Mapa de emociones de Buenos Aires
Hace casi dos años, cuando nos conocimos en Madrid, K. me preguntó qué le recomendaba ver en Buenos Aires. Ella estaba por mudarse de manera definitiva a mi ciudad y quería tener una lista de lugares para recorrer. No me acuerdo bien qué palabras usó, pero me dijo que quería conocer rincones que fuesen especiales para mí y no los que aparecen en todas las guías. Unos días antes, yo había encontrado [eafl id=”21143″ name=”Viajes experimentales” text=”el libro de Viajes experimentales de Lonely Planet”] en la biblioteca de unos amigos y me había anotado algunos juegos que me gustaban, entre ellos el Hilo de Ariadna, que propone algo así:
[box]Consigna: deja que Ariadna te guíe por el laberinto de una ciudad nueva.
Instrumentos: Ariadna, una amiga, una amiga de una amiga, o una Ariadna sacada al azar de la guía telefónica. Nota: no es necesario que se llame Ariadna.
Método:
1) encontrá un teléfono
2) llamá a Ariadna
3) pedile una lista de sus diez lugares preferidos (o los que quiera compartir) de la ciudad donde vive. Nota: no tienen que ser lugares de interés turístico sino lugares especiales para ella.
4) marcá estos lugares en el mapa y unilos con una línea. Este es tu hilo de Ariadna.
5) seguilo.[/box]
Durante varios días, en 2014, le preparé el Hilo de Ariadna versión Ciudad de Buenos Aires a K. y al final nunca se lo mandé. Así que acá está, tarde pero seguro. No les recomiendo que lo sigan, no van a encontrar nada extraordinario, solo espacios vacíos. Viajar con un mapa de emociones es como perseguir fantasmas ajenos: uno va a una calle, plaza o intersección a ver algo que existe y a la vez no. Pero tal vez, pienso ahora, su fuerza está ahí, en lo que evoca, en eso que sabemos que fue y que ya no está. Las esquinas y rincones de la ciudad dejan de ser coordenadas anónimas y toman otra consistencia: son el escenario de cosas que pasaron alguna vez, cosas chiquitas, mundanas, insignificantes para el resto de la gente pero importantes en la vida de uno de sus habitantes. Y saber eso, quizá, nos hace sentir menos solos. Y al final las ciudades son eso, hilos de Ariadna que se entretejen y forman telarañas y nos atraviesan a todos.
*
* Avenida Santa Fe y Paraná, a mitad de cuadra
Era viernes a las seis de la tarde, hora pico, la gente iba y venía por Santa Fe cargando bolsas, hablando por teléfono, mirando vidrieras. Estaba medio perdida así que frené contra una pared y me agaché para sacar la Guía T —una guía de bolsillo con los mapas de Buenos Aires— de la mochila. Siempre fui desorientada, incluso en calles por las que caminé toda la vida. Cuando me levanté, enfrente mío había frenado un chico pelado y vestido de naranja. “¿Te puedo mostrar unos libros que estoy vendiendo?”, me preguntó. Yo acababa de publicar mi primer libro, cómo iba a decir que no. Me dio uno que hablaba de lo que pasa después de la muerte. Me quedé en silencio. “Se acaban de morir dos personas muy importantes para mí y necesito respuestas”, le dije. El chico era hare krishna. Nos quedamos charlando y descubrimos que teníamos amigos en común. No sé qué más me dijo, solo recuerdo una frase porque la anoté: “La infelicidad proviene del apego”. Le compré uno de sus libros por quince pesos. Esa escena, para mí, ocurrió en otro plano: nosotros hablando de la muerte, en paz, mientras alrededor empezaba la vorágine del fin de semana. Fue como levitar un ratito.

Vista de la calle Santa Fe, aunque a otra altura
* Arenales casi llegando a Aráoz
Ahí, medio escondida, hay una pileta de natación. Ya perdí el rastro del nombre, porque en estos 15 años tuvo muchos. Cuando yo iba se llama Palermo Acuarel. Entrando al hall hay un bar, al fondo, y al lado una especie de cúpula rectangular de vidrio que ocupa casi toda la planta baja. A través de ese vidrio se ve, en el piso de abajo, lo que sería el subsuelo, la pileta. En esa pileta aprendí a nadar, pasé colonias de verano jugando al waterpolo y parte de mi adolescencia entrenando para torneos. Tuve muy buenos amigos a los que casi no volví a ver. Una vez le pedí a una amiga que fuese a sacarme fotos —con cámara a rollo, todavía— para tener alguna del chico que me gustaba. No sé dónde quedó ese álbum ni si sobrevivió a mis ataques de limpieza. Cada vez que paso por alguna pileta y siento el calorcito del olor a cloro, me acuerdo de Palermo Acuarel.

