Un viaje de inmersión lingüística (o la semana que me sentí como una estudiante de intercambio en París)
* Ilustración: Luna Portnoi
Julie me llama por teléfono cuando el tren está pasando por Bruselas. Estoy viajando sola de Amsterdam a París, voy sentada al lado de una francesa con la que crucé algunas palabras en inglés, tengo abiertos mis cuadernos de apuntes de francés y los leo a toda velocidad como quien estudia a último momento para un final. El teléfono sigue sonando, ya no puedo evitar esta llamada. Julie es la directora de un centro de enseñanza de francés y, como me viene diciendo hace días por mail, quiere hablar por teléfono conmigo para evaluar mi nivel y asignarme una profesora para la semana que pasaré en París. Estoy volviendo a la capital francesa con un objetivo: hacer un viaje de inmersión lingüística para mejorar mi francés. Voy a tomar clases particulares todos los días y voy a vivir en la casa de Florence, una señora francesa con quien me conecté a través de Abroadwith y con quien tendré que practicar el idioma. No me va a quedar otra que animarme a hablar, pero ahora mismo la idea de tener esta evaluación de nivel —telefónica, encima— me aterroriza: seguro que, por haber aprendido el idioma de manera autodidacta, hay un montón de cosas básicas que no sé.
Atiendo y hablo bajito, con la cabeza pegada a la ventana y la mano sobre la boca para que mi vecina de asiento no escuche cómo destruyo su idioma con mis erres demasiado enruladas y mis es todas dichas iguales —se me viene a la mente el juego Fruit Ninja porque eso es lo que me imagino cuando hablo francés: que destrozo palabras como frutas—. Siempre me llamó la atención lo silenciosos que son los trenes franceses, no podría haber peor lugar para tener esta llamada. Julie me pregunta dónde estoy, de dónde vengo y adónde voy para evaluar mi uso de los tiempos verbales. Quiere saber cuál es mi objetivo con el idioma y no me animo a decirle que no quiero que la gente se ría de mí cuando hablo, así que le digo que quiero sentirme cómoda teniendo conversaciones, lo cual también es cierto. Ya le expliqué por mail —y ahora me da vergüenza el exceso de detalles personales e historia de vida, pero no me sale explicar las cosas de otra manera— que estoy casada con un francés, que aprendí el idioma por mi cuenta con libros y aplicaciones, que puedo leer, que entiendo casi todo pero que me falta mucho de gramática y me cuesta hablar sin ponerme nerviosa. Tras diez minutos de charla, su veredicto es el clásico “pas mal” francés: “Tu pronunciación no es tan terrible, escuché peores”. Mis clases empiezan mañana, superé la primera prueba. Ahora se viene el desafío mayor: comunicarme con Florence, mi anfitriona, con quien solamente podré hablar en francés. Esta vez no hay inglés o español que me salve.
Cuando lo conocí a L, en el 2014, las únicas dos palabras que sabía decir en francés eran bonjour y merci. Como él no hablaba español, durante los primeros meses nos comunicamos solamente en inglés (ahora hablamos una mezcla medio deforme de los tres idiomas combinados con sonidos guturales franceses). Cuando nos quedamos a vivir en Francia me puse a estudiar francés por mi cuenta. Si bien el inglés nos permitía comunicarnos casi sin malentendidos, no dejaba de ser un idioma ajeno a ambos, así que me propuse aprender su idioma y, de paso, meterme más en su cultura. De a poco empecé a ser capaz de leer revistas, cómics y libros infantiles. Aprendí escuchando música y mirando películas con subtítulos en francés. El idioma escrito no me parecía tan difícil y había mucho que podía inferir por cercanía con el español, pero enseguida me di cuenta de que mi mayor desafío iba a ser hablarlo. El problema del francés es que no importa qué tan bien lo leas, lo escribas y lo entiendas, si al hablar no lo pronunciás correctamente —lo cual no es nada fácil— pueden pasar varias cosas: que no te entiendan, que no se esfuercen por entenderte, que te respondan en inglés o que se rían. Y ahí hay dos tipos de personas: las que lo siguen hablando como si nada —envidio ese carácter—, o las que, como yo, se inhiben, se ponen más nerviosas y terminan enmudeciendo.
