Primeros acercamientos a Japón
Mi película preferida de la infancia era Chatrán, pedía que me la alquilaran siempre en el videoclub. Todavía me acuerdo de cómo sufría cada vez que veía la escena en que el gato se caía al río en una caja de cartón. Tiempo después me enteré de que es una película japonesa.
Crecí jugando al Super Mario, primero en el Game Boy, después en el Super Nintendo, después en el Nintendo 64, ahora en la Wii. Un amigo me dijo que el Super Mario es mi cocaína. Su creador es japonés.
En Perú, mi amiga Olga me hizo ver los videos de Pankun, un chimpancé japonés que se viste de humano y se sube al metro, sale a pasear con su perro y se saca fotos en una cabina.
Desde que un amigo peruano me mandó por correo el libro “After Dark” y me puso en la dedicatoria que presentía que me iba a gustar, no puedo parar de leer a Murakami.
Antes de viajar a Asia en el 2010 entrevisté a Fernando Kabusacki, un guitarrista argentino. Me contó que viajaba mucho a Japón y que tocaba con músicos japoneses: “Yo no hablo japonés y ellos no hablan español ni inglés, pero nos subimos al escenario e improvisamos música juntos”.
Conocí por primera vez a un japonés en Malasia. Mi amiga china Journey, que durante mi viaje por el Sudeste fue mi intérprete cultural de Asia, me señaló a un chico que iba con una toalla en el cuello y me dijo: “He’s Japanese. Japanese people always wear towels”. Era japonés y me lo volví a encontrar unos meses después de casualidad en las escaleras de la salida de emergencia de un edificio en Singapur. Tenía la toalla.
En Singapur viví en la casa de Kuni, un couchsurfer japonés muy conocido en la ciudad. Cuando lo conocí, en el 2010, ya había alojado a 500 personas. Me pareció muy silencioso y amable. Cocinó empanadas argentinas. Hace unos días soñé que Kuni me llamaba a un teléfono público para decirme qué lugares de Tokio no me podía perder. “Andá a DUMBO”, es lo único que recuerdo de lo que me dijo.
Tuve un novio indonesio que quería ser japonés. En Bali me enteré de que muchas japonesas viajan a la isla para estar con los taxiboys balineses.
En el Jardín Japonés de Buenos Aires me encontré con una convención de otakus y les saqué fotos. A veces creo que los fans de Japón saben algo que yo no.
Siempre amé la papelería sin saber que mucho de eso proviene de Japón. Sigo usando la tijera de Hello Kitty de cuando tenía 6 años. Sanrio, Made in Japan.
Cuando alguien dice sushi ya no puedo pensar en otra cosa.
Un francés me contó que existe un síndrome que sufren algunos japoneses la primera vez que viajan a la capital francesa: el síndrome de París. Tiene que ver con el choque que sienten entre sus expectativas y la realidad. Estuve dos años con ese síndrome.
Entre el 2010 y el 2011 viví casi un año y medio en el Sudeste Asiático. No fui a Japón. No sentía que fuera el momento (y me parecía muy caro).
Las curiosidades que se publican de Japón en internet siempre suelen llegarme por alguna vía u otra: cámaras ocultas rarísimas, islas donde solo habitan gatos, un bosque donde la gente va a suicidarse, hombres que duermen en cápsulas, sabores raros de Pepsi, sandías cuadradas, gente que se disfraza de personajes de animé, dispensers de bombachas, inodoros supersónicos.
También:
este capítulo de Los Simpson,
este video de Saturday Night Live,
las películas de Miyazaki,
los haikus de Basho,
los cuadros de Hokusai,
Pokemon Go
y tanto más.
Diría que casi el 90 por ciento de las veces que dije que mi nombre es Aniko, la siguiente pregunta fue: “¿Es japonés, no?”. ¿Tengo cara de japonesa? Me dijeron Yoko, Amiko, Akiko, Ariko. Hasta me rebautizaron Haiku. Una vez me contrataron en un trabajo por “mi nombre japonés” (mi jefe sabía que yo no era japonesa pero quería una firma exótica en su revista).
Tengo un marido francés que admira Japón desde que es chico y su sueño siempre fue venir acá. Con él miré “Death note” mientras llovía en Biarritz y, una tarde en Buenos Aires, compramos dos pasajes de ida a Tokio.
