo. Y, ampliando un poco la reflexión, podría decir que cada ciudad y cada pueblo que apareció en mi camino también tuvo su razón de ser. Y cuando pienso en mis viajes como combinaciones de libros con ciudades con personas, todo toma otro sentido. “Las ciudades invisibles” (de Ítalo Calvino) apareció en mi vida en el momento justo en Montevideo, gracias a un escritor que re-apareció en mi vida también en el momento en el que yo necesitaba conversar con un escritor que tuviera años de experiencia. “Ébano” (de Ryszard Kapuściński) y la doctora Sonia también me acompañaron en un momento clave, cuando estaba sola en Guatemala con dengue y no podía parar de llorar tras darme cuenta de lo frágil de la vida. Los libros de Paul Theroux también llegaron cuando los necesitaba, ya no recuerdo en manos de quién, mientras viajaba por Asia (y Paul Theroux, quien es a la vez el escritor y una versión ficcionalizada de sí mismo, me acompañó desde sus vagones de tren y sus viajes en kayak y me hizo darme cuenta de que no estaba tan loca por querer viajar y por querer vivir de mi escritura).
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Si los libros de papel no existiesen, ¿cómo haría para seguir teniendo estos encuentros? ¿Cómo harían ellos para aparecer (de manera física y real) en mi vida? Cada libro que me llevo a casa es más que una colección de hojas escritas: es un objeto que me recuerda un lugar, un momento de mi vida, una persona, una experiencia. Por eso en mi biblioteca no guardo solamente libros, sino recuerdos de personas, dedicatorias, flores secas, señaladores, postales y momentos. Y si todavía me faltaba convencerme de que son ellos, los libros, los que me encuentran y no yo a ellos, hubo un acontecimiento que me dejó sin palabras.
[singlepic id=6561 w=625 float=center] Me dejó sin palabras como “La Seta”, ese edificio-escultura que rompe con la arquitectura tradicional de Sevilla
[singlepic id=6551 h=625 float=center] Me hizo sentir chiquita
[singlepic id=6554 w=625 float=center] Como hombre frente a árbol de navidad
Apenas llegué de España a Buenos Aires (hace menos de una semana) sentí un enorme impulso de revisar mi biblioteca. Era algo que ya venía pensando en el avión: tengo que revisar mi biblioteca, tengo que revisar mi biblioteca. No me pregunten por qué. Llegué a casa, entré a mi cuarto, miré los títulos uno por uno y apenas lo vi lo agarré, sorprendida: pero ¿cómo? ¿cuándo me compré este libro? Sé que alguien me lo había recomendado y se ve que por eso lo compré, pero no recuerdo haberlo leído (y mucho menos comprado)… Fue él quien me había estado diciendo, quién sabe cómo, “Ani, revisá tu biblioteca”. Así que lo saqué y empecé a leerlo ahí mismo. No sé cuántos años estuvo ahí escondido, esperándome, pero era claro que había llegado el momento de leerlo. Mucha mayor fue mi sorpresa cuando me encontré con el siguiente párrafo (el libro no es de viajes):
[quote]“Un paseo por las calles de una ciudad en el extranjero, guiado por las indicaciones de la intuición, resulta mucho más gratificante que una excursión planeada según lo ya probado y experimentado. Ese paseo es algo totalmente distinto de un vagabundeo al azar. Dejando los ojos y los oídos bien abiertos, uno permite que sus gustos y sus rechazos, sus deseos e irritaciones inconscientes, sus pálpitos irracionales lo guíen cuando hay que optar entre doblar a la derecha o a la izquierda. Uno se abre camino en una ciudad que es sólo suya, que le depara sorpresas destinadas sólo a uno. Y descubre conversaciones y amistades, encuentros con personas notables. Cuando uno viaja de esta manera es libre; no “debe” ni “tiene que” hacer nada. Tal vez la única estructuración es el horario del avión al partir. A medida que se despliega el dibujo de la gente y los lugares, el viaje, como una improvisada pieza musical, revela su propia estructura y ritmos internos. Así se prepara el escenario para los encuentros que brinda el azar.”[/quote]
Como si lo hubiese escrito yo. Intuición, pálpitos, escenario, azar. Palabras que definen este momento de mi vida.