La primera vez que me animé a decir una frase en francés enfrente de varias personas, L me burló tanto que me traumó y durante mucho tiempo no lo volví a intentar. Unos meses después, cuando por fin me animé a decirle algo a mis suegros por skype, la situación fue la misma: los vi conteniendo la risa del otro lado de la pantalla hasta que no pudieron disimular más y se empezaron a reír todos, en familia, desde Francia hasta Buenos Aires. Durante mucho tiempo me lo tomé como algo personal y me avergoncé de mi acento latino, hasta que tuve un quiebre la última vez que vine a París, cuando el tío de L se rió de mi manera de pronunciar cafe au lait y entendí que la burla es un rasgo francés, que no me queda otra que aceptar que siempre tendré acento extranjero y que si no me animo a hablar nunca voy a mejorar. Y entendí, también, que hay cosas que es mejor aprender con gente “de afuera” y no con la familia.
El tren llega a París en hora pico, me bajo en Gare du Nord y me sumo al apuro para no perder mi conexión. Esa es otra cosa que me impresiona de las estaciones parisinas: la velocidad de desplazamiento de la gente. Media hora después estoy en Maisons-Laffitte, la comuna en los suburbios de París donde viviré. Camino unas cuadras hasta la casa de Florence, mi anfitriona, siguiendo las indicaciones que me mandó por escrito. Nuestro primer contacto por mail fue muy formal, los franceses suelen tratarse de vous (“usted”) en una primera instancia, incluso entre personas de la misma edad. El problema es que yo solo sé hablar de tu así que no sé por cuánto tiempo voy a ser capaz de sostener el vous. Entro a la residencia con la clave —otra cosa que me sorprendió mucho la primera vez que vine a Francia: las puertas de los edificios se abren con clave— y camino hasta la casa del fondo. Florence me ve llegar, abre la puerta y lo primero que me pregunta es: “¿Nos tratamos de vous o de tu?”. Me siento aliviada. Nos salteamos las formalidades y empezamos a hablar como si ya nos conociéramos. Bah, ella habla más que yo, así que me aseguro de decirle que entiendo todo pero no hablo muy bien. “Bueno, para eso estás acá”, me dice con una sonrisa.
Florence me muestra la casa, me presenta a sus tres gatos —Zelda, Link y Vendetta— y me lleva a los cuartos para que elija en cuál me quiero quedar. Hay uno más grande, en el piso de abajo, y uno chiquito arriba, “la petite chambre”. Subimos la escalera y cuando abre la puerta me encuentro con un cuartito blanco, con el techo inclinado siguiendo la forma de la casa, una cama de una plaza, un escritorio con una máquina de escribir y una ventana con vista al jardín. Es el cuarto de una de sus hijas, que ya no vive ahí. Quiero este. Nunca tuve la experiencia de hacer una intercambio en otro país pero de repente me siento como la estudiante extranjera que acaba de llegar de su país de origen a la casa de su nueva familia. Me faltó la valijita vintage. “Ponete cómoda”, me dice Florence, “c’est chez toi” (“Es tu casa”). Esta es una de las expresiones francesas que más me gusta. Hace poco aprendí que también usan chez moi o chez nous (“mi casa”, “nuestra casa”) para referirse a Francia, al país como un hogar.
Más tarde bajo al living para cenar y charlar un rato. La estadía con un anfitrión local tiene un objetivo muy claro: practicar el idioma en situaciones cotidianas y, a la vez, sumergirte en la cultura del lugar. Lo que no me imaginé es que, durante los días siguientes, además de charlas cotidianas trataríamos temas metafísicos, astrológicos, religiosos y existenciales. Un curso avanzado de francecismo. Si L me viera ahora, asintiendo a todo como una experta. Florence me muestra fotos de sus hijas, me habla acerca de los hábitos de sus gatos, me cuenta de su trabajo. Dice que, para ella, los parisinos tienen un acento “puntiagudo” y que no le entiende nada a los quebequenses. Yo, que nunca los escuché hablar francés, busco un video y pienso que el francés-canadiense es un curso aparte. Al igual que me pasó cuando aprendí húngaro —que ya olvidé, por no practicarlo—, siento que estoy adquiriendo ojos nuevos.
Me acostumbro rápido a mi rutina de estudiante. Todas las mañanas me despierto temprano, tomo el tren a París, el metro a Tulerias y me encuentro con Marion, mi profesora, en el café de un hotel. También empezamos hablando de vous, aunque debemos tener la misma edad. Una de las primeras cosas que me pregunta es a qué me dedico. Cómo lo explico en francés. Cada vez que respondo construyo frases como quien va levantando cajas pesadas de a una: tengo que pensar bien cada palabra que voy a decir y siento que se me notan los engranajes del idioma y del cerebro. Es como si estuviese aprendiendo a hablar otra vez. Marion tiene mucha paciencia, me corrige y me incentiva. Me doy cuenta de que sé bastante argot (slang, lunfardo, jerga) pero no me sé bien los verbos ni las conjugaciones. Cada día nos enfocamos en un tema —el pasado, el futuro, la pronunciación— y en cada encuentro siento un progreso enorme. Nuestras clases están centradas más que nada en la conversación. Me pide que le cuente historias de mes voyages y le cuento, como puedo, de la vez que me perdí en China y terminé tomando el té en la casa de 4 mujeres de una minoría étnica y de la vez que robaron y me devolvieron todo en Indonesia.
