Rosario en movimiento
Recibí la pregunta tantas veces a lo largo de mi vida que ya perdí la cuenta de la cantidad de veces que repetí la misma frase. ¡¿Cómo que no conocés Rosario?!, me dijeron una y otra vez amigos, conocidos y familiares. Y ante su mirada incrédula siempre respondí lo mismo: No, nunca fui… Fito tiene razón: Rosario siempre estuvo cerca (de Buenos Aires, a poco más de 300 km) pero yo, quién sabe por qué, nunca me digné a visitarla. La culpa inicial (si es que existe algo así) claramente la tiene mi mamá, que nunca me llevó cuando era chica. Ella, encima, fue a Rosario después de tenerme a mí (no sé si una o varias veces, tampoco sé si quiero saber), pero por alguna razón no me llevó. Qué atrevida. Ya se lo reproché el otro día: ¡¿por qué nunca me llevaste a Rosario?! Probablemente no era el momento.
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A lo largo de mi vida Rosario estuvo ahí, donde siempre, viviendo su propia existencia (al igual que cualquier otra ciudad del mundo, ya sea Delhi, ya sea París, ya sea Atenas, que no haya sido la mía). Eso es algo que me impresiona: lo de saber que en este mismo momento hay miles de ciudades viviendo su propia vida, alejadas de mi mirada (la película Baraka representa muy bien este sentimiento). Mientras yo estoy acá en Buenos Aires, en otro lugar llamado Kabul o Madrid o Santo Domingo pasan cosas, la gente camina, cocina, trabaja, se enamora, llora, ríe, muere, mata. Y todo ese movimiento y vida previa es lo que me hace sentir que viajar a una ciudad nueva es como llegar al cine cuando la película ya empezó. Durante esos primeros minutos en los que me enfrento a la historia por la mitad tengo que inferir (o preguntar en voz baja) qué fue lo que pasó antes de que yo apareciera por ahí. Mientras yo estoy quieta las ciudades se mueven, y eso es lo que hizo Rosario durante los 27 años en que no la visité. Se movió en todas las direcciones.
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Que no nos hayamos conocido en persona hasta hace poco no quiere decir que no me hayan hablado de ella a lo largo de los años. Rosario siempre estuvo presente en mis conversaciones. Tengo varios amigos y conocidos de Rosario. Tengo amigas que se fueron allá a estudiar o a festejar despedidas de soltera. Tengo lectores rosarinos. Creo que todos los argentinos que conozco se fueron a pasar aunque sea un fin de semana a Rosario alguna vez en su vida. Rosario es la ciudad natal de Messi, de Olmedo, de Antonio Berni, de Fontanarrosa, del Che Guevara, de Fito Páez y de tantos otros. Cuántas veces me dijeron: “Tenés que ir a Rosario, está tan linda, hay tanto para hacer…”. Y yo siempre pensaba: “Sí, ya iré, cuando sea el momento”. Pero el momento no llegaba y yo tampoco quería forzarlo. Sabía que Rosario me iba a avisar, ella iba a dejarme un mensaje en el contestador diciéndome: Che… ¿por qué no te venís? Y yo iría.
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[singlepic id=6858 w=625 float=center] Todas las fotos de este post son de Rosario. Esta es de un sector del Monumento a la Bandera
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Ese mensaje finalmente apareció una tarde de enero, en forma de email. La que me escribió en nombre de Rosario fue Yamile, la asesora turística de la Cooperativa Encuentro, una comunidad conformada por 22 mujeres artesanas de Rosario y de Villa Constitución. Yamile me invitaba a conocer, junto a otros viajeros, el trabajo de la Cooperativa y uno de sus últimos proyectos: la Posada Los Soles, una casa antigua restaurada, manejada por la Cooperativa bajo los preceptos del turismo comunitario y responsable. Me pareció interesante entrar en contacto con un grupo de gente que justamente buscara crear una movida de turismo alternativo en la ciudad así que acepté. El momento por fin había llegado, Rosario y yo cara a cara ya era un hecho inminente.