El libro se llama “Free Play: la improvisación en el arte y en la vida” y es de Stephen Nachmanovitch. Y con su súbita e inexplicable reaparición me demostró que a veces es necesario irse al otro lado del mundo solamente para regresar y darnos cuenta de que el libro que buscábamos nos estaba esperando en nuestra propia biblioteca.
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Ups! siento lo mismo. Y si hasta me sentí 100% identificada con este post. Yo vivo de los libros. Amo los libros y amo escribir todo el tiempo.Tampoco puedo viajar en colectivo sin leer, o tener uno en mi cartera/mochila/bolso siempre. Tengo pilas de libros que no me entran en las bibliotecas, y creo que sera un gran problema cuando me mude… como los llevare?.
Besos!
Leer es una de las mejores adicciones que conozco! Que no se termine nunca!
¡Cómo me gustan los posts como éste!
Me sentí muy identificado, porque siempre pensé también que de alguna manera, los libros llegan a uno, y no uno a los libros. Tengo escrito normalmente en la contraportada de algunos de ellos dónde los he comprado/recibido/encontrado. De alguna manera, es una historia dentro de algo que ya cuenta una historia de por sí.
Y qué alegría ver tantas fotos de Sevilla en este post, la ciudad en la que vivo ahora, y qué pena que no pudiéramos encontrarnos al final. Os la hubiera enseñado encantado, pero como ya os fui contando, me inventé sin irlo queriendo un viaje sobre la marcha, y bueno, creo que a la perfección comprendéis ambas que cuando el viaje tira de uno, poco se puede hacer.
Quien sabe si a la próxima oportunidad de vernos, a saber en qué país, intercambiamos algún libro.
¡Mucha energía desde Andalucía!
Antonioooo!!
Qué pena que no coincidimos! Pero claro que te entiendo, si el viaje llama, mejor escucharlo!
Y sí, promesa hecha: cuando nos veamos, te daré un libro (¿será el mío? ojalá!).
Saludossss!
Pues a mi me pasa con libros, canciones, historias que en algún momento hasta detestes pero a veces estos se vuelven a cruzar en el camino y mueven cosas dentro de mi, como antes no lo hicieron, de pronto se vuelven especiales :), es algo realmente romántico y hasta sublimen… De esas cosas q hacen de la vida algo especial.
cada entrada tuya es una revelación:)
Yo siempre debo viajar ligera…Por eso llevo conmigo más de un libro.
Los libros son algo que no pesan :)
Aniko, estoy contigo en todo lo que decís, son hermosos los libros, oler el papel, el tacto de las hojas, no los cambio por nada, yo también soy una lectora emperdernida, y cuando no puedo comprar, voy a la biblioteca y saco y leo varios libros a la vez….
Te mando un beso grande desde Mallorca, esperando que en tu próximo viajes, me visites…
Ani!! Qué lindo!!
Me pasa lo mismo… y me reí mucho con lo de “pispear ” la biblioteca ajena!! Yo hago lo mismo…
Mientras leía me acordé de un libro… (todo pasa por algo, no?). Se llama “La sombra del viento”, de Carlos Ruiz Zafón. ¿Lo leíste?
El personaje principal, Daniel Sempere, visita “El cementerio de los libros abandonados” y encuentra UN libro. ¿O el libro lo encuentra a él?
Muy bueno. Es una novela. Además, te va a gustar porque está ambientada en la Bercelona de mediados del siglo xx. Besote!!
jaja La Sombra del Viento es otro libro que me persigue (pero todavía no logró alcanzarme!!), me hablaron mucho de él, pero todas las veces que estuve a punto de atraparlo se escapó de mis manos… ya llegará el momento de leerlo!
Besos y BIENVENIDOS!!!
Muy recomendable!!! La ambientación de la Barcelona de esos años me encantó. También está “El juego del ángel” del mismo autor y la ambientación que describe te lleva a esa época. El cementerio de los libros olvidados es lo más!
Saludos
Me ha encantado!
A mi también me encantan los libros y que conste que tengo un lector electrónico pero si leo un libro en él vuelvo siempre después a los libros en papel porque echo de menos las sensaciones que me provocan.
También como Antonio anoto el lugar donde los compré o quienes me los dieron y aunque no he viajado tanto como tu si que me he mudado de país varias veces y he preferido llevarme libros mas que otras cosas ;)
A mí también me gusta pensar que son los libros lo que me eligen.