***
Me dijeron muchas cosas acerca de Japón:
“Gente: dejen todo y vayan a Tokio una vez en su vida”, me dijo una amiga de la facultad cuando volvió de su primer viaje a Japón,
“No me gustó, los chicos no querían jugar conmigo, parecen robots”, me dijo un nene que fue con su familia,
“Fui a una discoteca donde estaba prohibido bailar”, me dijo un amigo,
“Es todo caro y casi no hablan inglés”, me adelantaron,
“Flashearás”, me prometieron.
“Es otro mundo”, fue la frase más usada.
Yo solo podía preguntar, googlear e imaginar a lo lejos. Durante los tres meses previos al viaje me dediqué a armar una lista: “Cosas bizarras que quiero encontrar en Japón”. Ahora la miro y siento que me quedó muy ingenua.
La noche antes de viajar, en Nueva York, miré el mapa de Tokio y me asusté. Es el área metropolitana más poblada del planeta con 38 millones de habitantes. Quién nos manda a irnos a vivir a Japón, aunque sea por tres meses. No conocemos a nadie, no hablamos el idioma, todo es carísimo, qué vamos a hacer allá. Nuestra idea era instalarnos un mes en Tokio, seguir trabajando cada uno a distancia en lo suyo (L es programador), recorrer un poco el país y después huir del invierno. Qué teníamos en concreto: nada. Solo dos reservas de Airbnb para los primeros veinte días en Tokio. Yo tenía mucho miedo de sentirme perdida.
El avión japonés en el que viajamos fue un adelanto de lo que nos esperaría al llegar:
los inodoros tenían botones,
los baños eran impecables y muy espaciosos,
las azafatas hacían reverencias,
comimos con palitos cosas que no sé qué eran,
en la tele pasaban programas japoneses con muchas letras sobreimpresas en colores,
los pasajeros eran muy silenciosos,
mi vecino no hablaba inglés,
no hubo turbulencia.
A pesar de todo no dormí. Cuando llegamos a Tokio era mediodía, nuestro cuerpo seguía 12 horas más atrás y yo ya no sabía quién era ni dónde estaba.
Primera impresión en el aeropuerto: “No entiendo nada”. Había demasiada información visual. Preguntamos cómo llegar a la casa de nuestra anfitriona, nos dieron el mapa de metros y trenes de Tokio y ahí sentí: “No, ahora sí que no entiendo nada”. Logramos comprar los boletos —ya ni me acuerdo cómo hicimos, creo que cambiamos plata y que en las máquinas había un botón que decía English—, nos subimos al tren y yo seguí sin entender. En los asientos veía japoneses durmiendo, otros mirando el celular, otros leyendo. Ninguno nos miró con especial atención. Detrás de ellos un paisaje verde a toda velocidad. Más de una hora después nos bajamos en Sumida, el primer barrio de Tokio en el que nos quedaríamos. Con un wifi que encontré en la estación pude marcar en el mapa la ubicación exacta de la casa de Rie, la chica que nos alquiló una habitación por una semana. Ahora que ya vi más de Tokio siento que Sumida fue un regalo de bienvenida. Era un barrio antiguo de calles curvas.
En esos diez minutos de caminata vimos:
mucha gente en bicicleta,
más de diez máquinas expendedoras de bebidas al aire libre,
ningún auto estacionado en las veredas,
chicos jugando solos en la calle,
paraguas y zapatos en las puertas,
ninguna reja,
plantas del lado de afuera de las casas,
un espacio público muy cuidado,
bastantes policías controlando el tráfico, que era mínimo,
autos cuadrados y compactos, como comprimidos,
dibujitos muy cute en cualquier cartel o anuncio,
bicis sin atar.
Yo vi un lugar muy distinto al Sudeste Asiático. Nada de caos en las calles, nada de gente viviendo su vida privada en el espacio público, nadie que nos dijera “miss, mister, taxi, where are you from?”.
Rie nos había dicho que no iba a estar en su casa cuando llegáramos y que nos había dejado la llave en el buzón. Intentamos abrir el buzón con la clave que nos dio —que era facilísima y solo requería un movimiento— y no pudimos. Probamos varias veces y no funcionaba. Como las calles en Tokio no suelen tener nombre ni número, tampoco estábamos seguros de que estuviéramos en el lugar correcto. Jet-lag, cansancio, enojo, calor. No sé qué día es, esto no puede estar pasando. Estuvimos unos quince minutos parados delante del buzón viendo qué hacer hasta que saqué una lapicera y entre los dos pescamos las llaves —deja-vu: ya hicimos esto una vez en Biarritz, en nuestro propio buzón, cuando la dueña de la casa se olvidó de darnos la llave y a mí me llegó un paquete—. No es que me sienta orgullosa —o quizá sí— pero logramos sacar las llaves del buzón cerrado y pudimos entrar. “¿Te imaginás si esta no es la casa de Rie y hoy a la noche aparece una familia japonesa y nosotros estamos acá?”, le dije a L. Pero cuando abrimos la puerta y se nos tiró encima un perrito para llenarnos de besos supimos que era ahí. En su perfil de Airbnb, Rie sale con Maron, su perrita. Me acosté a descansar y me quedé dormida hasta el día siguiente.
