El día que me invitaron a un casamiento chino
Cuando uno viaja, da lo mismo que sea “lunes”, “miércoles” o “domingo”. Cuando uno viaja los días dejan de ser una etiqueta y un número y pasan a ser “el día que me perdí en China y tuve encuentros inesperados”, “el día que me robaron la cámara y la computadora y me devolvieron todo”, “el día que conocí a mi compañera de viajes en Tailandia”, “el día que probé la comida india por primera vez y me enamoré de su gastronomía”, “el (triste) día que me rechazaron la visa para ir a la India”, “el día que…”.
En un viaje no importa qué día de la semana es, sino que importa el contenido, los hechos vividos en esas 24 horas. Así que cuando, aún estando en China, mi amiga Tippi me dijo que estábamos invitadas a un casamiento en una de las aldeas en las afueras de Lijiang (ciudad histórica de la provincia de Yunnan, China), dije que sí inmediatamente y pensé: quiero tener “el día que me invitaron a un casamiento chino” entre mi colección de días viajeros.
Confieso que por un ratito pensé “pero… ¿qué me voy a poner?”, aunque cinco minutos después esa pregunta quedó eclipsada por “¿cómo será un casamiento chino?”. Y ojo que no iba a ser cualquier casamiento, sino el casamiento de dos personas pertenecientes a uno de los tantos grupos minoritarios de China. Acostumbrada a los casamientos argentinos, también me pregunté ¿qué música pasarán? ¿cómo estarán vestidos? ¿será muy formal? ¿habrá carnaval carioca-chino? :)
El gran día fue jueves. El novio de Tippi se fue temprano para filmar el casamiento que había empezado a eso de las 9 de la mañana. Nosotras teníamos planeado ir a la tarde, pero él nos llamó por teléfono y nos dijo que nos apuráramos porque nos íbamos a quedar sin comida. Así que nos fuimos a la aldea, a 15/20 minutos de la ciudad de Lijiang, después del mediodía. Yo me puse una pollera larga con estampado de la India que me había comprado en Malasia, pero estábamos las dos bastante informales.
Cuando llegamos a la aldea, lo primero que vimos fue a un grupo de mujeres sentadas afuera de un quiosquito jugando a las cartas con un mazo que jamás vi en mi vida. Nos invitaron a sentarnos con ellas y una le dijo a Tippi que me quería presentar a su hijo para que me quedara a vivir en la aldea. Yo tenía unas ganas de llevarme una de esas cartas, sola una, de souvenir…
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Caminamos un poco y reconocimos cuál era la casa donde se festejaba el casamiento porque vimos el auto de la novia estacionado en la puerta (una rara mezcla entre tradiciones occidentales y casamiento oriental) y muchísimos autos desparramados en el camino de tierra.
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Entramos sin permiso como quien entra a su propia casa y lo primero que vi fue gente comiendo desaforada y hablando a los gritos. Tippi me explicó que estábamos en la casa de los padres de la novia, ya que la primera parte del casamiento se celebraba ahí y la segunda parte sería en la casa de los padres del novio, donde ambos (marido y mujer) vivirían de ahí en más.
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En ese casamiento vi mujeres vestidas con su ropa minoritaria, algunos hombres de jean, unos pocos de traje, muchísimos platos de comida circulando entre las mesas, semillas de girasol desparramadas por el piso, mazos de cartas olvidados en un rincón, vasitos de plástico pisados, mujeres cocinando al aire libre, mujeres lavando los platos en la puerta de la casa.
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Y por fin, a los novios:
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El vestido blanco fue una sorpresa inesperada, yo pensé que ella iba a estar vestida con la ropa tradicional y no con el vestido occidental, aunque en la segunda parte del casamiento (en la casa de los padres de él), se puso un vestido rojo tradicional chino.
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Las mujeres nos invitaron a sentarnos y nos sirvieron montones de comida. Me señalaron que probara todo y que comiera hasta reventar. Y así como la comida llegó de golpe, se fue. Después de haber almorzado a más no poder, era momento de trasladarnos a la casa del novio.
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Aunque primero las amigas y los amigos de la novia cumplieron con el ritual: ella se metió en su cuarto con todas sus amigas y cerró la puerta, unos minutos más tarde, los hombres golpearon haciendo muchísimo ruido, abrieron y sacaron a la novia. Con eso simbolizaron el pasaje de vivir en la casa de sus padres a irse a vivir con su flamante marido en otra casa.
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Así que después de eso nos fuimos todos en auto a la aldea del marido, a unos 15 minutos de distancia, y llegamos otra vez a una casa de familia llena de mesas.
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Mientras la gente iba llegando, Tippi y yo subimos a la terraza y nos quedamos mirando hipnotizadas un partido de mahjong, el dominó chino en el que se apuesta hasta lo que no se tiene. Las reglas son bastante simples, pero lo importante es pensar rápido.
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Y después, aunque eran las 4 de la tarde: ¡a comer otra vez!
Nos sentamos en una mesa llena de nenes muy simpáticos e hicimos lo mismo que todos los invitados: seguir comiendo.
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El momento surrealista fue cuando una mujer pasó ofreciendo un plato de cigarrillos, una muestra de qué fumadores fanáticos son los chinos.
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Dos mini-personajes destacados:
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Esta nena, la encargada de llevarle la cola del vestido a la novia, que me mostró muchísimas veces, con orgullo, su ropa tradicional.
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Y este nene, con la sonrisa más grande y la risa más pegajosa de todo el casamiento.