Ella va tomando nota de las palabras nuevas en su computadora para mandármelas más tarde, me muestra videos que hablan de costumbres francesas y me pide que le diga qué fue lo que entendí o qué pienso al respecto, me enseña a pronunciar con algunos trucos mnemotécnicos, me da ejercicios escritos y una tarea final: escribir un petit texte acerca de Buenos Aires. Me gusta esta manera de aprender, basada en la vida real y no en situaciones hipotéticas. Me causa gracia ver que muchos de los ejercicios de compresión de texto son pequeñas historias de amor, del estilo Marc conoce a Claire en una fiesta y desde ese día no se separan, o “mi amor, todos los transportes están en huelga, pero no importa, esperame, voy a buscarte en caballo o en monopatín”. Todo muy francés, todo muy romántico. Me acuerdo de cuando L y yo nos conocimos en Biarritz, de que esa primera noche, cuando quedamos solos después de una cena en lo de sus amigos, él agarró una guitarra y me cantó “Les oiseaux de passage”. Yo no le dije nada, pero en ese momento me enamoré un poco, y él me confesó mucho tiempo después que era la primera vez que se animaba a cantar para alguien. Me acuerdo de que los días siguientes me mandó poemas por whatsapp y días después ya me estaba enseñando palabras en francés en su auto mientras nos refugiábamos de la lluvia. (Sí, todo muy lindo hasta que unos meses después me empezó a burlar y me traumó.) :D
Cada día termino mis clases con une promenade (paseo) por París. Me gusta sentir que viajo sola por un rato. El viernes, para festejar el fin de mis clases, camino al borde del Sena hasta la Torre Eiffel. Tengo la cabeza cansada, nunca hablé tantas horas seguidas de francés, pero estoy contenta y con ganas de más. Ya me propuse, cuando volvamos a Francia en unos meses (el plan es instalarnos en julio de este año), seguir tomando clases. Todavía me cuesta creer que este país sea parte de mi vida, sobre todo cuando el francés como idioma no me gustaba para nada y Francia no me atraía. Lo llamo por teléfono a L, que está con su familia en Estrasburgo, para mostrarle mis avances. Está orgulloso aunque se sigue riendo, pero ya no me importa (tanto): haber sido capaz de arreglarme sola en francés durante toda esta semana me hace sentir poderosa. Un rato después le mando el texto que escribí en francés acerca de Buenos Aires y me dice que de repente le dieron ganas de estudiar español. Mi plan maestro funcionó.
Más tarde cuando voy en el metro escucho un oh la la épico (suena como jolalalalalalá). Lo dijo una señora que se puso de mal humor porque subieron músicos callejeros al vagón. Yo disfruto la música y canto bajito “perhaps, perhaps, perhaps”. Vuelvo a lo de Florence y cenamos juntas por última vez. Le cuento de mis clases, de mis mini avances, de que ya no me da tanta vergüenza comunicarme en su idioma, aunque sé que me queda muchísimo por aprender y, sobre todo, por practicar. Hablamos de viajes, me cuenta de la vez que estuvo en Grecia, de las palabras que aprendió, de cuando durmió en casas de gente. Nos despedimos esa noche, mañana me voy muy temprano a Estrasburgo a reencontrarme con L. Hay un libro que se llama “Lost in translation” y es una recopilación de palabras intraducibles de distintos idiomas del mundo. No sé si esta palabra está ni si califica, pero en francés hay un verbo (“rentrer”) que tiene varias acepciones y una de las más usadas significa “volver a casa”. Me gusta pensar que existe un idioma en el que puedo decir eso en una sola palabra.
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[box type=star] Esta experiencia fue posible gracias a Abroadwith.
Abroadwith es una plataforma de intercambio idiomático y cultural para aprender idiomas en el extranjero. Su filosofía es que una lengua y una cultura no se pueden experimentar detrás de una pantalla, por eso se enfocan en el elemento humano para aprender un idioma. La web te permite buscar anfitriones locales por ciudad (hay en varios países, para aprender distintos idiomas, no solo francés) y elegir con quién querés vivir y por cuánto tiempo. En general las estadías son semanales y hay tres tipos de programas de inmersión: estándar (hacé una estadía con anfitriones locales en otro país y aprendé su idioma y su cultura), tandem (viví con anfitriones locales, aprendé su idioma y su cultura y a la vez enseñales tu idioma) y con profesor (viví con un profesor certificado y tomá clases con él). Se define la cantidad de horas de conversación que tendrás que tus anfitriones y también existe la opción de complementar la estadía con un curso de idiomas cerca de tu nuevo hogar, como hice yo.
