Volver a Lima: con una Inca Kola por la Calle de la Soledad
Estoy en Lima (Perú).
No creo que les sorprenda… ¿o sí?
Este es uno de los pocos “viajecitos” (cortito, en comparación con los otros) que planeé con bastante anticipación y que no surgió “porque sí” o “de la nada”, aunque ahora les parezca que sí. ¿Por qué vine a Perú?, se preguntarán. Fue así.
En el 2008 viajé nueve meses de mochilera por América latina. En ese viaje (y en otros anteriores y posteriores) hice algunos tramos en avión y junté varias millas (las millas son esos “puntos” que sumamos con determinadas aerolíneas cada vez que tomamos algún vuelo). Antes de volver de Asia revisé el estado de mis millas y me di cuenta de que se me vencían en septiembre de 2011, así que decidí canjearlas por un pasaje a algún destino de América latina para hacer un “viaje relámpago” cuando volviera a Argentina. Cuando miré la lista de países posibles y me pregunté ¿a dónde voy?, la respuesta fue inmediata: Perú.
Tengo varias razones, entre ellas las dos más importantes: Olga y Mirla, mis dos queridísimas amigas peruanas. Bueno, en realidad tengo tres razones: Mirla tuvo a su primer hijo hace unos meses y yo le prometí que vendría a visitarla en cuanto pudiera para conocerlo (así que próximamente verán fotos del bebé).
A Mirla la conocí en el 2008, cuando estuve en Lima por primera vez; yo me estaba alojando en el mismo hostel que su novio, y ella ofreció alojarme en su casa durante el tiempo que estuviera en la ciudad. A Olga la conocí a través de Mirla la segunda vez que vine a Lima, casi al final de mi viaje, cuando ya me estaba por volver a Buenos Aires. Me pasó lo mismo con las dos: nos hicimos muy buenas amigas apenas nos conocimos. Al año siguiente, ambas viajaron a Buenos Aires para visitarme y se quedaron en casa durante unas semanas. Así que cuando decidí cambiar las millas por un pasaje a algún destino, todos los caminos me apuntaban a Perú.
Además de la amistad, Lima tiene otras razones por las que es una ciudad muy especial para mí. Hay muchos viajeros a los que no les gusta Lima; a mí, en cambio, me encantó desde el principio. No sé qué habrá sido: las combis y sus cobradores, los puestos de ceviche, los hostels con viajeros de todas partes del mundo, Polvos Azules y su colección inmensa de dvds truchos, el encanto de Miraflores y Barranco, el océano Pacífico que bordea la ciudad… Tuve una conexión muy especial con la ciudad y me terminé quedando mucho más de lo que pensaba.
Pero Lima, sobre todo, fue el primer lugar donde empecé a viajar realmente sola. El primer mes y medio de mi viaje por América latina lo hice con mi amiga Vicky y, más tarde, con Vero, Flor y Pau, tres argentinas que conocimos en el camino y con las que también nos hicimos muy buenas amigas. Después de pasar por Cusco y Huacachina, viajamos las cinco juntas a Lima y, de casualidad, todas tenían el vuelo de regreso a Buenos Aires para el mismo día. Entonces, el día que se fueron dejé de ser una “viajera grupal” y me convertí en una “viajera solitaria”. Lima fue el punto de partida de la segunda parte de mi viaje por América latina: la parte en la que tenía que viajar sola con mi mochila y mi alma. En Lima junté coraje (aunque me tomó un tiempito) y me lancé sola a la aventura de seguir descubriendo el continente. Lima me impulsó a seguir caminando hacia el norte.
Por todo eso, volví. Y me siento muy feliz de estar acá otra vez.
Hoy (llegué anoche), salí a caminar con Olga por el centro histórico de la ciudad y saqué algunas fotos, entre ellas la del cartel de una calle llamada “Calle de la Soledad”. No sé por qué le saqué la foto a esa calle, fue un acto totalmente espontáneo. Más tarde, cuando me puse a mirar las fotos que había sacado, me di cuenta de que casi todas caían bajo un mismo concepto: justamente, la soledad.
Y ahí fue cuando me acordé: claro, en Lima fue donde empecé a viajar sola. Es lógico, entonces, que inconscientemente mire a esta ciudad con los ojos de la soledad.
