Admiro a los camboyanos.
Admiro sus sonrisas.
Admiro su buen humor.
Admiro también, por qué no, su caos, porque significa que salieron adelante y siguen viviendo.
Admiro su fortaleza.
Admiro su presente.
Porque veo su pasado y no me queda otra que llorar por lo injusto que es el mundo, por lo extraño que es todo, y que unos pocos puedan arruinar la vida de millones de familias y porque no hay manera de borrar el sufrimiento.… Seguir leyendo...