Recuerdos de Centroamérica (5):
Guatemala y sus mundos a color
[box type=”star”]Esta es la quinta y última entrega de la serie “Recuerdos de Centroamérica”, fotorrelatos de mi paso por Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala en el 2008 y el 2009.[/box]
Pasajera en tránsito
Cuando todavía me gustaba volar, ver estas nubes por la ventana del avión era lo mejor que me podía pasar. Nubes esponjosas, fluffy, como de algodón, nubes que parecían humo congelado en el cielo, nubes para tirarse encima y hacer vueltas carnero. Nota al margen: pronto escribiré un post acerca de mi miedo a los aviones, pero ese es un tema aparte.
Hoy me toca Guatemala, y en Guatemala pasaron tantas cosas que no sé por dónde empezar.
Si bien incluyo este país dentro de la serie “Recuerdos de Centroamérica”, el de Guatemala fue un viaje aparte, no formó parte de mi primer viaje largo por América Latina sino que fue posterior, un viaje paréntesis entre América Latina y Asia. El plan era recorrer Guatemala y El Salvador durante tres semanas y relatarlo todo en un blog que ya no existe —un blog muy under que fue el antecedente real de este y se llamó anikoviajandoporahi punto blogspot—, pero a los dos días de haber llegado a Guatemala me enfermé de dengue, a la semana me internaron y al final me volví antes. Les cuento más de eso en un rato.
En alguno de los tres aviones que tomé para volar de Buenos Aires a Guatemala empecé a leer uno de mis libros preferidos: Ébano, los relatos de Ryszard Kapuściński, un periodista, corresponsal y escritor polaco, acerca de sus viajes por África. En mi cuaderno copié un párrafo que me gustó:
“Hace tiempo, cuando los hombres atravesaban el mundo a pie o a caballo, el viaje los iba acostumbrando a los cambios. El hombre tenía tiempo de familiarizarse con ambientes diferentes, con nuevos paisajes. El clima también cambiaba gradualmente, poco a poco. ¡Hoy no queda nada de aquellas gradaciones! El avión arrebata violentamente del frío glacial y de la nieve para lanzarnos, el mismo día, al abismo candente del trópico.”
Lo primero que pensé al ver Guatemala desde la ventana del avión fue que era muy verde. Un verde frondoso, un verde casi fluorescente. Después de tres aviones y diez horas aterricé en Ciudad de Guatemala y me fui directo a Antigua, un pueblo colonial que fue capital del país durante su historia. Ahí me picó el mosquito denguero (?), pero me enteré de eso después. Empezaba mi viaje.
Cosas que pasan en Antigua
Escribo, ante todo, para no olvidarme de las cosas que me pasan. Si no tuviese tantos apuntes y cuadernos de viaje no sé si me acordaría de todo con tanta claridad. Durante mi primer día en Antigua, en el cuaderno de turno, anoté:
Antigua (o La Antigua Guatemala) es un pueblo chiquito, colonial, encantador. Los guatemaltecos están orgullosos de este lugar, y tienen razón, es mágico, en muchas maneras similar a otras ciudades coloniales de Centroamérica como Granada o León, en Nicaragua. Pero a pesar de las similitudes, Antigua tiene su personalidad. Si bien siempre hay gente en la calle, tanto locales como turistas, por momentos pareciera que no pasa nada… Es que lo importante está en los detalles.
En Antigua la gente saluda. Si uno va caminando por la calle y se cruza con alguien, por más desconocido que sea, intercambia aunque sea un “buenos días/buenas tardes”. Algo que en una ciudad parecería raro, acá es normal e incluso sería descortés no hacerlo. La gente es amable, si hacés una pregunta intentan ayudarte de la mejor manera posible.
En Antigua hay color. Las casas están pintadas de rojo, amarillo y azul. Algunas construcciones están mucho mejor conservadas que otras, y no debe haber una casa que tenga más de dos pisos. El color también está en la ropa de las mujeres indígenas, que se visten con sus polleras largas, camisas bordadas y telas coloridas. Y el color está en los mercados artesanales y productos que se ofrecen por todo el pueblo: ropa, gorros, muñecos, alfombras, almohadas, cubrecamas, collares, pulseras, carteras, máscaras, instrumentos, cuadros, billeteras.