A mi cuerpo le costó acostumbrarse a Japón. Los primeros días dormimos en colchonetas en el piso y me dolían los huesos de la cadera de estar de costado. A las 8 de la noche ya me daba sueño, a las 9 me quedaba dormida y a las 5 de la mañana me despertaba sin saber qué hacer —una vez me puse a ver Lost in translation—. Tenía hambre en horarios raros y no salía pensando que estaba todo cerrado. Cuando salía tampoco encontraba comidas que me encantaran y muchas de las cosas que veía en el supermercado las tenía que adivinar (“que no sea cerdo, que no sea cerdo”). Salía a caminar por la ciudad y me daban unos mareos que el piso se me movía como en un barco. Las estaciones de metro y de trenes me abrumaban de tanta información. El jet-lag me duró como diez días.
Ahora, después de casi 20 días explorando Tokio siento que acá es donde tenía que estar.
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* En el próximo post hablaré mucho más de Tokio, pero si quieren ir leyendo acerca de mi viaje en tiempo real puede seguirme por Instagram o Facebook.
* Les dejo un cupón de descuento para su primera reserva en Airbnb (si lo usan nos están ayudando ya que nos dan un descuento a nosotros también).
yo viaje a traves de tus post… muchas gracias por compartir todo… Saludos desde ecuador.
pd: Te casaste???.. FELICIDADES!
:)
Me encantó el acercamiento a Japón Aniko!
estaba claro que estaba en tu camino pisarlo alguna vez! y así como lo leo, si que parece otro mundo!
Aniko!
Tenia ratos de no seguir tus historias en el blog por mis ocupaciones pero que bien que finalmente, cuando encontré un respiro, veo tu post sobre un viaje a Japón. Tenía que leerte. Te admiro mucho por tu estilo de vida y ver que te fuiste para allá me llenó de emoción pues me gusta mucho la cultura japonesa. Asi que más pedir, mi heroína viajera en el país que más me gusta (además del mío). Espero poder seguir leyendo más de tus post pronto y ver que impresiones nos mandas desde allá. Un caluroso saludo desde El Salvador!
Hermosa descripción! fui en marzo pasado a Japón por vacaciones y realmente es Distinto (así con mayúscula), y la gente es increíble. Gracias por llevarme nuevamente allá con tu relato!
Como decís, conocemos mucho de Japón sin saberlo (tantas cosas japonesas) y a la vez conocemos tan poco de su cultura.
Supongo que no te digo nada que no te hayan recomendado, pero salgan de Tokio, hay cosas hermosas y muy diferentes en otras ciudades y pequeños pueblitos como Hakone, Takayama, SHIRAKAWAGO.
Nuevamente gracias y espero sigas haciéndonos viajar!
Siii, vamos a salir de Tokio, pero no es fácil! Esta ciudad atrapa!
Todavía tenemos más de dos meses, así que en una semana vamos para otro lado…
Japon es uno de esos paises que crean expectativas por la exposicion que tiene su cultura, productos y fama en el mundo.
Por ahi estuve paseando unas semanas y (llenandote todavia mas de sugerencias) recomiendo:
Si pueden conseguir alojamiento en Osaka seria ideal, ya que de ahi queda cerca Kyoto, Nara y Kobe.
Ikaruga – Una localidad muy cerca de Nara. Es un pueblo japones que no esta manicurado para turistas (de hecho cuando fui no vi ninguno) y tiene el templo de Horiuji Patrimonio de la Humanidad (ahi vi el unico grupo de turistas, pero en general muy comodo para pasear)
http://www.japan-guide.com/e/e4104.html
Kawazaki – Muy cerca de Tokio, con museo de Doraemon y el templo Daishi. Esa vez que fui realmente era el unico turista no japones y vi el templo a mis anchas.
http://www.japan-guide.com/e/e3250.html
Espero con ansias tus impresiones de Tokio!