Por mi experiencia, mi recomendación es que si sabés algo del idioma pero nunca tomaste clases formales, hagas la estadía y el curso de idiomas (yo necesitaba las dos cosas: un poco de teoría y gramática y mucha práctica). Si ya tomaste clases con profesor y sabés bastante, quizá solo necesites la parte práctica y con la estadía sea suficiente. Más información en Abroadwith.[/box]
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*La lindísima ilustración de portada, hecha especialmente para este post, es de LuNa Portnoi. Luna es una artista visual e ilustradora de Buenos Aires. Su trabajo se encuentra en conexión con la naturaleza, el color, la magia y las emociones y sus ilustraciones tienen un gran nivel de detalle. Tiene dos libros para colorear, “Los sueños de Luna” y “La magia de Luna”. Podés seguirla en su Instagram, Facebook y canal de You Tube, donde da tutoriales artísticos en video.[/box]
Aniko! Que placer volver a leerte!. El otro día me acordaba de cuando fue la primera vez que leí tu blog,la verdad es que he leído tanto acá que me costó un poco. Luego recordé que te encontré mientras buscaba por internet como tener “amigos por correspondencia” si suena un poco anticuado jaja, pero soy un poco anticuado. Recuerdo que encontré un artículo sobre eso acá, y a partir de ahí me quedé para no irme. Me encantó el artículo. Este blog me ayudó mucho, quizás suene tonto pero yo soy una persona muy miedosa que tenía temor a todo, al que dirán, a fracasar, a no cumplir expectativas. Todo eso me llevó a darme cuenta varias cosas. La primera es que no era feliz ni era yo mismo. Y la segunda es que no era el único que tenía miedos o temores. Que son inherentes a la vida. La otra vez leí un artículo tuyo acerca de los miedos en “escribir.me”. Me encantó. jaja creo que me fuí de tema. Simplemete te quería agradecer por que me ayudaste a darme cuenta que tener miedos no es ser débil y que algún día voy a poder conocer el mundo y cumplir mis sueños a pesar de mis temores. Muchas gracias, gracias por tus artículos, y por devolverme la esperanza :)
Gracias, Luciano!
Me alegra que te haya gustado el post. :)
Creo que tener miedo es lo que nos define como humanos, así que quedate tranquilo.
Saludos!
Todos en algún momento pasamos miedos… creo que es lo nos puede impulsar a dejar de hacer las mismas cosas… y experimentar nuevas vivencias..
Hola Ániko, si querés practicar francés con franceses hay una asociación que se llama L’Arc y esta detrás de la Iglesia Saint-Germain dès Près http://www.arc-cercle-international.com/pages/NOUS_CONTACTER-778229.html , se paga 10€ por año y podes ir de mañana o de tarde,hay mesas donde hay un voluntario francés y vos llegas te intalas y luego te presentas ,luego el voluntario propone un tema y durante una hora y media se habla en francés con gente de todas partes del mundo y con las correciones del voluntario francés…a mi me sirvió mucho para practicar francés por que al igual que vos ,con mi marido y sus risas me daba mucha vergüenza hablar…bon courage !!!
Muy buen dato, Lorena, ¡gracias!
Y me alivia un poco saber que todos los franceses son medio burlones ( y que no soy la única vergonzosa con estas cosas).
Saludos!
Anikooo, qué flash! estoy en lo mismo pero con el alemán! Estoy viviendo en Alemania sin hablar el idioma, de rebelde, hace casi 2 años y creeme que para aprender idiomas no hay mejor antídoto que la negación! Espero sacármela de encima pronto!
Con el alemán sucede lo mismo, podés leer, pero si no pronunciás bien, alpiste! muchas palabras son super confundibles una con otra, largas y complicadas….. varias veces por día me pregunto por qué me torturo con este idioma y este país y por qué no me pongo un bar en la playa… en fin…
Se agradecen tus consejos e historias, ya que escasean las ganas por acá!!!