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[singlepic id=6896 h=625 float=center] Nidia y Marta son dos de las mujeres que forman parte de la Cooperativa Encuentro.
[singlepic id=6885 w=625 float=center] Nos recibieron en Villa Constitución con el desayuno y muchas historias.
Lo primero que sentí al llegar fue, como dije antes, que había entrado a la sala de cine con la película empezada. En Rosario pasaron muchas cosas de las que no estoy enterada. Es una ciudad que cambió mucho, aunque de qué formas aún no lo sé. Yo la conocí de cara al río, sin embargo varios me aseguraron que durante mucho tiempo le dio la espalda. Conocí el después de Pichincha, aquel barrio que fue famoso por sus prostíbulos y su ambiente. Llegué al bar El Cairo cuando Fontanarrosa ya no estaba. Encontré muchísimos mensajes escritos en las paredes, mensajes que hacían referencia a eventos pasados que todos conocían menos yo. Al igual que en Barcelona, en Rosario encontré un cadáver exquisito plasmado en todas las paredes de la ciudad: “Mi corazón sangra utopías… por vos”, “¡Basta!”, “Si te cela no te quiere”, “Movimiento anti mala onda”, “8N yo voy al Monumento”, “El capitalismo es inhumano”, “Ni botas ni votos”, “Todos flotan”… Encontré stencils y graffitis de bicicletas y hormigas en las paredes, haciendo referencia (me enteré después) a los 350 estudiantes rosarinos desaparecidos durante la Dictadura y a Pocho Lepratti, un militante social asesinado por la Policía de Santa Fé en el 2001 (pueden leer su historia y conocer el “trabajo de hormiga” que realizaba en los barrios humildes de Rosario acá).
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Mi sensación fue que había llegado tarde a muchas cosas y temprano a otras. Sentía que Rosario había vivido, se había movido mucho, y que aún le quedaba mucho camino por recorrer. Y a la que aún le faltaba moverse mucho por Rosario era a mí.
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Durante los primeros días, más que conocerla por tierra la conocí por agua. Gracias a las mujeres de la Cooperativa tuvimos la oportunidad de navegar por el Paraná en velero. Mientras agarraba el timón —porque me dejaron timonear un rato— recordé aquel cruce en barco de Colombia a Panamá, uno de los mejores viajes en barco de mi vida, y sentí esa libertad que solamente puede darme la brisa de mar o de río sobre la cubierta de un barco. Sentí ganas, otra vez, de salir a dar la vuelta al mundo en barco. Cuando me zambullí en el Paraná me acordé de todos los fines de semana que pasé en el Tigre, nadando en ese mismo río. Si de chica se me hubiese dado por construir una balsa y escapar, tal vez hubiese llegado a Rosario por río. Pero nunca se me ocurrió. Me sorprendía, ahora, ver ese mismo río que yo siempre relacioné con el Tigre, con mi infancia, con mis salidas en canoa y en barquito inflable, con toda una ciudad de fondo. El Paraná, para mí, siempre había sido el Paraná de las Palmas y había estado a pocos metros de mi casita del Delta, con muchos árboles y mucha nada a su alrededor. Verlo anexado a una ciudad era algo totalmente nuevo y me hacía pensar en lo lindo debía ser tener la naturaleza a tan pocos pasos de la cama, todos los días y no solamente los fines de semana…
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Los cuatro días en Rosario fueron una sobredosis de estímulos. Nadé en el río. Caminé por algunos de sus barrios. Vi sus cúpulas. Admiré su arquitectura. Aunque si bien vi e hice bastante, no puedo decir que ahora sí la conozca. Me falta mucho para eso. Digamos que en este primer viaje la miré de cerca, recorrí sus contornos —el río, algunas avenidas— pero todavía no me sumergí demasiado en ella. Siento que es una ciudad en la que hay que vivir para poder decir que se la conoce. Este viaje fue el principio de una conversación que, espero, durará años. Yo, por mi parte, le hablé bastante de mí. Durante uno de los días del viaje, junto con los chicos de Magia en el Camino y los Acróbatas en el Camino (y gracias a la enorme ayuda de las mujeres de la Cooperativa Encuentro) hicimos un evento multiartístico titulado Rosario Nómada: seis viajeros, un mundo. Presentamos una exposición conjunta de fotos, hicimos burbujas y magia y dimos tres charlas, una por pareja, contando nuestra historia. Al menos en mi caso, siento que esa fue mi manera de contarle a Rosario todo lo que estuve haciendo, todo lo que me moví, antes de conocerla.