Lo mismo pienso del los blogs, y el tuyo es uno de ellos.
Ante la imposibilidad de vivir aventuras como en los libros y poder viajar (de momento) como lo haces tú, es una forma de transportarnos a otros lugares y otras épocas y de compartir sensaciones que de otra manera no viviríamos. ¡¡¡Y eso…no pesa!!!
Te recomiendo que leas “El retorno de los nómades” de Lía Schenck. Me parece que te puede gustar.
Un beso desde Euskal Herria y ánimos para que sigas con este maravilloso proyecto.
Lo bonito de un libro de papel en comparación a uno digital, es que cuando se abre parecen dos brazos que te dicen estoy aqui tómame y lee.
Para mí los libros en papel son insustituibles ya que no tengo internet ADSL y los lectores electrónicos todavía no son tan baratos como los libros. Ya he comprado libros por tan solo un peso en la librerías de la Av. Corrientes en Buenos Aires y en París en los “bouquinistes” hasta mismo se los encontré por solamente 30 centavos de euro. Los libros son muy importantes cuando viajamos por el interior de los países en micro fuera de las capitales, donde se necesita ir de una ciudad a otra para hacer conexión ya que en las pequeñas ciudades de una provincia suele no haber lineas para ciudades de otras provincias. Cuando estuve viajando por las Misiones, lo que me salvó del aburrimiento en la terminal de Santo Tomé de quedarme 3 horas sin nada para hacer, fue el “Piratas y Emperadores” de Chomsky que había comprado en un supermercado de Posadas. En mí casa todavia tengo casi 200 libros por leer y más otros 100 por comprar, además de uno por escribir.
Amo leer, no tengo un lector eléctronico pero intenté leer libros desde mi computadora y no pude, me cansaba mucho la vista, por eso sigo eligiendo los libros de papel. Me encanta tu blog, ya que viajar es uno de mis sueños que algún día cumpliré.
No hay nada como los libros en papel… hace un año aprox nos compramos un e-reader, que tiene muchas ventajas… pero nunca va a poder sustituir a un libro en papel. Mientras estábamos viajando por Fiyi terminamos de leer “The happy isles of Oceania”, y tenemos otro para recomendarte sobre la región (la lista siempre aumenta!) que se llama “Getting stoned with savages”, de Maarten Troost.
Saludos!!!
Hola chicos!
Estoy leyendo The happy isles! (aparece en la foto y todo) Y me da tantas pero tantas ganas de ir a Oceanía… maldito Theroux, me transporta!
Sigan pasándola lindo, ojalá nos crucemos!
Besos!
Me fascina como a partir de una anécdota y una reflexión construyes un texto tan bien hilado, interesante y que a tantos nos permite identificarnos. ¡Gracias!
Qué alegría tu comentario! Gracias por leer :) Y ojalá volvamos a coincidir en algún lugar del mundo (si vienen a Buenos Aires tienen casa!)
Excelente post y reflexiones sobre los libros y la lectura. Sin duda que el leer es esa semilla fundamental que nos proyecta muchas veces por un fascinante mundo donde convergen la curiosidad y el viajar.
Los libros son algo maravilloso en el que entras en un mundo distinto. Enhorabuena por tu post, nos encanta!
Que bueno encontrarse un post así.que bueno sentirse identificado con una persona pero que bello es ver que está sensación se comparte con varios mas. Llosa libros impresos tienen una magia única, como decís vos: los olores, el tacto, las anotaciones, los señaladores esa sensación de”conocer” cada página tan sólo por el tacto. recuerdo varias veces salir medio triste de librerías porque ningún libro me había encontrado. Me di cuenta que cómo decía vos: son ellos los que te encuentran. Ellos siempre te encuentran. Y fue así.siempre lograron encontrarme.
Me encantó el post!…me sentí absolutamente identificada…para mí es difícil expresar con palabras lo que significa tener en mis manos un libro…tengo en versión digital pero no es la misma sensación, no lo disfruto tanto. Comparto…los libros nos llegan en un momento en particular de la vida de cada persona. Fue un placer leer tu post
todo ese concepto de “personas amarillas” yo lo escuche hace ya muchos años pero en algo asi llamado como “la teoria de la tres personas”. Nunca mas pude volver a encontrar dónde lo leí, o encontrar de vuelta eso, pero me marcó mucho, sobretodo la parte que dice que hay personas que uno se las cruza en un momento particular, por una razon, un motivo, un algo.. y luego siguen su camino, fallecen, nos separan los destinos, o simplemente nunca mas nos volvemos a cruzar… asi como personas y libros, creo que tambien hay frases, momentos, sensaciones que llegan por algo..y lo mejor de todo es poder verlo y darse cuenta =)
Me encanta este blog!