PD: la foto de los relojes es una obra de Dalí en 3 dimensiones <3
Del alemán me dijeron: “Life is not long enough to learn German”, jaja! Que te sea leve :)
Hola, Aniko!!!! Soy tu fiel seguidora desde que te descubrí (no hace muchísimo, pero ya bastante). Me encantó este post y se te extraña cuando tenés ausencias virtuales, pero desconectarse y disfrutar de la naturaleza hace muy bien!!!!! Me ponía en tu lugar cuando enfrentabas las burlas o las risas y puedo entenderte… aunque nunca tuve que enfrentar esa situación más que las dos veces que estuve en Francia por pocos días: París y Niza (y también en Montecarlo, pero eso es el Principado…). Qué bueno que luego entendiste que es una característica de los franceses ese modo burlón… Mejor seguirles el tren y hablar, hablar, hablar… aunque te equivoques!!! no? Me permito recomendarte el sitio -y método- de Français Authentique, de Johan (aquí el link: https://www.francaisauthentique.com/). Este tipo es genial, a mí me encanta!! Lo descubrí por casualidad y si bien mi propósito de hablar mejor el francés no es para vivir en Francia o comunicarme “tête à tête” con franceses, sí es cierto que tengo muchos clientes franceses (trabajo como traductora / comunicadora freelance!). Ahora ya me hice adicta a su método y a sus videos. Ojalá te sirva!!! Un beso grande / gros bisous ! :-)
Gracias!! Todo me suma, ahora tendré que seguir estudiando por mi cuenta, aunque cuando volvamos a Francia voy a seguir con clases particulares.
Bisou!
Qué lindo y qué importante es aprender idiomas nuevos (aunque creo que casi todas las cosas nuevas son lindas de aprender). Yo salí de viaje por América despreocupada por el idioma, total hablamos casi todos español… gran error! Mi inglés (e italiano) se puso en práctica y mejoró mas que nunca! Es que el mundo está lleno de viajeros, aunque el idioma de un país sea español, muchas de las interacciones no son en este idioma y la gente nueva que conocemos, puede no hablarlo! Debo decir que al principio me daba vergüenza cada palabra que pronunciaba, hablaba todo con un signo de pregunta final (como queriendo preguntar si estaba bien dicho), y después de algunos trabajos y varias personas, ya me siento más cómoda, y aprendo siempre un poco más. Viajar nos enriquece en todos los sentidos! Saludos desde Costa Rica (si es que no seguís acá)
“Qué difícil es hablar el español”… https://www.youtube.com/watch?v=eyGFz-zIjHE XD
Me encanto tu experiencia, gracias por compartir
jaja me encanto el post ani yo estudio frances hace cinco años y mi primer viaje conoci un chico frances q me ayudo con la pronunciacion y todo eso jaja ultimamente no veo ningun avance creo que voy a echarle un vistaso a abroadwith ?
qué feo que se burlen… yo los obligaría a todos a decir dos oraciones seguidas en castellano (o mejor en eespañol de Argentina!) sin errar ni una vez, acentuando donde corresponde, a ver cómo se las arreglan, pssss
Supongo que lo de la burla solo pasa en confianza, con familia, amigos… afortunadamente las pocas palabras que dije en francés en Paris no fueron motivo de risa. Pero eran todos empleados en negocios :P
Con el inglés en UK jamás me pasó que se rieran o burlaran de mis errores o pronunciación floja, al contrario. Debe ser una cualidad (reprochable, ya que estamos) de los franceses… Muy buena la experiencia de inmersión violenta. Salís hablando o salis hablando! Y qué lindo que vuelvan a Francia pronto! Extraño las fotos y anécdotas de Europa. Exitos con la desconexion virtual y buen viaje!!
pd. no te animas a los vlogs? me gustaría ver videos hechos por vos, aunque sean cortitos :) beso!
jaja sí, ya los quiero ver hablando español con su acento francés :D
Es cierto que los ingleses (y estadounidenses) no se burlan, al menos en mi experiencia.
Me gustaría hacer videos, pero si me pongo a hacer otra cosa más me termino fragmentando demasiado. Quiero enfocarme en la escritura.
Saludos!!
Que lindo post! Yo vivo en Bélgica pero aprendí neerlandés, porque trabajo en la parte flamenca. Ahora empiezo a relacionarme con gente de Bruselas y, después de casi 4 años aquí, me hace sentir muy tonta no saber francés… Me gustaría hablarlo pero me da una pereza terrible empezar un idioma otra vez. Ojalá se pudiera aprender un idioma mientras se duerme :) Un abrazo y gracias por tu blog.
jeje sería genial, o que hubiese pastillas para aprender un idioma.
El neerlandés no parece nada fácil! Felicitaciones por eso :)
Ya me traumé con lo de las burlas :( Espero que si me pasa pueda juntar coraje y seguir hablando.