No tengo fotos de todos estos lugares, así que algunas son de otros rincones que también me gustan. Esta es de San Telmo, Carlos Calvo casi Paseo Colón.
* Paredón rojo sobre la calle Thames, en Palermo Viejo
Pasé tres años de mi vida almorzando contra esa pared. Éramos casi siempre las mismas cuatro chicas y nos reuníamos ahí durante la hora de recreo largo del colegio. Nos sentábamos en la vereda, afuera del edificio, contra esa pared medio bordó y usábamos las heladeritas como mesa. Mi mamá solía mandarme patitas de pollo o milanesas, otras veces comprábamos pizza o sandwiches en el quiosco de la esquina. La frase célebre era: “Me canto los bordes de Ani”, porque yo siempre dejaba el final de la pizza en el plato. Nunca faltaba la manzana apurada de mi amiga Sofi. Ella comía rápido y yo lento, así que siempre nos reíamos de que cuando yo empezaba a abrir el tupper, ella ya estaba pelando la manzana. De todos los años de colegio, ese debe haber sido el lugar más feliz que tuve. Hace poco volví a pasar y la pared me pareció distinta, como desteñida y más chica.

Al final una misma ciudad significa distintas cosas para cada uno. Todos la miramos desde un ángulo distinto.
* Plaza Roma, sobre la calle Bouchard
No sé si sigue estando en el mismo lugar, pero en esa plaza había un banco y en ese banco me senté el día que salí de la antigua redacción de La Nación, dos semanas antes de irme de viaje por primera vez, en el 2008. Había tenido una reunión en el diario y me habían propuesto escribir un blog de viajes que iba a salir publicado en la web del diario. Dije que sí. Y cuando salí del edificio me tuve que sentar en ese banco de los nervios. Ese blog lo iba a ver mucha gente, y yo nunca había viajado ni escrito blogs. En el cuaderno que llevaba encima, escribí: “Siento que hoy es el antes de un después”.
* Pampa y Figueroa Alcorta
Sri Ravi Shankar estaba en Buenos Aires y yo también. Habían anunciado que haría una meditación masiva y, si bien no sabía meditar ni era fan de este señor, fui. El punto de encuentro era el espacio abierto de Pampa y Figueroa Alcorta, pero cuando llegamos no había nadie. Un auto frenó al lado nuestro y unos chicos nos preguntaron si sabíamos dónde era la meditación. Habíamos escuchado al pasar que era por ahí cerca, así que les dijimos y les pedimos si podíamos ir con ellos. Nos subimos al auto. Fue la primera vez que hice algo muy parecido al autostop en plena ciudad.

Así fue la meditación masiva
* Ciudad Cultural Konex, La bomba de tiempo, cualquier lunes
La primera vez que fui, la entrada costaba siete pesos. Hoy está a más de setenta. Me llevó un chico con el que estaba saliendo y a partir de ese día empecé a ir cada vez que pude. La Bomba de Tiempo es una banda de percusión que improvisa sobre el escenario. Imposible que no te hagan bailar y volar. Ahora hace mucho que no voy, pero el patio del Konex es otro lugar repleto de recuerdos.
* Salguero casi llegando a Figueroa Alcorta
Era mi primer día de trabajo como asistente de comunicación en el Malba (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires) y decidí ir en bicicleta. El último tramo, antes de llegar a Figueroa Alcorta, era en bajada así que fui medio rápido. Un taxi frenó de golpe y antes de darme cuenta me choqué de frente con la puerta del asiento atrás, que justo se había abierto. Muerta de vergüenza, le pedí disculpas a la pasajera. Cuando vi quién era me quise morir. La que iba en el asiento de atrás y a quien casi atravieso con mi bicicleta era mi jefa. Así empezaba nuestra relación (que después de eso fue excelente).
* Parque Las Heras
Debo haber pasado más horas en este parque que en ningún otro lugar de Buenos Aires. Empecé a ir en pañales, al principio gateaba por el pasto, después caminaba y corría. Lo que más me gustaba era la calesita, dar vueltas sobre esos caballos de madera que subían y bajaban, sacar la sortija y ganarme otra vuelta gratis. Más adelante empecé a andar en patines por la pista, me agarraba de una de las barras, que era más alta que yo, y dejaba que mis pies patinen y mi cuerpo se balancee. Más de grande se convirtió en un lugar de encuentro con amigos, un rincón donde tirarse un poco al sol entremedio de tanto edificio. Ahora, cada vez que estoy por el barrio, me siento un ratito en un banco y miro los árboles y los perros.