[singlepic id=6898 h=625 float=center] Burbujas
[singlepic id=6901 w=625 float=center] Fotos
[singlepic id=6902 h=625 float=center] Puestito
[singlepic id=6930 w=625 float=center] El frente de la Posada Los Soles, donde dormimos y realizamos el evento viajero
Incluso salimos en el Diario La Capital de Rosario (¡y fuimos la noticia más leída!)
Uno de los mejores momentos que me llevo de Rosario, sin embargo, ocurrió hace unos días, cuando Damián y yo volvíamos en colectivo a Buenos Aires desde la provincia de Córdoba. Habíamos tomado el bus nocturno desde Villa Carlos Paz y, si todo salía bien, teníamos que estar en Buenos Aires a eso de las 8 de la mañana del día siguiente (el trayecto habitual es de unas 4 horas hasta Rosario y otras 4 horas hasta Buenos Aires). Pero algo pasó. En algún momento de la mañana el conductor nos despertó a todos para avisarnos que teníamos que cambiar de colectivo. Estábamos estacionados en un lugar que parecía ser un taller de reparación de ómnibus de larga distancia, así que nos bajamos obedientemente y cambiamos de vehículo. Escuché que alguien preguntaba “¿dónde estamos?”, pero la respuesta me la tapó un bocinazo inoportuno. Me senté contra la ventana y, mientras el colectivo se movía, miré hacia afuera y empecé a sacar conclusiones. No tenía idea ni dónde estábamos ni qué hora era. Sólo sabía que estábamos atravesando una ciudad para, seguramente, salir a la ruta. Desde mi ventana vi que la gente del lugar estaba empezando el día: algunos barrían la veredas, otros esperaban el colectivo, otros caminaban con sus maletines y carteras rumbo al trabajo. Bien, eso quería decir que serían aproximadamente las 7 u 8 de la mañana, horario en el que en teoría debíamos estar en Buenos Aires. Pero aquella ciudad que veía por la ventana no era Buenos Aires. ¿Dónde estábamos?
[singlepic id=6931 h=625 float=center] Pongo estas fotos a modo ilustrativo, ya que estaba tan dormida y sorprendida que ni siquiera se me ocurrió sacar una foto desde la ventana del colectivo…
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Al principio pensé que estábamos atravesando alguna gran ciudad de la Provincia de Buenos Aires, ¿pero cuál? El lugar me llamaba mucho la atención: las calles eran anchas, había ciclovías, casas muy lindas, mucha vida urbana. El juego de adivinar en qué lugar de Argentina estábamos me empezó a divertir. Busqué pistas en los carteles de los negocios, en los nombres de las calles: tal vez en algún cartel diría de qué localidad se trataba. Pero nada. La sensación era rarísima: realmente no tenía ni idea en qué lugar del mapa estábamos. Leí el nombre de una calle —Bv. Avellaneda— y decidí recordarlo para googlearlo más tarde. Todavía no me avivaba. Tampoco me avivé cuando vi el cartel verde que decía: “Buenos Aires 304 km, Santa Fé 173 km, San Lorenzo 29 km”. Nada. Ya hacía por lo menos 25 minutos que estábamos atravesando la ciudad desconocida y yo estaba disfrutando del city tour misterioso sin tener idea de dónde estaba. Seguía muy dormida. Al rato vi una bandera que decía “… por primera veS en Rosario…” y caí. Cuando agarramos Bv. Oroño todo me cerró. El colectivo se había atrasado cuatro horas y había tenido que hacer una parada técnica en el taller. El por qué no me importaba demasiado, lo que me importaba era la casualidad de lo que había sucedido: habíamos atravesado un camino que estaba fuera de nuestros planes y, gracias a eso, una ciudad desconocida había entrado por mi ventana y me había intrigado muchísimo. Y resultó ser que esa ciudad por la que me moví aquella mañana, medio dormida medio despierta, fue la mismísima Rosario.