Hola Silvina,
No te traumes, supongo que depende mucho del idioma que estés aprendiendo. Cuando estudié húngaro y me animé a decirle unas palabras a una húngara se puso tan contenta que me aplaudió de felicidad (no podía creer que estuviese aprendiendo su idioma, supongo). En el caso del francés, como la pronunciación es tan estricta, les debe causar gracia que lo hablemos mal y algunos se ríen, sobre todo si hay mucha confianza. Yo estoy aprendiendo a tomármelo más light!
… Seguro que Zelda, Link y Vendetta saben mucho de metafísica, astrología, religión y existencia … ¿Miauuu (Verdad) ? … ;)
Aniko!
Hola!, me encanto el post es interesante como logras superar de apoco las barreras de idioma, el no dejarte vencer.
Creo que he leído que también usas Duolingo, que me parece una plataforma perfecta para un inicio. ahorita estoy con ingles y ya llevo 39% de avance.
Cambiando un poquito de tema, el libro de “Le petit prince” tiene una historia muy arraigada con El Salvador, por una mujer llamada Consuelo Suncin.
Cuando te vienes a dar una vuelta a El Salvador, danos el placer de conocerte y trae tus libros… :)
Un fuerte abrazo!
Diego.
Delicioso continuar viajando contigo. Además se aprende tanto, sin darse cuenta. Te mando un abrazo enorme desde Necochea. Ely.-
Hola Aniko!
Te cuento que cuando viajé a Francia, a París, tenía 17 años y recién terminaba el secundario. No me atraía nada ir a Europa “a aburrirse mirando museos” (y bueno, a esa edad uno es un poco pavo). Cuando pisé París, sentí que era mi lugar en el mundo. No hablaba ni una sola palabra. NI UNA. Cuando iba a los negocios, hablaba en inglés, y pesar que se daban cuenta que mi idioma materno no era inglés, siempre, sin excepción, me respondían en francés. Y algo entendía…
Unos cuantos años más tarde, tomé formalmente clases en la Alianza Francesa hasta llegar al nivel B2. Todavía no volví a Francia a comprobar qué tanto puedo hablar, o qué tanto me entienden (o se ríen) ;-)
Por lo pronto, mi experiencia multilingue fue en un bar, en las reuniones de Mundo Lingo. Hablé francés, inglés y castellano, tanto con gente francesa como con extranjeros que no eran franceses ni canadienses, pero que el francés era un idioma en común. Y uno algo se logra hacer entender, especialmente cuando quiere explicar algo disparatado o fuera del “libro de texto”. Hay que animarse nomás… o tomarse una birra que ayuda jajaja. Te mando un saludo muy grande desde Castelar.
jejeje sí, la birra te hace hablar cualquier idioma!
Qué genial, tenés que volver a Francia, vas a ver cómo cambia la experiencia cuando podés comunicarte con todo el mundo.
Voy a investigar estas reuniones, gracias por la info!
¡Hola Aniko! Me ha encantado este post, algo más alejado de la temática de los viajes (bueno, más o menos..). Me ha gustado leer sobre tu acercamiento a otro idioma, y cómo esto puede ser medio traumático y a la vez puede causarte orgullo. A mí me encanta aprender idiomas, y concretamente el francés es un idioma que adoro, jeje. Me suena tan romántico, con esos soniditos nasales tan complicados de reproducir, con sus “euh.. bah.. ouais…” La verdad es que cuando yo he estado en Francia no me pareció que la gente se riera de mí cuando hablaba en francés, pero a lo mejor L se ha reído alguna vez con tu francés por eso de que la confianza da asco, no sé. En todo caso, es una maravilla cuando alguien hace el esfuerzo de aprender y practicar nuestro idioma, hay que agradecerlo (¡parece que ahora le toca a él!). ¡Un abrazo!
Hola Aniko!
Felicidades por tu blog y por tus libros, me encanta lo que escribes y como lo escribes!
Me he reconocido en este post pero a la inversa, soy francesa viviendo en España :) Todo cuesta pero ya verás que progresarás rápidamente sobretodo cuando estás en inmersión! Bueno yo llevo 6 años aquí y todavía me cuesta pronunciar las R y sobretodo las dobles R! Y no te cortes por tu acento, es parte de tu identidad! a mi me encanta escuchar un español hablar francés!
Bon courage pour l´apprentissage du français et continue de nous partager tes voyages! Bisous!
merci Leticia!
Qué bien que escribís en español, ojalá yo escriba francés así algún día. :)
Hola Aniko,
ya hemos hablado alguna vez… mi caso es parecido al tuyo en forma y fechas, pero bueno, con una francesa y en Montpellier. Ahora estamos de nuevo en Francia, así que si os animáis a venir unos días, seguís invitados.