En Antigua hay sonidos. Este pueblo no es silencioso, hay música que sale de los bares, de los locales y de las camionetas que circulan haciendo publicidad. Hoy escuché desde Enrique Iglesias hasta Britney Spears, pero nada de Arjona (que no me gusta, pero es guatemalteco).
En Antigua puede no haber mucho para hacer, pero una de las mejores actividades es sentarse en un banco del Parque Central y mirar. Lo más probable es que a los pocos minutos alguien se acerque a charlar. Hoy, mientras miraba a una mujer maya con sus hijas, la más chiquita vino hasta mi banco para ofrecerme collares. Le dije que eran muy lindos pero que no quería comprar ninguno. Me miró con los ojos muy abiertos y me preguntó por qué no hablaba inglés. Le dije que venía de Argentina, un país donde se habla castellano, y le pregunté si ella sabía hablar inglés. Me dijo que sí pero que no podía hablar mucho y se fue corriendo a donde estaba su mamá. Después de eso escribí un cuento que titulé Maya, en el que intenté imaginar cómo era el día a día de esa nena.
Antigua fue una de las capitales coloniales de América entre los siglos 16 y 18. En 1773, un terremoto destruyó gran parte de la ciudad y la capital de Guatemala fue trasladada a Ciudad de Guatemala. En 1776, la ciudad quedó casi abandonada: pasó de ser una capital llena de gente a un pueblo tranquilo. En 1979 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco por su arquitectura colonial bien preservada y se convirtió en uno de los destinos más visitados del país.
Después de tres días ahí me subí al chicken bus que me llevaría al siguiente destino: el lago de Atitlán.
Vueltas por el lago de Atitlán
A Atitlán hay que ir con tiempo y dedicarse a estar.
El viaje de Antigua a Panajachel, uno de los pueblos principales del lago, duró dos horas y media. Unos veinte minutos antes de empezar el descenso a Pana —como le dicen los locales— aparecimos frente a esta vista panorámica. Desde ahí arriba se veían varios de los pueblos que rodean al lago volcánico: Panajachel, Santiago de Atitlán, San Marcos, San Pedro, Santa Cruz. Se puede ir de uno a otro en bus, pero lo lindo es trasladarse en bote.
Lo mío fue casi un ta-te-tí —soy veleta desde siempre—: saqué pasaje en lancha desde Pana a San Pedro La Laguna (sin saber muy bien por qué), pero decidí bajarme antes, en San Marcos. Cambié de plan sobre la marcha porque, leyendo la guía, me enteré de que San Marcos era un pueblo más chiquito y tenía centros de meditación y reiki. Nunca practiqué ni meditación ni reiki —me gustaría—, pero el lugar me tentó.
El paisaje que se veía desde la lancha era imponente: el lago rodeado de montañas con distintos tonos de verde, pueblos grandes y pueblos chiquitos en las laderas y tres volcanes a orillas del agua.
San Marcos es un pueblo de 3000 habitantes y se llega a todos lados caminando. En el 2009, cuando estuve, era muy tranquilo, ahora no sé si habrá cambiado. Desde que puse un pie en tierra firme —escribí en mi cuaderno— empezaron a hacerme preguntas. En Guatemala, la mayor parte de la población indígena es maya. Además de hablar español e inglés, cada grupo habla su dialecto, muchas veces inentendible para el resto. Durante esos días pasé por el interrogatorio más que simpático de la gente del lugar.
En el hostel, un grupo de chicos de no más de diez años quiso saber de dónde era, a dónde iba, de dónde venía, cuántos días me quedaba y si estaba casada. Al rato, cuando salí a comer, escuché que alguien me decía “That way not good!”, retrocedí y le di las gracias al señor que me había avisado. La pregunta recurrente era y cómo es que habla español, si parece gringa. Ja. Le expliqué que era argentina y él me contó que era chamán y que estaba haciendo una investigación de plantas medicinales. Le compré un frasquito de aceite de almendra, que me convenció por el olor —soy fanática de cualquier cosa hecha de almendras—.
Esa tarde llovió, como casi todos los días durante aquel viaje en época de lluvia, y cuando paró recorrí el pueblo. Se estaba celebrando un acto religioso en una iglesia, y escuché los cantos de las mujeres hasta la noche.
Este pueblito me regaló postales de momentos, como estos dos nenes deslizándose por la pendiente en cajas de bebidas.
O mujeres caminando con canastos de fruta en la cabeza.