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[box border=”full”]Gracias a las mujeres de la Cooperativa Encuentro por invitarnos a Rosario y por permitirnos conocer y ser parte de sus proyectos. Gracias también a todos los que fueron al evento “Rosario Nómada”. Esperamos repetir en algún momento en Buenos Aires.
La Posada Los Soles está ubicada en Corrientes 474, a tres cuadras del río, y es una buena opción de alojamiento en el centro de Rosario. Tiene cinco habitaciones, una sala de estar y una cocina-comedor. Pueden encontrarla en Facebook.
Para saber más acerca de la historia de la Cooperativa Encuentro, les recomiendo el post de Magia en el Camino: “Sacarte el delantal y ponerte los tacos”
En la segunda parte de esta entrega, burbujas y fotocharcos en Rosario. [/box]
Hola Aniko! Debo decirte que no sos la unica que no conocia Rosario, aca tenes otra! Y tambien estoy a unos 300 km… siempre digo “ya voy a ir a pasar el dia/un finde” y nunca fui… Espero que no pase de este año!
Solo la “conoci” de paso hacia Buenos Aires hace varios años, el colectivo paró, y mi mamá me despertó para avisarme que estabamos en Rosario. Y yo segui durmiendo!
Y otra vez que fui a un evento de mi colegio, ibamos solo al colegio marista, pero con mis amigas nos escapamos y dimos una vueltita por la peatonal jaja….
Asi que ahora estoy un poco mas cerca gracias a tu post. Como siempre, increible tus fotos!
Saludos!!!
Venite a nuestra Posada Los Soles, Lau! te esperamos en Corrientes 474
¿Qué necesitan para venir a embellecer [aún más] Paraná?
Divino el post….seguiremos aqui esperando otra visita..más descubrimientos…y más sensaciones de mi amada Rosario…Gracias x venir!
Hola Ani,
no nos pudimos saludar pero yo si te vi en la charla. Gracias por ilustrar tan bien mi querida Rosario. Un pedido especial, me podrás enviar la foto de La Favorita (es la tienda Falabella ahora)?
Gracias y nos veremos la próxima vez que pases por la chicago argentina! Y que además tiene otra nota de color. Carece de fundación, asique la prñoxima vez si querés podés venir con tu espada (pluma) y proclamarte como fundadora de la ciudad ya que nadie ha reclamado ese título.
Saludos!
Julio
Buenas buenas! En mi caso conocí Rosario hace un par de años también, pero lo que quería contarte es que mi curiosidad por esta ciudad se fue alimentando durante varios años antes gracias a un libro, El Visitante; la autora se llama Alma Maritano y es rosarina. Supongo que es mi “libro favorito” porque es el que más veces leí. Es una novela juvenil de los 80, y cita tantos lugares con nombre y apellido (parques, calles, boulevares, bares, colegios) que realmente me dan ganas de volver y hacer el “tour de El Visitante”
Hola!!
Me encanta tu blog! Hace algún tiempo que no he podido viajar y lo echo mucho de menos… Gracias a ti viajo a Argentina, Brasil, Indonesia e incluso España, mi país.