Nosotros hablamos desde el principio en nuestros proto-francés y proto-español, al principio para lo serio cada uno en su idioma, pero con el tiempo pasó al contrario, cada uno queríamos hablar en el idioma del otro para practicar, así que para evitar males mayores decidimos hacer un cartel que pone “Francés” y “Español” y lo giramos cada semana…. Bueno, suerte con tu inmersión!!! Nosotros cada vez que regresamos a Valladolid pasamos siempre delante de Biarritz.
qué bueno que no tuvieron idioma intermedio!
¿las francesas también son burlonas? :D
Está bueno lo del cartel, voy a ver si lo implementamos!
Aniko, no le des bola a nadie, que aprender idiomas empodera! Y al que se burle retalo a decir otorrinolaringólogo (:
Hola
Me parece interesante tu experiencia en París, al igual que tu estudio otro idioma me encuentro en Rusia en la ciudad de Nizhny Novgorod, me pasa lo mismo con el idioma , pero gracias a tu articulo tengo mas confianza en Mi , si nos esforzamos lograremos nuestro propósito , Me gustaría hacer un intercambio en París y aprender hablar en Francés , Saludos .
Aniko! Cai hoy en tu blog. Buscando tips y consejos, pero encontre muchas cosas lindas, anecdotasz viajes y fotos. Me encantaron todas las entradas que lei hasta ahora (que fueron varias) pero con esta me senti identificada, casi en su totalidad. Estoy de novia con un Francés hace dos años(el se crio aca asique no tuvimos problemas de idioma), vivimos en Buenos Aires y desde que lo conoci que quiero aprender francés, pero me da tanta vergüenza que para no leer los ingredientes de los chocolates se los muestro! Como hiciste para superar esa barrera? Me da miedo que se me burlen, me sentiria tonta.
Un beso enorme, desde Buenos Aires. Espero que estés en un lugar hermoso! :)
Gran entrada, muy interesante tu viaje o escapada a París, yo estuve hace tiempo en la ciudad y me encantó! Tengo que volver!!
Hola Aniko! muchas gracias por el post.
Hace años que te sigo, me gusta leerte.
Una cosa.. este año quiero ir a Francia y mejorar mi pésimo francés. Me ha alentado mucho tu historia, pero he ido a la página y me resulta muy extraño que no me salga nada en Francia. Algo debo estar haciendo mal. Igualmente, muchas gracias
Hola Silvia,
Por lo que sé es una empresa bastante nueva así que todavía no tienen tantos anfitriones en Francia. Espero que pronto sí!
Saludos!
Hola Aniko!
Llevo dos horas leyendo tu página! jaja la he descubierto hoy y me encanta.
Tengo pensado empezar a viajar por mi cuenta a partir de Septiembre y mi primer destino será París. Empecé a estudiar francés hace sólo dos semanas y esto que cuentas me vendría genial.
Aunque dice Silvia que no ha encontrado nada en Francia… así que tendré que mirar jaja pero ya me has dado una idea de como quedarme también otro tiempo en Francia mientras aprendo el idioma, me gusta tener varias opciones abiertas :)
En fin, que sin enrollarme más, te quería preguntar eso de la profesora particular con la que dabas clases, no me ha quedado muy claro y es algo que me interesaría, ya que prefiero tene una profe particular que ir a clases, así se aprende mucho más rápido. ¿Eso lo buscaste tú a parte o es parte del programa? ¿Y dónde la encontraste y de qué manera?
Un beso!
Hola Aniko! descubrí tu blog hace muy poco y me encanta. Yo también adoro viajar y ando desde hace un año “reinventándome”. Esta entrada sobre el aprendizaje del francés me ha animado a escribirte. Soy filóloga y he vuelto a mis orígenes creando una academia de enseñanza del español online que, después de un año, está creciendo y dándome muchas alegrías. Es una manera de viajar trabajando, ya que mis alumnos son de muchas partes del mundo y traen hasta mi despacho los ecos de los lugares donde viven. Además, mi escuela online me permite también viajar sin estar sometida a los horarios y fechas de una empresa convencional. He descubierto la efectividad de las clases online en el aprendizaje de lenguas extranjeras y me llena de orgullo ver como mis alumnos mejoran rápidamente en sus destrezas. He viajado por toda Latinoamérica, Europa, parte de África y ahora mi gran objetivo es conocer mejor Asia. De momento estoy ubicada en Barcelona, mi ciudad natal, durante largos períodos por obligaciones familiares pero en cuanto pueda me escapo, aunque sea por un ratito. Estoy segura de que tu blog me ayudará. Admiro tu sinceridad en esta vuelta de tuerca de asentarte en un lugar después de viajar durante años y espero que sigas con este maravilloso blog.