A la mañana siguiente, antes de irme a San Pedro, nadé un rato en el lago. Era bastante transparente y, según me habían dicho, la temperatura variaba a lo largo del día. A lo lejos se veían las balsas y canoas de la gente local flotando cerca de la costa, pescando. Cuando salí del lago se me acercó una nena y me saludó. Me preguntó de dónde era y me dijo que ya me había visto por el pueblo. Se llamaba Sandra, tenía 14 años, se dedicaba a vender paltas (aguacates) y era de San Marcos, pueblo del que nunca había salido. En aquel momento no me gustaba la palta, hoy me encanta y me arrepiento de no haberle comprado una. Le pregunté algunas cosas acerca de su vida y después nos quedamos sentadas en silencio durante un rato, haciéndonos compañía frente al agua. Al ratito me dijo mucho gusto, me dio la mano y se fue caminando con la canasta de paltas sobre la cabeza.
El mercado indígena de Chichicastenango
Si querés ver colores tenés que ir a Chichicastenango, pero tenés que ir un jueves o domingo, que es cuando las calles del pueblo se convierten en uno de los mercados mayas más importantes y concurridos del país.
Llegué el día anterior y me pareció un lugar muy tranquilo. El jueves a la mañana, cuando me desperté, el paisaje había cambiado: las calles se habían llenado de color, olores, sonidos, conversaciones y personas.
¿Qué se vende en Chichi? Qué no se vende.
Hay de todo un poco: bolsos,
muñequitos,
telas bordadas,
ceviche,
llamadas telefónicas,
comida,
madera,
escobas,
sombreros,
alfombras,
frutas (y más llamadas telefónicas),
artesanías,
máscaras,
flores,
remedios,
Y un etcétera donde caben muchas cosas, desde zapatillas y cds hasta gallinas y remedios para el insomnio.
Y vayas de compras o no, en el mercado se regalan muchas cosas: miradas, sonrisas, escenas cotidianas.
Señores que no aguantan el cansancio (son días largos los del mercado).
Madres con sus hijas.
Y gente practicando sus oficios.
El mercado de Chichicastenango es color, es olor a tortilla, a frito, a pescado, a especias, a flores. Es música, es ruido, bullicio, barullo, charlas, risas, conversaciones, es un “¿qué va a llevar seño? Buen precio para usted…”, es un “cómpreme amiga, que no vendí nada hoy, se lo dejo a precio especial, lleve para usted, para regalo, para su mamá, su papá…”. Y más allá de los productos que se ofrezcan, lo que le da vida al mercado es la gente: las madres sentadas en los puestos de venta con sus bebés, las mujeres trabajando en sus artesanías, los hombres charlando con sus amigos de los puestos cercanos, las nenas que me persiguieron para que les comprara un helado a cada una, los vendedores intentando convencer a los extranjeros de que su precio era el mejor.
Y al final del día, todo terminó tan de golpe como había empezado. Fue como ver una película para atrás: todos empaquetaron sus productos, los cargaron en la espalda o sobre la cabeza, se fueron a esperar el bus y desaparecieron rumbo a sus pueblos y ciudades. Hasta el próximo domingo, para volver a repetir el ritual.
Posdata: tengo dengue
Como les dije al principio, mi viaje por Guatemala se terminó antes de tiempo. A los dos días de haber llegado me empecé a sentir muy mal, al tercer día perdí el hambre y dejé de comer, al séptimo día ya no podía levantarme de la cama así que fui al hospital y terminé internada por dengue y amebas intestinales. Adelanté la vuelta a Buenos Aires porque había quedado tan debilitada que no tenía ni fuerza para levantar la mochila, mucho menos para seguir viajando.
Estuve a un paso de Tikal, las ruinas mayas más importantes del país, y no pude conocerlas. Una de las enfermeras que me atendió me dijo que era “la maldición de Tikal”. A pesar de todo, haber tenido dengue terminó siendo una experiencia positiva porque me permitió experimentar la hospitalidad guatemalteca desde otro ángulo. Pasaron más de seis años de esto pero todavía me acuerdo de la doctora, de las enfermeras, de cómo me cuidaron como si fuese una hija, de cómo me gustó vivir el día a día dentro de esa pequeña clínica maya y enterarme, gracias a las enfermeras, de las historias de cada paciente. Toda esta parte la cuento en un capítulo de mi libro, así que si tienen ganas de ampliar la historia, la encuentran por ahí.