Gracias Agustín! Justamente ahora nos estamos quedando en Kawasaki, así que ya les contaré. :)
Conocí tu blog de casualidad. Hace dos semanas volví de Japón y justo caí en este post… Me sentí muy identificada con lo que viste en esos 10 minutos de caminata, me llamaron la atención exactamente las mismas cosas! Ahora voy a dedicarme a chusmear un poco más el blog y tal vez también los libros :)
Japón no es otro país, es otro “planeta”. Allí descubri lo mal educados que somos los españoles. Y claro, el español -gallego- era yo. Pero es que estoy hablando de mi.
Seguid. Siente, Japón.
No te miran “jamás”” pero siempre te ven. Somos “gaiyin””. Y lo seremos siempre, las mentaludades y costumbres latinas para ellos.
Japón es la “especie” evolucionada del Hombre. (Si no lo entiendes, lo mas probabl, reflexiona sobre ello si has pisado Japón. Si no lo has pisado no tienes capacidad cognitiva para comprenderlo). Suerte. Domo arigato
Hola Aniko, que lindo leer esto a pocos meses de que nosotros mismos viajemos a Japon. A mi me paso algo parecido, compramos los pasajes por una oferta que había en AirAsia y de repente me cayo la ficha: vamos a Japon! Todavía no se bien que esperar del mes que pensamos pasar allí, pero lo que es seguro es que va a ser absolutamente distinto a todo lo anterior (o lo posterior).
Gracias por compartir, saludos!
Qué flash esa ciudad!! Y todo Japón, me imagino….Unos amigos viajaron hace poco y quedaron impactados. Les llamó la atención la cantidad de gente que vieron en el transporte público, bares, etc…leyendo libros “en papel”. Sólo ese dato me hizo tener muchas ganas de ir jaja. Y hablando de libros, no sé si has leído algo de Natsume Soseki. Yo lo descubrí hace poco tiempo, leí su libro “Soy un gato” (el protagonista y narrador de la historia es un gato que cuenta su vida en una familia japonesa, en Tokio, en los últimos años de la era Meiji, y reflexiona con acidéz y humor acerca de la humanidad y la sociedad japonesa que en esos años comenzaba a “occidentalizarse”). Es un libro largo pero muy rico en detalles sobre la cultura japonesa. Me gustó mucho. Hay otros más cortos que me han recomendado mucho también: Kokoro, Sanshiro, Botchan….Seguramente ya hayas leído algo o lo hayas oído nombrar así que me dejo de bla bla bla jaja…Por aquí vamos siguiendo tu viaje con mucho placer..Besos!!
Qué interesante suena ese libro! Lo voy a buscar.
Y sí, es cierto que se ven muchos japoneses leyendo libros en papel (y acá Kindles no faltan).
Es un gran libro! Se puede conseguir un fragmento (no recuerdo si el libro entero) en PDF. Llegué a ese libro por casualidad hace unos años y me fascinó.
Un verdadero deleite leerte, me transporto cada vez que te leo.
Alguna que otra callecita peatonal se parece a las del microcentro porteño pero con carteles japoneses, ja. ja.
Que hayas sacado una foto a una maquina expendedora me sugiere sólo una cosa: Debe estar lleno de esas máquinas en todos lados ¿ Cierto ?
Espero que pronto vuelvas a publicar fotos de Tokio, se ve como una ciudad bastante interesante y como toda gran ciudad con distintos barrios diferentes. La foto de Ginza se ve bastante diferente a las primeras.
Saludos.
Hola Aniko hacia mucho que no te leía, ahora estoy al día supongo con este y otros post. Recuerdo te descubrí hace solo dos o tres años cuando estabas en Francia. Gracias por dejarme viajar contigo. A mi de Japón siempre me gustó Kurosawa y en especial una película que se llama “Dersu Uzala”.
Te sigo, ¡Abrazo! Espero algún día compartir contigo algún té rico que se que te gusta. Mariana.
Gracias por la recomendación. :)
¡Buenos días!
Nosotros estuvimos en Japón en la primavera de este año, fue una pasada. Nos encantó tanto el país como su cultura, la gente es muy especial y tienen un respeto increíble por la naturaleza. Estaba todo precioso con las flores del cerezo, y qué decir de los templos… increíbles!! Tokio nos gustó mucho, pero lo que nos enamoró fue Kyoto. Más rural, más auténtico :)
Un abrazo!