Yo ahora me he metido ha hacer uno y la verdad es que voy a coger esta página como ejemplo a seguir.
Y otra cosa, me encantan las fotos…son una pasada.
http://viajandodespierto.blogspot.com.es/
Un saludo!
Jamás me había sentido tan y tan identificada con unas palabras. El món groc… hice varias horas de cola para que Espinosa me lo firmara. Tengo dos amigas que no saben vivir sin él, y nuestro objetivo es ir y picar a su puerta para ser sus amigas. :)
Aniko! me atrajo la portada del libro “El Mundo Amarillo” cuando vi las fotos en este post, lo investigué, leí el primer capítulo online, y lo acabo de conseguir de casualidad en una pequeña pero muy buena librería de Palermo. Estoy ansiosa por empezar a leerlo! gracias!
Que identificada me siento con mucho de lo que contás! también soy de esas que entra a una casa y “espía” la biblioteca. si tengo mucha confianza también me llevo alguno prestado.
Pero a diferencia tuyo, suelo viajar sin ninguno y los extraño, pero las guías turísticas pesan tanto que eso me desanima para sumar más kg a mi mochila.
Coincido con algunos en escribir la fecha en que llega a mis manos, si fue en algun lugar especial y/o si fue regalado por alguien también especial.
Los dejo, voy a ver si encuentro El Mundo Amarillo. Aniko, me atrapó lo que contaste, nunca había visto de esa forma a los encuentros que te cambian el viaje, esos abrazos que te das con un desconocido, que nunca más volvés a cruzarte, pero que nunca olvidarás…
Saludos y a seguir leyendo y viajando!
Gracias por mostrarme al señor Albert Espinosa, lo leí, vi la película, en fin, me encanto, fue de esas cosas que se dan solas. Gracias por poner el libro.
Qué fantástico relato Aniko. Me ha encantado y me he sentido muy identificado porque mi flamante nuevo lector solo me acompaña cuando los libros (por el motivo que sea) no pueden hacerlo.
Cuando partí hacia Hungría me propuse no llevar más de 3 libros conmigo en ningún momento de mi aventura, ahora mismo tengo una veintena en mi casa de Inglaterra y tengo miedo de no poder ni con la maleta cuando vuelva a cambiar de país.
¡Un saludo!
Ay Hungría! Ahí quiero ir! Es la tierra de mi mamá y de mis abuelos…
Me pasa lo mismo con los libros de papel. No hay como la sensación de tener un libro “real” en la mano, poder hojear sus páginas y sentir el aroma del papel y mirar las fotos si es que tiene. Me gustan los libros bonitos y me gustan las tapas bonitas de los libros, pero cuando viajo no me llevo libros porque pesan… así que bueno, en tu caso igual me compraría un reader para no quedarme corta si ya me excedí de peso en las maletas.
Una amiga me dijo una vez que son los libros los que nos encuentran a nosotros y que hay un tiempo para cada uno ya que le comentaba que tenía unos libros que estaban hace tiempo por ahí y por uno u otro motivo no había podido leerlos aún.
También las entradas de tu blog llegan a mí cuando las necesito. Esta estaba de hace semanas y no la había leído. Gracias!
hoolaa! Aniko me encanto este blog,a mi me encanta leer muchisimo,y ahorita estoy por ir corriendo a comprar un libro nuevo!gracias por todo tu tiempo a expresar este blog.
…..y deseo que sigas en actitud de viajar a muchos mas lugares como el de hungria…estare anciosa por ver tu nuevo blog..chao saludos.
Totalmente de acuerdo que viajar te hace conocer amarillos!!!! debe ser una de las cosas más lindas de la vida!
Albert Espinosa ha sido mi último descubrimiento y estoy enganchadísima a su manera de escribir. Leeré El mundo amarillo, habla de algo similar en sus otros dos libros ¡muy recomendables!