Como verán, en esta celebración no hubo DJ, no hubo lista para entrar ni lista de regalos, no hubo vestidos carísimos, no hubo maquillaje ni peluquería (excluyendo a la novia, por supuesto), no hubo fotógrafos profesionales, no hubo mesas asignadas, no hubo mesa de postres (¡ufa!), no hubo video, no hubo vals, no hubo discursos, no hubo carnaval carioca, no hubo barra libre (aunque bastante cerveza), no hubo trencito. Y sin embargo el resultado fue el mismo: dos personas se casaron.
La única ausencia que noté fue la música.
Y cuando le pregunté a Tippi si en un casamiento chino era normal poner música y bailar me dijo que no. En un casamiento chino, lo normal es realizar una sola actividad: comer.
Aniko; valoro tu relato sobremanera. Celebro y bendigo tus viajes. Disfruto cada palabra, cada relato. Estoy agradecida que aceptaste mi pedido de amistad. Pequeña, que sigas creciendo. Juntando historias, hechos, sentires, culturas. De mi parte te cuento: una vez, di un espectáculo con otra pareja que convoqué, bailamos tango; en la embajada China de Bs. As. puedo contarte; que también muchísima comida, toda muy rica para mí gusto. Todo servido en plásticos descartables, cosa que me asombró, ya que la embajada es bastante lujosa…Sobre el final, cada uno de los presentes nos llevamos un regalo, creo que fue para fin de año. Un abrazo; Milka.
PD: (No tengo problema si querés compartir este mail).
Hola Milka, qué alegría recibir tu comentario. Y qué buena experiencia debe haber sido bailar tango en la embajada china. Son gente muy amable y cálida, y su comida es deliciosa. Lo de los platos descartables me parece una gran idea para que nadie tenga que estar lavando hasta tarde, además eso demuestra cómo son los chinos: no les importa tanto el lujo de la cena, sino la cena en sí. Lo lindo es compartir la comida con otras personas y da lo mismo que se use la vajilla más lujosa o los platos descartables.
Saludos!
Igual que en Argentina…siempre hay una buena excusa para juntarse a comer… aunque, a juzgar por la cantidad de platos que están lavando, nos superan ampliamente!!!
saludos!!!
Que genial!!!!!!. Me encantó!.Las cartas SON LO MAS, y la novia era HERMOSISIMA. Me llamó la atención el contraste entre la producción de ella, bien tipico de los casamientos occidentales, y todo lo demás, super ecléctico, descontracturado, colorido y demás.
Bellisimo blog!
saludoss!
Vos misma lo dijiste: novia occidental en casamiento oriental! Fue muy interesante!
CHINA!! y Japón son dos de los paises que he querido visitar desde hace como 5 años… wow… en serio como añoro estar en esos paises… excelente por tu viaje a china!!
Diferentes métodos para llegar al mismo fin tal cual como lo pusiste.
Qué tal estaba la comida? se ve rica en las fotos.
Deliciosa! Tal como se ve en las fotos :)
Hola, te felicito por esa maravillosa experiencia!, ¿sabes? me surgio una duda la verdad esque me encantaria un dia poder hacer un tur por asia pero tengo un problema (no se si llamarlo problema en realidad jahajh) es que soy vegetariana y no se si la gente de allá me aceptará el hecho de no comer carne, no quiero faltarles el respeto (si es que un dia voy), que piensen que los estoy rechazando o no aprecio su gesto…que me podrias decir tu :s?
Hola Nicole!
Yo no soy vegetariana pero cuando empecé a viajar comencé a comer muchísima menos carne (acá en Argentina se come mucho) por varias razones: una, porque no soy muy fan de la carne (con excepción del pescado), dos, porque los platos sin carne siempre son más baratos. Hay muchas opciones para vegetarianos, es cierto que en la cultura asiática el vegetarianismo no es tan común (excepto en la India), pero eso no quiere decir que no haya platos vegetarianos. En las grandes ciudades siempre hay restaurantes vegetarianos y/o veganos, y en los pueblos podés explicarle a la gente que no comés carne y seguramente lo entenderán. Pero eso sí, te recomiendo que lo aclares de entrada ya que si te ofrecen platos con carne y no los aceptás sin haberles dicho nada, ahí si pueden sentirse ofendidos, aunque supongo que esto depende de cada persona. Pero si realmente querés viajar a Asia, esto no es un problema.
Saludos!
Siempre eh querído ir alli la verdad me dejaron impresionado tus fotos, espero algun dia poder ir alli es mi sueño, saludos y adelante con el blog
Me encantan tus historias Aniko! A mi me pasó en India. Visiten http://www.romiporelmundo.com
Veni a Colombia te falta un blog de mi hermoso país, no solo macondo es mi bello pais, tenes q conocer nuestra cultura nuestra comida y sobre todo lo hermoso del ser colombiano…
En cali tenes casa cuando decidas venir, hago couchsurfing y mochileo cuando salgo a vacaciones…empece en realidad hace muy poco a seguirte y de verdad que ha sido muy enriquecedor entender que somos un monton de almas ciudadas del mundo.
sigo aprendiendo de tus blog y quiero algun dia poder tener ese poder en la escritura…
Hola Oscar, estuve un mes en Colombia en el 2008 y tengo los mejores recuerdos de ese viaje! Lamentablemente los relatos quedaron en mi blog anterior, así que tendría que reescribirlos. En “Días de viaje”, mi primer libro, cuento la historia de cuando crucé desde Cartagena en velero a Panamá. Espero volver pronto a tu país, saludos!