En la cama del hospital terminé de leer Ébano con lágrimas en los ojos y fui consciente de cómo nos necesitamos unos a otros para sobrevivir. Guatemala fue un país que me encantó y al que le debo un segundo viaje: tengo que ir a Tikal. Y tengo que pasar a saludar por la clínica, a ver si todavía se acuerdan de mí.
[box]Acerca del dengue y algunos recaudos
El dengue es una enfermedad infecciosa causada por un virus y transmitida por mosquitos. Está presente en todas las regiones tropicales y subtropicales del mundo y en algunas zonas es un problema de salud pública. Dicen que más de la mitad de la población mundial está en riesgo de contraer la enfermedad, yo conozco a por lo menos diez personas que lo tuvieron y que hoy, como yo, están más que bien. Cuando la doctora me dijo que tenía dengue, lo primero que pensé fue me voy a morir, hasta acá llegué. Poco antes había habido una epidemia en Argentina y los medios la mostraban como una enfermedad mortal, así que supuse que lo mío también iba a ser grave. La doctora me tranquilizó, me dijo que no me iba a pasar nada, que me darían suero y vitaminas por unos días y que estaría bien.
El dengue, en el 80 por ciento de los casos, es asintomático. La enfermedad, si bien es una sola, puede presentarse de dos maneras: dengue y dengue grave. Los síntomas del dengue son: fiebre, dolores de cabeza, dolor intenso en las articulaciones y músculos y erupciones en la piel. El dengue grave es el dengue hemorrágico, y ese estado es el que puede provocar la muerte. Si piensan viajar a Centroamérica, lleven los recaudos normales que usarían para combatir a los mosquitos: repelente y ropa larga. Estos malditos suelen picar al amanecer y al atardecer, y crecen en cualquier lugar donde haya agua estancada. Si de golpe tienen fiebre sin razón, vayan al médico.
En la clínica donde me internaron también descubrieron que tenía amebas, y creo que eso fue peor que el dengue, ya que las amebas son capaces de ulcerar el intestino y derivar en disentería. Así que mi consejo —y esto fue algo que me enteré tarde— es que en Guatemala solo tomen agua embotellada. [/box]
[box type=”star”]Este fue el último capítulo de “Recuerdos de Centroamérica”. Los invito a leer acerca de mi paso por Panamá, Costa Rica, Nicaragua y Honduras. En unas semanas (o meses, no sé todavía) subiré los relatos de mi primer viaje por Sudamérica. [/box]
¡Regrese a Guatemala! Le aseguro que no se va arrepentir. Leí su libro que me lo prestó una amiga Argentina que para las fiestas de fin de año regresó y lo trajo (vivo en Italia pero soy Guatemalteca, cosas de la vida) y desde que terminé el libro le quería pedir que porfavor no deje de ir a Tikal, y Semuc Champey en Cobán si puede, y tantos otros lugares que son bellos de Guate. Si necesita cualquier cosa, escribame sin pena.
Saludos,
Gracias Andrea!
Sí, tengo que volver, le debo un segundo viaje a Guatemala y me quedé con muchas ganas de Tikal…
Aniko! Me encanta como escribes. Cada vez que leo tus posts me transporto. Soy Petenera, vivo a 65 kilometros de Tikal. Las puertas de mi casa estan abiertas cuando quieras volver a Guatemala. Te esperamos con los brazos abiertos!!!!!!
Muchísimas gracias, tengo que volver!
Hola me alegra que te allá gustado Guatemala ami también me gusta viajar he visitado el parque de yellow stone , Yosemite,moa , y algunos países de América latino quiero ir Argentina pero me gustaría saber qué lugares me recomiendas .. Porfabor gracias!! Nota el dengue después que el mosquito te infecta demora como una semana para que sientas sintomas así que creo que ya venías infectada de algún lado dos días o tres es muy poco para que el virus empiece hacer el daño
Aniko! Yo soy de México y estoy leyendo tu post desde Antigua :D. Hasta ahora he tenido una experiencia maravillosa en esta hermosa ciudad, hay hartos lugares donde pasar un buen rato y como dices, la gente es muy amable. También pasé hace unos días por el lago Atitlán y pude quedarme una noche con una familia maya y aprender de su vida. Todavía me quedan un par de días aquí así que seguiré disfrutando de Antigua, le mandaré tus saludos :) Como siempre, muy buen post!
Qué lindo!! Disfrutá mucho!