Great photos
Amo tu forma de escribir, es una inspiración para mí. Un saludo desde México Aniko! :)
Ya terminé de leer tus dos libros, leí primero el síndrome de parís; acabo de terminar días de viaje.
Tengo 23 y muy pronto comenzaré a viajar, en gran parte inspirado por tu trabajo.
Qué bueno, gracias! éxitos!!
Hermosa foto que capta la práctica nocturna en el dojo de kendo.
Gracias! Era muy lindo volver de noche y poder espiar eso a lo lejos…
Ja,que gracioso lo que comentás con que el jet lag te duró 10 días. Yo fui hace poco por primera vez a Tokio y francamente la impresión inicial no fue demasiado buena. Me cansaba mucho al caminar, salía a la calle con mi listita de cosas y al final terminaba haciendo lo que la ciuda quería. Medio como que me ganaba la pulseada. Pero después de 5 días me di cuenta de que necestiaba ese tiempo de “warm-up” para poder empezar a disfrutar bien del lugar que, sin dudas, es avasallante. Que locura el Pachinko y no olvido más mi primer bowl de Tonkotsu ramen.
Besos, gracias y felíz viaje!
Creo que es como vos dijiste: “al final terminaba haciendo lo que la ciudad quería”. :)
Soy argentina, estoy casada con un europeo, mi película favorita de la infancia era Chatrán, el sueño de él es ir a Japón.
Gracias x mostrarnos un preview de algún momento en el futuro.
qué lindo! ojalá puedan hacer el viaje a Japón :)
Aniko!
Aló desde CABA. Hermoso seguir leyéndote y acercándose uno a esa cultura curiosa, ancestral y re-zarpada, para hablar en criollo.
Yo voy a viajar a Europa, luego Rusia y finalmente ferry hasta Japón. Estoy investigando todo lo que puedo, pero pareciera que nunca se acaban las dudas.
Por favor, si es posible, publicá tu lista de cosas bizarras para ver en Japón. Yo también tengo una (con museos y barrios determinados), pero nunca se tienen demasiadas bizarreadas por ver. Hay que ir por más.
Un abrazo grande!
Salud.
jaja igualmente me parecían bizarras desde Buenos Aires, ahora son muy naif.
Voy a ver si las publico en un post más adelante.
Buen viaje!
Hola, me encanto esta entrada. Japon es uno de mis paises favoritos.
Si pueden pasen por mi bog, tambien es de viajes y recien empiezo.
https://beautifuldestinations98.wordpress.com
Me encanta tu blog Aniko.
Besos
Hola :) te sigo desde hace ya mucho y moría por que fueras a Japón
1) Por que es mi sueño
2) Por que tu explicas todo tan bello y detallado que te sientes ahí y todo te sirve para el futuro viaje. gracias :)
Yo soy de México y estoy pensando en ir a Japón para agosto del proximo año, una cosa de 10 dias nadamás, pero toda la gente siempre me asusta con lo mismo, TODO ES CARISIMO Y NO TE VAS A PODER PAGAR NADA. yo tengo la teoría que mas caro que ciertas ciudades europeas famosas no puede ser. Pero tú como alguien que ya lo esta viviendo, es de verdad todo EXCESIVAMENTE CARO?
Gracias por la info, sigue tu trabajo eres maravillosa <3
Hola Paulina,
Japón es caro pero hay ciudades europeas igual o más caras! Son precios altos pero no imposibles, lo importante es venir mentalizado y que no sea una sorpresa. Por noche de alojamiento vas a gastar mínimo 20/30 usd (depende si venís sola o compartís), si comés afuera vas a gastar unos 10 usd por comida (comiendo algo barato), si vas al super y te cocinás vas a gastar menos. Lo más caro, para mí, es el transporte, tanto el interno en Tokio como los trenes de larga distancia. De todos modos, acá el metro cuesta 2 dólares y en Londres lo pagué casi el doble, si mal no recuerdo.
No te pierdas de venir a Japón!
Acabo de ir por 7 dias, tuve experiencias muy parecidas a las tuyas Japón es pais de contrastes, de clásico y moderno, la gente siempre es muy amable, 7 dias fueron muy poco para todo lo que hay que ver, yo viaje sola desde México hasta japón y antes de ir me base mucho en tu blog para armar mi viaje, y ahora que regreso y lo leo de nuevo, se que no estuve tan errada en mis recorridos :) y que me pasaron cosas muy similares al llegar allá. sin duda tengo que regresar, esta vez con compañia :P
muchas gracias por compartir tus experiencias, nos ayudan mucho, un abrazo