Yo devoro libros, a veces ellos me encuentran y otras veces yo me tropiezo con ellos, pero desde que tengo mi Kindle el placer de leer viene conmigo a cualquier lugar. Ya no lo cambiaría por el papel, pero estoy segura de que aún así los libros de papel que me quieran encontrar sabrán como ^^
Hola aniko.
Te conoci a través de los articulos tuyos publicados en la Revista del domingo del diario La Nación. Es un placer leer tus articulos, es como estar viviendo nuevamente el viaje que hiciste y estas relatando. Me gustaron mucho los que escribiste de Asia, me encantaria estar en la china en algun momento. Las fotos son hermosas y fundamentales para tu agradable relato, te seguire acompañando…
Holas,
Yo también creo que los libros llegan a nuestras manos por alguna razón, quiza no sabemos en el mismo instante cual es esta “razón” pero lo sabremos. También me gusta pensar que, en realidad, nada pasa si no es por que tenia que pasar, lo he comprobado muchas veces en mi vida, y hoy que lei tu blog (después de casi 3 meses que no lo hacia – me encantó “Wanderlust”) comprobé que no digité en google “Aniko blog” simplemente por casualidad, tenia que hacerlo hoy!
Hace 1 semana me compré un libro de Wayne Dyer donde él interpreta con frases cortas el Tao Te Ching”. Me gusta mucho la fiolosofía oriental y desde hace casi 4 años he leido casi 50 libros al respecto, pero este libro me gustó por que al igual que Lao, Wayne sólo coloca un párrafo por hoja y todo lo demás depende de ti y tu conexión. Me sentí muy identificado con ese libro y después de leerlo 2 veces e interpretar y reinterpretar, habia una frase que aunque entendia no terminaba con un “Eureka…ahora entiendo”… NO, realmente habia leido esa frase en muchos libros antes pero el hecho de que ahora un psicólogo y filósofo lo digan juntos me obligaban a comprenderlo y estaba dispuesto a quedarme en esa página dias y dias.. y así lo hice…
Cada vez que tenia un tiempo libre entre la oficina, las reuniones, las caminatas o el bus, volvia a recordar esa frase y trataba de analizarla por todos los ángulos…y todavia el Eureka no venia!… y parte de mi sabia que entender esa frase era de vida o muerte ya que me indicaría la dirección que tomaría en algunos años: “A cualquier lado”
Ya que me encanta leer, cuando estuve viendo los títulos de tus últimos posts era natural que escogiera este, ya que me uno a tu homenaje a los libros de verdad. Entonces lo encontré y no estaba en “negrita” como muchas frases pero para mi significó encontrar la piedra filosofal.
“Cuando uno viaja de esta manera es libre; —-NO “DEBE” ni “tiene que” HACER NADA —-
Y el hecho de no hacer nada siempre me ha fascinado por que es dificilísimo, y esta vez Wayne y Lao lo decian también… “No hagan nada y lo habrán hecho todo” y para mi, que soy practicamente un oficinista, hacer mucho es lo que debemos hacer… entonces ¿Estaré haciendo algo mal? – me preguntaba muchas veces. Ahora sé la respuesta:SI.
Mi interpretación ahora es que cuando uno hace lo que verdaderamente le gusta desde lo más interno de su ser, no desde la mente que todo lo quiere, si no desde el alma, desde el ser, desde antes de nacer…si hace eso para lo cual estaba destinado, entonces, es la naturaleza la que vive a través de él, es la vida la que se expresa, es el universo el que se manifiesta, es la flor la que florece… no es una decisión, no es una acción… realmente no estás haciendo nada y solamente estás dejando que suceda, eso le pasa a los músicos, deportistas, y místicos de verdad, ellos descubrieron lo que la naturaleza tenia pensado hacer a través de ellos y dejaron de resistirse, dejaron de hacer, no hicieron nada.
Entonces, entendi que para personas como tú, como los de couchsurfing y cualquier persona que tiene tatuada el “wanderlust” en el alma, viajar con la brújula del corazón es precisamente “no hacer NADA” y hacer TODO” a la vez y Stephen Nachmanovitch también lo sabia.
Desde este momento declaro que muy pronto estaré viajando, leyendo, escribiendo y aprendiendo alrededor del mundo. ¿Por que no ahora? Quizas por que soy un cobarde, pero dejaré de serlo en muy pocas lunas. Lo juro!