Sigue así!
Saludos,
CARMEN
Querida Aniko, otra vez me sacaste una hora de tiempo de trabajo(?), llega tu mail y te leo, más ésta vez, te metiste con ROSARIO. Rosario Cuna de Grandes, Messi, Olmedo, el Che Guevara y el Che Toba entre otros :-) Se me pusieron los ojos hinchados con varias fotos. La Favorita que ahora es Falabella era “el paseo” cuando creo que ni existía la palabra shopping, para mi era un lugar mágico pues además del edificio tenía una ESCALERA MECANICA. Pero me emocioné con el río, me crié en el río y parte de eso es lo que me dió el apodo de EL TOBA cuando me mudé a Bs As, ésas casas en la Isla, la vista desde “el banquito” (la playa que estuviste a la altura de la Av. 27 de Febrero) de la ciudad. Cuando quieras armamos la balsa y navegamos hasta Bs As, un sueño pendiente para mi fue siempre ése viaje, con mi kayak que tuve desde chico siemre quise hacerlo, nunca conseguí un amigo que quiera hacerlo, pero lo hacemos de Rosario a BUE ya que encontra manos a la corriente te veo mal con la balsa. Me gustó tu post y lo linda que pintaste a Rosaio, Yo conozco a muchos de ésos que dicen ACA YA NO SE PUEDE VIVIR, por delincuencia, la drogra y los acentamientos periféricos de indigencia (éso también crece lamentablemente) pero Rosario es una hermosa ciudad, tal vez la mejor para vivir porque está CERCA de todo realmente, Bs As, Córdoba, etc. Como Rosarino exiliado me emociono fácil con los recuerdos de mis primeros años de vida (20 años) en la ciudad. Cuándo quieras volver avisame con algo de tiempo y vamos juntos. Beso
Te respondo brevemente porque me estoy riendo de tu comentario sobre Falabela.. Hace 7 años q vivo en Rosario, pero antes no. Y a veces los fin de semanas iba a pasear, y la volvia loca a mi vieja cada vez q pasabamos por ahi.. entraba corriendo, subia la escalera mecanica y bajaba.. y seguiamos camino por la peatonal..
Con que poco nos divertimos cuando somos chicos, q lindo!
Rosario, ciudad de Leo Messi, Olmedo, El “Che”, Lucha Aymar, Fontanarrosa… En un lugar así, nada puede salir mal… ¿no?
¡Excelente post, me hiciste revivir cada momento que pase en mi visita por esta fantástica ciudad!
Saludo grande,
Federico Bongiorno
http://www.positiveviajes.com.ar
*Me apunto la sugerencia de Baraka, ando también últimamente en esa tesitura de pensar -por no mirarme mucho el ombligo- en la cantidad de millones de personas que habitamos este planeta y etcétera.
Tu cuenta pendiente con Rosario la tuve yo durante muchos años con Sevilla! Finalmente encontré un ‘hueco’ y me fui a vivir allí una temporadita a pelo, como quien dice. Estuve unos meses, hasta que empecé a echar de menos mi tierra (y a valorarla como se merece, creo, por primera vez).
¡Qué bueno lo de la posada! Me encantan estos sitios, así como muy personales, con pocas habitaciones, con un rollo casi familiar. En Mojácar (Almería) me hospedé un par de veces en una posada llamada El Torreón; era un antiguo torreón árabe reconvertido en hostal; nunca, nunca me he alojado en lugar tan encantador; sólo había cuatro habitaciones, cada cual diferente pero cada cual más bonita… y en el mismo centro de Mojácar. Limpio, impecable, precioso, manteniendo la primitiva decoración árabe (restaurada) maravillosamente. Y encima barato (pensábamos que nos costaría un ojo de la cara). Buscaré si sigue existiendo, si es así te pasaré el link.
