Aprender un idioma nuevo es como juntar figuritas, especialmente cuando se trata de palabras que jamás había escuchado en mi vida.
Cada vez que leo o escucho una palabra que desconocía, pregunto su significado, me la apropio, la escribo en mi cuaderno (“la pego en mi álbum”), la miro letra por letra, la vuelvo a mirar, me imagino en qué situaciones podría usarla e intento captarla en conversaciones cotidianas.… Seguir leyendo...
Esta vez no me ganan, esta vez me quedo sesenta días (y tal vez más).
Voy en el tranvía rumbo al Consulado de Indonesia en Hong Kong, con una carta de invitación en la mano, mi pasaporte, dos foto carnet, pasaje de entrada y de salida y algo de ansiedad.… Seguir leyendo...
Mi mamá siempre lo dice: Cada cual lo cuenta según cómo pasó la fiesta, viste.
Por eso estoy aprendiendo a no guiarme por las opiniones de los demás en cuanto a la escala de valores que va de “aburrimiento” a “diversión” que un lugar tiene para ofrecer.… Seguir leyendo...
Tailandia es un país preparado para el turismo, definitivamente. Me lo dice la gente que me cruzo y me doy cuenta a pesar de llevar (“sólo” o “ya”) una semana acá. ¿Cómo hacés para comunicarte?… Seguir leyendo...
Me lo dijeron antes de viajar: siempre pedí la comida not spicy, porque le ponen un picante que nos mata, y aunque les digas no spicy, siempre algo picante va a estar.… Seguir leyendo...
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