Un abrazo
Hola, Aniko. Qué alegría que aprendas francés. Yo te escribí por Facebook hace un tiempo y ahora me iré a Francia en un mes más, justamente a Estrasburgo. Mi francés está bien pero debo practicar mucho porque estudiaré. Si te animas, podemos mantener contacto y juntarnos a practicar, yo estaré en esa ciudad por al menos un año y viajaré también a Paris. Mucho ánimo con el idioma, has sido valiente en atreverte a hablar no más, no importa, estamos todos siempre en constante aprendizaje, tómalo con humor, que todo te fortalezca y lo que no te sirva, déjalo!
Mucha suerte, espero saber de tus avances, yo estoy en la misma!
Hola Aniko. Me gusta mucho leerte, todo lo que contás me resulta inspirador, ya que estoy en etapa de aprendizaje y acumulación de capital con inversiones en la bolsa. Me falta mucho todavía, pero en algún momento lograré que mis ingresos sean iguales o mayores a mis egresos y vivir “de eso” <3
Cambiando de tema, la narrativa de este post y la del monte Fuji me trajeron reminiscencias de Cortázar (?) ajajaj.
Me divierten mucho tus anécdotas de aprendizaje de francés, por cierto ¿alguna vez viste "j’irai dormir chez vous”?
Te deseo lo mejor.
Pablo
hola que buen blogs y muy util!!
saludos
Claudia
exelente pagina!!
Hola Aniko!! conocí tu blog hoy mismo, siempre obsesionada por París, ciudad que estaré visitando por segunda vez en menos de dos meses, y esta vez lo haré con mi hijo de 8 años… toda una experiencia… París tiene algo de sanador para mi, pensarla ya me da mariposas en el estómago. Este viaje estuvo planificado para 3, pero una reciente separación lo convirtió en solo 2, y estoy feliz/asustada/obnubilada con esta idea, y con la manera en que Dios acomoda las cosas. Te leo, te sigo leyendo!
Aniko, estoy de a poquito leyendo tus posts. Me gusta mucho como escribis con naturalidad!
Me siento muy identificado con todo lo que escribis. Me pasó algo similar cuando me vine a Francia hace casi 5 años y aprendiendo el francés del sur nadie me entendía aquí y me corregían o se cagaban de risa. No queda otra que seguir para adelante que eso es lo que nos mantiene vivos.
Ojo, que aquí quizás los que te conocen se pueden reir pero cuando entrás en determinados círculos el franchute valora la actitud que uno tiene de aprender su idioma.
Éxitos en tu regreso a Francia!
Hace mucho que leo tu blog y me gusta mucho. Me inspiró a salir de viaje sola. Mi primer destino fue brasil y ahora estoy aca haciendo workaway trabajando en un hostel. Estoy tratando de aprender portugues, pero la verdad es q me re cuesta la pronunciacion. Tambien se me rien y me siento mal. Los primeros dias pensaba q era yo, pero creo q es normal jaja. A veces no entendo de que de que se estan riendo y me persigo con q se rien de mi.
Pero bueno, ahora me siento mas comprendida y entiendo lo que hablan aunque no puedo hablar de corrido. A full el portuñol. Jaja gracias x acompañarme en el sentimiento
me gusto tu comentario!!!! jaja jajaj
Aguante el portuñol. :D
Felicitaciones por este maravilloso blog, estoy fascinado!!! muchas gracias por tanta y buena información!!!
Hola Aniko!
Este post me saco una sonrisa! Hace 2 años que estoy de novia con un francés, y me pasa como a vos. Puedo leer, entiendo casi todo cuando hablan, pero cuando tengo que hablar, me vuelvo muda. Si me preguntan si se francés, solo atinó a decir “just un petit peu ». En mi cabeza hay una telaraña de pronunciaciones, gramática, etc.
Y el detalle de la burla no es menor!
En mi caso, él sabe español pero no tanto. Al principio era solo comunicarnos en inglés y ahora es una mezcla de los tres.
Y tengo que admitir que yo también me río de él hablando español , pero no le importa! Es como vos decís, la burla es parte de la cultura francesa. Pero yo no puedo lidiar con que se rían de mi pobre pronunciación jaja.
Y teniendo otras opciones, siempre recurro a la zona de confort. Lo único que me ayuda es cuando volvemos a Francia y hablo con desconocidos.
Supongo que el día que nos mudemos allá, será todo más fácil.
Me encanta ese intercambio que hiciste, tal vez lo pruebe!
Éxitos con el francés.
Natalia
qué bueno saber que no soy la única muda! jajaja
Aunque ahora ya me estoy animando más que antes… y bancándome las burlas.
Como hacen para conocerse y casarse con gente que no tienen un idioma en comun? como se entienden? jaja