¡Carcelona! Que bonito juego de palabras, porque Barcelona sí, es una ‘cárcel’ maravillosa! La ciudad más bonita del mundo. Siempre soñé -sigo soñando- con vivir allí. Mi padre nació allí, mi abuela, mis bisas, mis tatarabuelos. Con mi familia tenemos una casa
en un pueblo del maresme donde pasé mis veranos hasta los veintitantos, ahora somos tantos ya (los abuelos dejaron la casa a ocho hijos -mi padre y hermanos/as) que tenemos que hacer turnos para ir! Mi última vez fue el pasado mes de agosto, enterito, una gozada; entre mar y montaña. Te mandaré alguna foto por mail. Te va a encantar.
Barcelona es hippy, bohemia, libre, abierta. Barcelona no tiene prejuicios. Nunca me he sentido tan libre como en BCN. Allí me sale la vena hippy, me sale ser quien soy realmente y no me preocupa en absoluto si me miran mal o me miran bien. Fundamentalmente porque nunca he sentido que me miraran mal :)
Un beso, Aniko, inspiradora como siempre. Muakkkkkkk.
PD.: Olvidé decir que Sevilla es una ciudad maravillosa, preciosa, mágica, indescriptible. Pareció -al menos a mí- que al decir ‘echaba de menos mi tierra’ no hubiese disfrutado mi periplo allí. ¡Al contrario! Si os digo que Sevilla necesita al menos un mes para disfrutarla como se merece, igual me quedo corta.
Lo que me pasó es que en un momento dado empecé a echar de menos el Mediterráneo, su olor, su sabor. Murcia es puramente mediterránea. A Sevilla, sin embargo, siendo cien veces más bonita, le falta el mar, le falta ese noséqué. Es cuestión de gustos, de prioridades. Pero uno, si puede, debe colocarla sí o sí entre esos destinos que hay que conocer casi de forma obligada ;) Besos!
ANIKO,CONOZCO ROSARIO, HACE VARIOS AÑOS QUE NO VOY, Y ENTIENDO CUANDO DECIS QUE SENTIS QUE TE PERDISTE DE VER MUCHO….ES UNA CIUDAD PRECIOSA, MUY COSMOPOLITA, SU ARQUITECTURA ES HERMOSA, SUS CALLECITAS, EL CAIRO, ESE BAR TAN MITICO, UNA CUIDAD QUE NO TIENE FUNDADOR, LA HICIERON A PULMON SUS HABITANTES. SI LLEGAS A IR DE NUEVO,TE RECOMIENDO LA ZONA DE LA FLORIDA,QUE ES LA ZONA NORTE. TU BLOG NO DEJA DE SORPRENDERME!!!!
Nos encanta leer tu blog, cada vez que lo abrimos encontramos alguna historia nueva y nos fascinan leerlas! Enhorabuena!
Rosario, una ciudad más en la lista por descubrir el día que llegue a Argentina….Como tu Aniko…el día que me llame, allí estaré, por lo mientras esperaré…
Un abrazo
David
Hola!
Buenísimo el artículo y las fotos de Rosario. Estuve en tu charla de la Posada de los Soles; muy entretenida! Me hubiera gustado quedarme hasta el final y saludarte a vos y al resto de los bloggers pero tenía otro compromiso.
Yo soy de Rosario y también estoy con esto de los viajes y el trabajo nómada, así que estuvo bueno escuchar otras historias.
Saludos!
Hola Aniko! Muy lindo tu relato!
Te invitamos a conocer nuestro proyecto Rosario Invisible, un mapa para compartir miradas de la ciudad, para que puedas seguir visitando Rosario desde donde estés, y si querés, hacer algún aporte desde tu experiencia de la ciudad.
La web: http://www.rosarioinvisible.com.ar
en FB: facebook.com/RosarioInvisible
en TW: twitter.com/R_Invisible
Saludos!
Hola Aniko! Muy lindo tu relato!