Hola Ániko hace unos meses te he pedido consejos porque fui a recorrer Europa, y ahora pues ofresco mi ayuda si quieres regresar a Guatemala sería genial que visitarás Tikal y toda el área con ruinas mayas pues desde ya serás bienvenida saludos coordiales
Muchas gracias! Ya volveré, no sé cuándo pero iré.
Hola Aniko,
Me encantó tu relato y sobre todo tus retratos. Me han dado muchas ganas de ir a Guatemala :)
Es un país lindísimo y lleno de color :)
AMO leerte Aniko, me hace muy bien.
Espero el próximo post (y libro) con ansias
Gracias Bren! Yo también lo espero con ansias (?) jaja, está en proceso.
saludos!
Qué maravilla de blog (enhorabuena), y qué maravilla Guatemala.
¡Hola Aniko! Desde hace rato que leo tus blogs, soy de Guatemala, leyendo tu blog fue como me animé a hacer un viaje por Europa, y actualmente vivo aquí, en Buenos Aires, espero podás pronto regresar a Guatemala, tiene para conocer también como El castillo de San Felipe, Quetzaltenango, Tikal, Cobán y más.
¡Saludos!
Me encanta cómo contás con los ojos a través del lente.
Muchas gracias :)
Hola Aniko, hace mucho sé de ti pero confieso que hace poco comencé a leerte. He seguido los relatos por Centro América y este en especial me ha colmado de emoción y de recuerdos. Hace ocho meses salí de casa con el objetivo de recorrer Centro América y Norte América, ahora estoy en México pero Guatemala fue uno de los lugares donde más tiempo me quedé y viví cosas muy similares a las que relatas, en especial el tema del idioma por mi cabello rubio que sinceramente no es ni la mitad del tuyo jeje y aunque explicara que soy colombiana, seguían preguntándome porque hablaba en español.
Buenos viajes, me inspiras a seguir como veleta y me regalaste un toque al corazón a través de tus escritos conjugados con mis recuerdos.
Saludos.
Hola Aniko, te he leido mucho, pero no me animaba nunca a comentarte algo.
Te quiero far gracias mas que nada por tu blog, ya que gracias a el es que en unos dias voy a iniciar mi viaje de Mochilero, seran aproximadamente 3 meses (o como dices, puede que sea indefinidamente c: ) he tenido muchas ganas de leer tu libro desde que supe de su existencia y me gustaria comprarlo, pero no en las librerias de mi pais no le encuentro y soy muy torpe para comprar libros electronicos…
En fin, solo te quiero enviar un saludo inmensamente enorme desde méxico, espero y algun dia compartamos alguna ruta.
Hola Aniko, nosotros leímos tu crónica de viaje desde Chile y te queremos decir que nos ha encantado. Te queremos dar las gracias por llevarnos en tu aventura a Guatemala. Nos encantó las fotos y comentarios que nos has mostrado
wow! impresionantes fotografías, gran publicación. Me gusta tu blog, veo que realmente te apasiona viajar…
Me han encantado tus recuerdos de Guatemala…y las fotos, muy bonitas. Guatemala es un país que me fascina: ya he estado en tres ocasiones…y volveré. Me ha entrado una nostalgia tremenda leyéndote. Te envío un saludo afectuoso.
grandes historias lastima q no pasas por el salvador , me parece que en guatamela cuando te refieres al saludo debe ser en singular no plural buena tarde buen dia buena noche sigue adelante
Hola Mauricio!
El Salvador fue parte de mis planes, pero en Guatemala me enfermé de dengue y no pude terminar el viaje, así que me quedó pendiente!
Hola Aniko,
Descubrí tu blog buscando más acerca de Guna Yala y me encanta lo que describes, me sentí muy identificada.. Estuve allí solo un día pero el espacio que ocupa ya en mi alma es enorme, con ganas de volver.
Ahora estaré unos días en Guatemala, con solo un fin de semana para visitar, y también me dejo inspirar por el blog. Me gustaría saber, si tuvieras que elegir entre lago Atitlan y Chichicastenango, ¿cuál de los lugares visitarías?
Gracias, un saludo
Hola
Soy de Valparaíso de Chile, una ciudad a 15 minutos de la conocida ciudad de Viña del Mar (conocida por el Festival Internacional). Con mi pareja somos profesores de Historia de secundaria y estamos pensando en realizar un viaje por cerca de 25 días por toda Guatemala, con especial énfasis en las ruinas mayas. Agradeceríamos mucho saber si nos pudieran brindar información sobre vuelos, hoteles/hostales, lugares para comer, lugares turísticos, entre otros datos.
