(Atención: este es uno de esos posts repletos de fotos, así que esperá unos minutos a que termine de cargar. Mientras tanto te invito a escuchar un tema que me gusta mucho y que una mañana entró por la ventana de la casa donde nos quedamos en Santiago.)

No pude conseguir un mapa de Santiago: las oficinas de información turística estaban cerradas por el paro de los municipales, el que vi en la librería era demasiado caro y muy poco transportable, y ningún restaurante tenía “un mapita” de la ciudad. Así que caminamos sin mapa. Usamos guías circunstanciales, como los planos de las estaciones de subte, las indicaciones de la gente en la calle o de los carabineros, los mapas-carteles que aparecían en las esquinas más concurridas de cada barrio. Y no sé si fue por la falta de expectativas y de rumbo fijo, pero Santiago me sorprendió mucho, para bien.

[singlepic id=7508 w=700 float=center] Encontré cosas como: árboles felices

[singlepic id=7516 w=700 float=center] Gatos

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[singlepic id=7529 w=700 float=center] Arte callejero

[singlepic id=7535 w=700 float=center] Detalles ocultos

[singlepic id=7541 w=700 float=center] Reflejos

[singlepic id=7549 w=700 float=center] Montañas de fondo

[singlepic id=7572 w=700 float=center] Parejitas mimosas en tooodos los parques

[singlepic id=7591 w=700 float=center] Propaganda pre-elecciones

[singlepic id=7502 w=700 float=center] Pianos

[singlepic id=7608 h=700 float=center] Mensajes en las paredes

Estuvimos siete días en la capital chilena y nos dedicamos a recorrerla a pie (aunque para distancias más largas nos hicimos habitués del metro). Yo no tenía una idea previa de la ciudad, nunca había escuchado demasiado acerca de ella (además es muy difícil imaginar una ciudad que uno no conoce). Cada vez que decía que iba a viajar a Chile, los elogios se los llevaba Valparaíso, y Santiago era mencionada más al pasar. Debe ser difícil competir con Valpo. Así que sin esperar que pasara, Santiago me encantó. Sentí un magnetismo que me fue llevando por cada uno de sus caminos.

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En cada caminata descubrimos rincones distintos, pasadizos que llevaban a barrios ocultos, murales y colores en todas las paredes. En Santiago vi pedacitos de Buenos Aires, de Montevideo, de Rosario, de Barcelona, de ciudades centroamericanas. Me pareció una ciudad con mucha cultura latina, más de la que me esperaba. Pensé: “Esta ciudad es una mezcla de muchas”. Al igual que todas, ¿no? Buenos Aires, Montevideo, Santiago se entrecruzan, se combinan entre sí y forman esas ciudades sudamericanas que tanto me gustan. Por eso a veces me pregunto si es posible extrañar a una ciudad en su totalidad o si lo que extrañamos son pedacitos sueltos de cada lugar. Lo dije alguna vez y lo sostengo: no hay que perderse las capitales, ya que condensan la cultura de un país como ningún otro lugar. Soy tan fan de los pueblitos como de las grandes ciudades. Y nada mejor que caminarlas todo lo que se pueda.

[singlepic id=7501 w=700 float=center] Uno puede encontrarse cosas como: chicos patinando en el Centro Gabriela Mistral

[singlepic id=7505 h=700 float=center] Adolescentes en los parques

[singlepic id=7509 w=700 float=center] Esquinas esquinas esquinas

[singlepic id=7510 h=700 float=center] Iglesias abandonadísimas

[singlepic id=7523 h=700 float=center] Saludos ocultos (mirá si justo es tu cumpleaños…)

[singlepic id=7531 h=700 float=center] Gatos pintados

[singlepic id=7534 w=700 float=center] Robots haciendo campaña para presidente

[singlepic id=7536 h=700 float=center] Cosas que caen

[singlepic id=7542 w=700 float=center] Manifestaciones

[singlepic id=7543 w=700 float=center] Linda luz

[singlepic id=7544 w=700 float=center] Gente trabajando

[singlepic id=7550 w=700 float=center] Instalaciones raras

[singlepic id=7555 w=700 float=center] Deseos

[singlepic id=7559 w=700 float=center] Bicis copadas

[singlepic id=7551 w=700 float=center] Caritas en las raíces de los árboles

[singlepic id=7562 w=700 float=center] Candados de amor en los puentes

[singlepic id=7565 w=700 float=center] Los ojos de Neruda (en la Chascona, una de sus casas)

[singlepic id=7574 w=700 float=center] Músicos de todo tipo

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[singlepic id=7582 w=700 float=center] Detalles simpáticos

[singlepic id=7587 w=700 float=center] Autos malos

[singlepic id=7593 w=700 float=center] Preparativos

[singlepic id=7597 w=700 float=center] Mercados callejeros

[singlepic id=7602 h=700 float=center] Muestras de fotos al aire libre

Como no íbamos con imágenes previas ni objetivos concretos, todo nos sorprendió: los parques tan verdes y bien cuidados, la cantidad de ciclistas (y las bicis modernas), las montañas nevadas a lo lejos, los puestos de comida callejera, la infinita colección de murales, los pianos sueltos por ahí, la amabilidad y buena onda de la gente, la presencia de Pablo Neruda y su poesía.