“A Cualquier lado” … es a donde iré por siempre.
Gracias Aniko.
PD: Me encantan las librerias de Buenos Aires, y con la excuza de visitarlas otra vez, pienso ir en unos meses a Argentina, estoy seguro que tú serás “un amarillo” en ese viaje…
Me gustó mucho este post… Es increíble como algo que parecía muy nuestro, resulta, que hay mucha gente que lo comparte. Estoy armando mi Kombi y me voy con un proyecto de hacer lecturas en pueblos no mayores a 20.000 personas, es un viejo sueño…Hacer que la gente vuelva a leer, vuelva a escribir (voy a difundir el género epistolar y hacer un concurso). Leí mucho de los libros que mencionás, soy medio enfermito con la lectura (imaginate que suelo leer hasta cuando voy manejando !!!), y hablando de “amarillos”, un libro de los que te acompaña por siempre, te recomiendo “Opio en las Nubes” de Rafael Chaparro Maidiedo, un escritor Colombiano que murió muy joven de lúpus… y, casualmente el personaje del libro es el gato Pink Tomate, el gato de Amarilla. Imperdible!!!!
Ps Hay una altura de nuestras vidas que vuelven a ser más importantes las casualidades que las causalidades….
Se lleva mis respetos aquel hombre que ha abierto más libros que piernas .
PS Choreado de por ahí….
“Estoy escribiendo un libro que espero sea leído por cientos de miles de personas, de manera que debo aislarme de todos. Mientras escribo el presente libro, he dejado dicho que no estoy durante horas y días, de modo que nadie, incluso personas que probablemente leerán el libro, puedan irrumpir mi soledad” (Walter J. Ong, en Oralidad y escritura).
Me resulto muy paradojicamente cierto y lo quise compartir, ya que se que estas escribiendo!
Exitoss
Aniko querida sentía que estaba escribiendo yo, me emocioné. Gracias por ser una de esas personas amarillas que llegó a mi vida, a mi ruta de búsqueda, a mi inspiración, en el momento justo. Jah bless!
Me siento identificado.. sobre todo el hecho de que a los libros no lo buscamos, ellos nos buscan en el momento oportuno.. cuando leí eso se me pararon los pelos, parecía que leía algo de mis pensamientos. Es hermoso leer.. y creo que viajando se disfruta mas.. si leer te transporta.. imagínate si viajando lees.. magia.
Me paso mucho esto de tener libros para leer y no leerlos por intuición quizás.. algunos los empezaba a leer y los abandonaba, no los sentía, pero después de un tiempo los volvía a agarrar y no lo podía dejar sin terminarlo.. leo los libros que tengo que leer en el momento justo.. si hay algo en lo que creo es el destino.
Saludos.. me gustaría encontrarte, abrazarte y volverte a dejar.
Te recomiendo “Nadie acabará con los libros” de Umberto Eco. Y si querés conocer Croacia te puedo dar varios consejos :)
Saludos!
Solo para preguntarte por los libros:
“Mundo amarillo” de Albert Espinoza
“Ebano”… ¿los recomiendas?
Yo te recomiendo: “historias de Nueva York” de Enric Gonzalez.
Siii, especialmente Ébano! Es una obra de arte.
Buenísimo! Me lo voy a comprar.
Si andas por España, aprovechá a comprarte los de Enric Gonzalez.
Pero sobretodo, muy por sobretodo buscate este libro: ”
Magallanes” de Stefan Zweig.
Acá en Argentina es difícil de conseguir.
Muchas gracias.
Hola Aniko!!Qué bueno tu blog.Te cuento que a mi tambien me encanta leer,escribir y viajar!!…Ya me estoy embarcando en un próximo viaje a Rusia y algunas ciudades de Europa del Este…Yo también leo varios libros a la vez..y me resultan insustituibles los de papel.-Te felicito por tu blog,por conocer el mundo,los “Amarillos” (que bien valen la pena),por autogestionarte en la escritura y por todo ese mundo interior maravilloso!!
Un cariño
Hola!
Te cuento que una vez vi un documental y comentaban el origen del tapeo y es el siguiente
Tapaban la bebida con un platito por las moscas
A alguien se le ocurrió poner comida y está modalidad se fue extendiendo y los bares fueron compitiendo
La gente cambiaba de bar para comer ese bocadillo q era gratis y la especialidad de la casa