Te invitamos a conocer nuestro proyecto Rosario Invisible, un mapa para compartir miradas de la ciudad, para que puedas seguir visitando Rosario desde donde estés, y si querés, hacer algún aporte desde tu experiencia de la ciudad.
La web: http://www.rosarioinvisible.com.ar
en FB: facebook.com/RosarioInvisible
en TW: twitter.com/R_Invisible
Saludos!
El Equipo de Rosario Invisible
Escribes maravillosamente! Gracias x tan magnífico post de mi querida ciudad de Rosario.
Saludos!
Gabi
P.D: agregué el post al blog Rosario: una ciudad para visitar y volver http://rosariociudad.wordpress.com
HOLA!!! QUE HERMOSAS TODAS ESAS PALABRAS ACERCA DE MI CIUDAD QUERIDA, SINCERAMENTE, ES LA PRIMERA VEZ QUE ENTRO A TU BLOG Y FUI DIRECTO A PUBLICACION SOBRE ROSARIO. FUE MUY LINDO LEERTE. DE AHORA EN MAS, ME CONVIERTO EN UNA FIEL SEGUIDORA TUYA!! CUANDO QUIERAS VOLVER, NO DUDES EN ESCRIBIRME!!
Estuvimos en Rosario hace cuatro, Agosto 2008, había una sequía tremenda los campos se estaban literalmente quemando, la ciudad me pareció estupenda tipo Valencia/Sevilla/Bilbao es decir un tamaño medio muy accesible.No pudimos estar mucho tiempo pues estabamos alojados en un pueblo de la Pampa entre San Nicolas y Pergamino ,creo que hay que visitar ciudades asi que aún no se han convertido en parques temáticos.
Acabo de descubrirte Aniko , soy de lo que unicamente puedo viajar 15 dias al año y de vez en cuando, vivo en Valencia y nunca he estado en Palma de Mallorca 20 minutos de avión.
otro encantador relato que me carga de pilas para seguir viajando mas y mas! muchas gracias! estaria bueno algún post donde nos sugieras otros lugares con turismo comunitario y responsabe (lugares para parar y excursiones tamb)
un beso bonita Aniko!
Aniko! No puedo creer que estuviste en Rosario en el verano y yo no te conocía! Hace 3 días que una amiga viajera me pasó tu blog y ya casi me lo leí todo.
Vivo en Rosario hace 5 años y medio, estoy terminando de rendir mis últimos finales de odontología. En enero estuve en Ecuador con amigas (típico viaje pagado por los padres, no all inclusive, pero casi.. jaja) y me enamoré del país! Volví y casi caí en depresión.
Lo primero que hice cuando vi tu blog fue ir al sector de Ecuador-Montañita. Que lindo leer que todos sentimos cosas parecidas al pasar por esos lugares.
Estaba planeando irme a fin de año y no me decidía, no me animaba, etc. Lei tu blog y ya lo tengo decidido, termino de rendir y me las tomo! Es mi primer parada. Despues quiero seguir por muchos lugares copados que mostraste.. ya que como vos decís, es una adicción.
Felicitaciones por el blog.
Aniko: que lástima no enterarme de tu estadía en Rosario para conocerte!,..me hubiese encantado! Amo mi ciudad, y me maravillo como la describiste. ….es única!
hiciste geocaching? amo rosarioooo… a donde vaya la extraño :)
Rosario está cada día más linda para disfrutarla como turista. Y ahora que empieza el verano, se pone bárbaro. Ojala este año el río Paraná no suba y se pueda disfrutar la playa de La Florida y las playas de las Islas. Y en invierno me gusta más, porque me gusta recorrerla de noche, sus bares y pubs, teatros…
Hace 2 años fui a una milonga tanguera y quedé fascinada :) , se llamaba Barrio de Tango, por calle Corrientes cerca del río. La recomiendo.
Saludos!!