Santiago me ayudó a reconectarme con varias cosas que tenía abandonadas, especialmente la música y la fotografía. Una tarde salí a caminar sola, me puse los auriculares y caminé escuchando música: Manu Chao, Calle 13, Beatles, Calamaro, Macaco, El cuarteto de nos, Fito y Fitipaldis, Cerati, Kevin Johansen, No te va gustar, El Kuelgue, Ska-p, The Smiths, Spinetta. Y recordé cuánto me gusta escuchar música mientras viajo por lugares nuevos. Volví a hacer fotografía callejera (Santiago es una ciudad ideal para eso) y recordé cuánto me gusta dejarme llevar por la intuición y sacar fotos sin pensar.

[singlepic id=7530 w=700 float=center] Estas son algunas de mis preferidas

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[singlepic id=7599 w=700 float=center] Prueben el terremoto, no se van a arrepentir.

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Pasamos la semana en casa de Jose, una amiga chilena que conocí durante mi primer viaje (en Bolivia) y con quien seguí en contacto. No nos veíamos hacía seis años y fue como si hubiese sido ayer que caminábamos juntas por La Paz. Cuando nos despedimos, le dije: “Nos vemos pronto”. Porque estoy segura de algo: Santiago es una ciudad a la que voy a volver.

[singlepic id=7605 h=700 float=center] Y esta es la foto que más me gusta, porque siento que refleja parte de la esencia de la ciudad: la de hacer arte como niños.

[box border=”full”] Algo de información para visitar Santiago:

  • Cambio: 1 dólar equivale a aproximadamente 510/520 pesos chilenos (datos de noviembre 2013). Con 500 pesos chilenos podés hacer alguna de las siguientes cosas: comprarte una botella de agua de 500 ml (y te sobran unas monedas) / casi que pagar un viaje en metro (cuesta 560, 610 o 670, según la hora) / comprarte un sandwich de soya en la calle (aunque cuesta encontrarlos a ese precio) / comprarte 4 o 5 hallullas (panes). FE DE ERRATA: se escribe “hallullas” y no “ayuyas” como había puesto yo, jeje, cuando lo vi escrito en una bolsa no lo podía creer, es una palabra que jamás pensé que se escribía así. Un viajero inglés nos dijo que para él era el pan “hallellujah”. :)
  • Un menú (con entrada, plato principal, postre y bebida) ronda los 3000/6500 pesos (de 6 a 13 dólares). Obviamente si buscás podés conseguir mejores precios, pero este es el promedio. Conviene hacer las compras en La Vega, el mercado central.
  • Las empanadas abundan y son un buen snack. Cuesta entre 500 y 800 pesos. Una palta cuesta alrededor de 600 pesos (1 dólar con algo). Son deliciosas.
  • Con el metro (subte) llegás a todos lados, así que es una buena opción para moverse. Todo queda relativamente cerca, así que si te gusta caminar, la ciudad es ideal para eso. También está lindo para recorrer en bici (hay varias ciclovías). Lo bueno es que para disfrutar de la ciudad no hay que pagar entradas a (casi) ningún lado.
  • Estos son algunos lugares que conocí y me gustaron mucho: barrio Yungay, Centro Gabriela Mistral, calle Lastarria, barrio Brasil, zona Concha y Toro, pasajes patrimoniales, Feria persa Bío Bío, el Parque de las Esculturas, la zona del Centro, Providencia. Pero caminen y armen su propio mapa emocional de Santiago.
  • Entrar a La Chascona (la casa de Neruda) cuesta $4000 (8 usd) o $1500 (3 usd) si sos estudiante. Lo recomiendo.
  • Si vas a estar mucho tiempo en Chile y planeás hacer Couchsurfing, es una buena opción comprarte una tarjeta SIM para estar comunicado con tu anfitrión. Cuesta 1500 pesos (3 dólares), viene con una carga inicial (generalmente de 1000) y se compra en la calle.
  • Según estuve viendo, una cama compartida en un hostel cuesta entre 5000 y 10.000 pesos (10 a 20 dólares) y una habitación privada (en hostel) entre 8000 y 20.000 pesos (16 a 40 dólares). Recomiendo, como siempre, Couchsurfing.[/box]