Hay lugares en los que me dedico a coleccionar momentos. O tal vez los momentos vienen a mí. Pero en Macau siempre me pasa lo mismo: más que el lugar, lo que me llevo son las personas y las experiencias (que, tras ser vividas, se convierten inmediatamente en recuerdos). Podría decir que viajar es (también) coleccionar momentos, guardar historias, aprender algo de cada persona que uno se cruza, inspirarse por las vivencias de otros viajeros…

Cada una de estas fotos en “versión LOMO” (trucha, porque no tengo una cámara Lomo —ojalá que sea “por ahora”—, pero tal vez esté desarrollando mi mirada Lomo) tiene una historia detrás. Pero no son grandes historias, sino pedacitos de la vida cotidiana de Macau, momentos fugaces de mis días en esa región del mundo.

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Journey y yo íbamos caminando por la calle y vimos, desde abajo, a estas dos mujeres que miraban —concentradísimas— cómo arreglaban un farol. Me puse en una posición estratégica para que no me vieran y les saqué la foto.

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Como conté en la parte I, Macau es famosa por ser “Las Vegas del Oriente” y mucha gente va a pasar el fin de semana solamente para encerrarse en los casinos. Este, el Grand Lisboa, es uno de los más famosos y un “landmark” en Macau: es imposible no verlo, es el edificio más alto y pomposo de Macau.

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Pero Macau, a la vez, es una ciudad que fue colonia portuguesa y que desborda de iglesias (algo poco visto en Asia, con excepción de Filipinas). Esta iglesia está en Coloane, el sector más tranquilo de Macau, un área que me hizo sentirme en algún pueblito  perdido de Brasil.

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Lo interesante es ver cómo se mezclan ambos mundos. Por más que uno viaje a Macau sin la intención de meterse en los casinos, es difícil escapar de la publicidad y la parafernalia casinesca (?) (si es que existe un término así). Por todos lados hay stickers, carteles, anuncios, souvenirs de los casinos, y cada vez que uno mira hacia el horizonte, algún casino corta la mirada.

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Igualmente, les cuento, Journey y yo nos dedicamos a hacer un poco de casino-tour (sin apostar nada, claro). Me intrigaba mucho ver estos lugares por dentro y presenciar la locura de la gente que apuesta miles de dólares y no para hasta ganar o hasta haber perdido todo. Esta foto es en el casino Venetian (el que quiere ser una réplica de plástico de Venecia); ahí la gente tira monedas en “el canal” por donde pasan las góndolas (¿traerá buena suerte?).

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No permiten sacar fotos adentro de los casinos, pero tuve la suerte de encontrar esta máquina tragamonedas… en la calle. Para el que se quedó con ganas y con plata. Ah, y les cuento que en un casino, a Journey y a mí nos pidieron el documento para probar que somos mayores de 18 (!!!). Cuando el guardia de seguridad leyó “1985” en el mío medio que se asustó, me miró y me dejó pasar. No me sentí halagada, sepanlo!

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El Grand Lisboa es famoso no solamente por su “arquitectura” (visto de lejos, es una hoja gigante) sino también por sus “chicas”…

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Cuando salimos de uno de los casinos hacía tanto calor que decidimos sentarnos en una plaza a mirar el show de la fuente: cada 15 minutos, sonaba una canción en plena calle (entre ellas, El Rock del Reloj, Pocahontas, O Sole Mio y otras) y la fuente que ven en la foto hacía una coreografía acuática con mangueras y bolas de fuego. Vimos como cuatro (más que nada porque no teníamos ganas de movernos), y este arco iris apareció varias veces.

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Cuando nos aburrimos del casino, nos fuimos en busca de las galletitas. Estas “almond cookies” son las galletitas típicas de Macau: toooodos los negocios del centro histórico las producen y ofrecen muestras gratis. Así que abusamos del sistema, entramos a cada negocio y comimos por lo menos dos en cada lugar. Tarde gratis de galletitas de almendra.

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Caminando por la aldea histórica de Taipa (Macau se divide en tres regiones: Macau, Taipa y Coloane), llegamos a este parque lleno de flores de todos los colores. Y ahí caí: ¡claro! ¡acá está empezando la primavera! Hace cuánto que no veía una primavera…

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Más tarde, nos bajamos del colectivo y nos chocamos con este mural. Obviamente las dos, Journey y yo, frenamos a la misma vez para sacarle una foto. Y Journey, para no ser menos personaje de lo que es, dijo, feliz, “oh, shit! I love shit!”. Esta mujer no puede ser tan bizarra y no puede caerme tan bien.

Estas dos mujeres estaban charlando como locas, a los gritos, sobre… no sé, tendré que usar la imaginación. Tal vez discutían, indignadas, el precio de las verduras, o hablaban de que la vecina se fue con otro, o recordaban historias de cuando eran jóvenes, o se quejaban de esta juventud china de hoy…

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Caminando vi, a lo lejos, este metegol y fui corriendo a sacarle una foto. ¿Cómo digo metegol en inglés? No sé por qué pero jamás imaginé encontrar un metegol en China.

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Ellos son Clancy y su novia Ritchy. Clancy fue quien me alojó la primera vez que vine a Macau, lo conocí a través de Couchsurfing y nos hicimos buenos amigos. Esta vez, me alojó en el departamento que acaba de comprar con su novia. Clancy tiene planeado un gran viaje: cruzar de Asia a Europa en bicicleta en siete meses. Si tuviese estado físico, juro que lo haría. O tal vez en moto :D (La foto la sacó Journey con su iPod y su aplicación LOMO, para seguir en la misma onda).

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Y por último, Kit, un nene filipino PERSONAJE. No tiene ni dos años y ya es un personaje. Habla filipino e inglés y es demasiado inteligente y adorable.