Hola Aniko, pues bienvenida de nuevo a Lima. Bueno una bienvenida a la distancia ya que no vivo allí ahora pues me mudé a España. Ver las fotos ha sido como un regreso, una especie de deja-vú melancólico por la ciudad en la que nací y con la que tengo una extraña relación amor-odio.. se me hacía entrañable por muchas de las cosas que tú cuentas: el mar, los dvds de polvos azules, viejos los cafés del centro y sus viejos bares. A veces me repelía por lo salvaje, a veces la queria por lo tierna. En fin, que te envidio. Ojala pueda volver pronto por allí y tomarme una inca kola, cómo no. A mí me encantaba ir a sus viejos bares como te he dicho, si quieres algo de info sobre eso te dejo un link de mi blog http://labrujuladelazar.blogspot.com/2011/01/andanzas-por-los-viejos-bares-del-lima.html que publiqué en algun periodico de allí y que motivó a muchos a perder el miedo y visitar esos ambientes de bohemia… mis fotos no tienen ni asomo de comparación con los tuyos pero igual te pongo otro post sobre una cara un poco salvaje de lima http://labrujuladelazar.blogspot.com/2011/01/imagenes-paganas-lima-bn.html y otra una parte mas amable http://labrujuladelazar.blogspot.com/2011/03/lima-en-domingo-danza-la-raza.html que es sobre celebraciones que los domingos se llevan a cabo en el centro de la ciudad y uno se da cuenta de el rompecabezas abigarrado que es esa ciudad, abrazos!
me gusta la calle de la soledad en Lima, que fachadas históricas, muy lindas las fotos.
Aniko, si te sentís muy sóla y no te quedan millas para volver en avión a la Argentina, TOMATE El 101 que aparece en la foto, vi que viene hasta VILLA MARIA, te esperamos. Saludos :-)
Cómo le dicen en Lima a ese vehículo tirado por caballos y que equivale a nuestro sulky o mateo??? Está fileteado?? Parece interesante… Con respecto a la nota, brilla. Muy buena por la nostalgia y el elogio de la soledad. Pero recuerda siempre lo que decía Bécquer (Gustavo Adolfo): “La soledad es el imperio de la conciencia”. A pesar de que algunos dicen que la soledad es un buen lugar para encontrarse, pero uno muy malo para quedarse…
¡Hola Aniko! ¿Como estas?, que bueno que estés en peru y te guste mucho, tiene ciudades hermosas y sobre todo vos sacas las fotos y haces aun mas hermosa la vista de allí. Espero que disfrutes tu viaje, que te valla bien :)
Besos!
hola Aniko, me encantan tus relatos les he leido todos… pero tengo una duda, pq nunca fuiste a Venezuela? …
Hola Erika,
Gracias! No fui a Venezuela por la misma razón por la que todavía no fui a cientos de países del mundo: porque no me dio el tiempo! jajaja.
Cuando estuve viajando por América latina decidí ir para el lado de Panamá (desde Colombia) porque quería hacer el cruce en barco, por eso no seguí hacia Venezuela, pero estoy convencida de que ya iré, todos los días me llegan mails de venezolan@s que me invitan a conocer su país, así que ganas no me faltan!
Saludos
Bonito post. Saludos de la Amazonía peruana.
Qué locura ! ayer encontré tu blog buscando consejos para armar la mochila de 60 litros… resulta que este domingo viajo por pimera vez de mochilera, sola, y también voy a Perú ! qué raras son las coincidencias… pero todo pasa por algo (al igual que las fotos o las atenciones inconscientes que tuviste referidas a la soledad)… me alegro de haberte encontrado! cuando vuelva de mi viaje quiero contarlo de alguna forma también, me parece la mejor manera de guardarlos y poder revivirlos más adelante…
El gris del cielo de Lima… es meláncolico, sin duda, un buen lugar para pensar sobre la soledad al borde del mar.
La elegancia e imán de tus posts están en la sencillez con que lo narras, felicidades Aniko. Me gustan tus relatos y tus fotos. Yo estoy haciendo algo similar pero me circunscribo a viajar por mi selva amazónica peruana, pero debo hacerlo a mayor grado, como tú, :) saludos, y gracias por hacer lo que haces.
Hola, soy sofia, soy uruguaya y estoy pensando hacer mi primer viaje sola por peru justamente, tenes alguna recomendacion para darme? gracias, saludos.