Saludos fraternos desde Chile.
Woow, que emocionante leer tu blog y motivante, soy Guatemalteco y soy diseñador web quisiera empezar a viajar como nómada digital
Hola Aniko, ando con la sensibilidad a flor de piel y me dieron ganas de escribirte.
Te cuento que gracias a vos empecé a viajar, te leo desde el 2013 y tengo tu primer libro.
En el 2014 me animé a irme a vivir a Ecuador, donde viví casi 3 años, teniendo el típico trabajo de lunes a viernes (de mi profesión que me encanta) y los findes me iba a la playa, que es mi pasión.
Después me cansé de la rutina y dije que iba a hacer un viaje largo, así que ahorre un poco y empecé mi viaje sin regreso por México, llevo 4 meses viajando.
Acabo de leer el post ‘El lado oscuro de los viajes’, que ya lo había leído antes pero no le di mucha bola.
Hoy estoy en esos días que no sabés para que elegiste viajar. Me vino de diez ese post, gracias.
Ya mas contenta, volví a buscar en tu lista de post a Guatemala, porque voy camino a San Cristóbal de las Casas (Chiapas, México), donde si todo sale bien me quedo un mes y después ya me toca salir de México y voy a cruzar a Guatemala.
Te vas a reír pero desde que leí tu post del Dengue (hace mucho en el 2013), cada vez que estaba en un lugar tropical y me picaba un mosquito me acordaba de tu historia y pensaba: ojalá que no haya sido uno denguero. Ahora en México, a pesar de que me baño en repelente me han picado tantos que no te das idea, pero por suerte ninguno denguero.
Ahora que voy a Guatemala voy a ser el triple de precavida, jaja..
Gracias por tus consejos de viaje, siempre me vienen al pelo. Y por levantarme el ánimo hoy, sin querer.
Te deseo lo mejor! -Me mata de curiosidad ‘El Síndrome de París’ , ya lo compraré en algún momento-.
Saludos!
Iva
Hola Iva, gracias por el mensaje.
Tranqui con el dengue! Tomá los recaudos necesarios y nada más. Hay zonas que son más endémicas que otras, aunque a mí eso me pasó en el 2009 y no sé cómo estará la situación ahora.
Buen viaje a Guate!
Todo se ve tan hermoso!!
Hola, no se como llegue a tu blog y encontrar tus historias tan fantásticas.
es genial leer sobre Guatemala (soy de Guatemala) y me alegro que la hayas pasado muy bien. que pena por el dengue pero desde ya estas invitada a regresar por este hermoso país.
no me queda mas que desearte éxitos y bendiciones y que Dios te proteja haya donde vayas. Cuídate. ;)
Aniko,
Estoy viajando junto a mi esposa y uno de mis hijos a Guatemala, Honduras y Belice a fines de enero. He llegado a tu blog despues de navegar y navegar en la web (como siempre antes de cada viaje ) buscando no con que agencia hacer tal o cual tour, o la cantidad de kms entre este o aquel destino….sino esa frase, esa foto, esa descripción que me haga sentir lo cotidiano del destino elegido, ser por un instante, por unos dias partícipe de su diario vivir…y llegué a puerto con vos, con tu blog. Tuviste la magia de hacerme sentir junto al lago, solo mirando las aguas… Gracias..!!
Cristian
Hola Aniko,
Me he picado leyendo tu blog y me encanta…pero no veo en tus destinos a México? Nunca has venido ? y de ser así…por que? solo me llama la atención pues has recorrido 40 países y muchos de América Latina. Saludossss
Aniko, me encanta tu forma de escribir y tu capacidad de mirar a través del objetivo. Siempre me despiertas las ganas de agarrar la mochila y lanzarme de nuevo a la aventura.
Un abrazo
¡Gracias por compartir sobre nuestro tan amado país! Te envía un fuerte abrazo el equipo de Welcome Guatemala
Hola Aniko, me encantó leer sobre Guatemala. Estuve en esos mismos lugares en el año 2018 y fue como volver a visitarlos. Lamenté mucho que no estén vigentes la mayoría de las fotografías y te quiero preguntar qué pasó con ellas? por qué faltan?
gracias,
Leo desde Puerto Deseado, Santa Cruz, Argentina