Así era cuando iba a jugar a la plaza

La calesita
* Esquina de Coronel Díaz y Juncal
Fue en el 2001, la noche antes del once de septiembre. Yo volvía del boliche con S. y sus amigos. Ese día nos habíamos puesto de novios. Creo que era como la cuarta vez que nos veíamos. Teníamos 16 años. S. y yo íbamos en el asiento de atrás, abrazados. Antes de bajarme me dio un beso, me miró y me dijo: “Me gustás mucho”. Era la primera vez que un chico me decía algo así. Me bajé enamorada y el auto se fue. Volvimos a vernos cada fin de semana durante casi un año. Al día siguiente mi mamá me despertó con la tele: “Mirá Ani, se están cayendo las Torres Gemelas”.
* Alguna esquina de la calle Piedras, en San Telmo
Íbamos caminando con dafne, la noche estaba lindísima, estábamos dando vueltas desde las tres o cuatro de la tarde. Para no olvidarnos nunca de ese día, me agarré de un farol y le dije a daf: “Vos acordate, siempre, que esta esquina te la regalé yo”. Me olvidé qué esquina era.

Ventanas de La Boca
* La plazoleta del Obelisco
Este es uno de esos lugares porteños que va mutando según el día. El Obelisco no importa, importa lo que pasa debajo: festejos por partidos de fútbol, reuniones del club de fans de Justin Beiber, gente sacándose autofotos, gente a la que le roban la cámara, manifestaciones políticas, miles de bicicletas que se juntan ahí para la Masa Crítica, gente durmiendo. Yo una vez, desde ahí, vi dos arco iris juntos.
* Humberto Primo 471
Acá participé por primera vez en un taller de narrativa y ficción.
Acá conocí a Pedro Mairal.
Acá sentí nervios al tener que leer mis textos frente a trece desconocidos.
Acá comí medialunas durante ocho viernes.
Acá conocí escritores que admiro.
Acá conocí al editor de mi próximo libro.
Acá nos hicieron salir a dar una vuelta por San Telmo con los ojos vendados.
Acá escuché sonidos a los que mis ojos nunca le habían prestado atención.
Acá festejé un cumpleaños.
Acá me peleé con un novio.
Acá estuvo el bar Orsai.
* Avenida San Juan, pasando 9 de Julio
Un domingo salí a andar en bici por San Telmo y Barracas. Estaba pedaleando por Avenida San Juan, sola. Por la calle no venía nadie. Pasé al lado de un grupo de trabajadores que estaban arreglando algo en la vereda. Uno me gritó: “¡Dale, reina, que vas primera!”. Me aplaudieron.
* La Reserva Ecológica
Cuando descubrí que tenía la Reserva Ecológica tan cerca no pude creer que hubiera un lugar así en la ciudad, con caminos de tierra, árboles, río. Ir en bici a mitad de semana es como irse de viaje. Casi todos los caminos desembocan en el río. Hay un punto desde donde se ven los edificios de Puerto Madero, a lo lejos, tapados por la vegetación. Parece una escena post apocalíptica. En alguna parte de la Reserva, no sé precisar bien dónde, hay o había una cancha de cemento. Durante una época fui con paletas de playa a jugar. Ahora voy cuando quiero desenchufarme.

Buenos Aires después del apocalipsis

La Reserva Ecológica
* El Paseo de la Historieta
Cuando iba a la facultad pasaba cerca, en los colectivos que iban por Paseo Colón, y cada vez que veía esas calles empedradas y llenas de árboles me daban ganas de bajarme. Después me olvidaba y a la mañana siguiente volvía a ver esos árboles y pensaba lo mismo. Durante el último año de carrera empecé a trabajar ahí cerca y me fui encontrando con las esculturas durante el horario de almuerzo, de casualidad. Cuando vinieron mis amigas de Perú me pidieron de ir a ver a Mafalda, así que fuimos hasta una de las esquinas del Paseo de la Historieta, a muy pocas cuadras de donde yo pasaba en colectivo todas las mañanas, y les saqué fotos. Nunca hice el paseo completo. Hoy, cuando terminé de escribir este post, L. me preguntó si la conocía a Mafalda. Obvio, fue mi respuesta, mientras sacaba el libro de [eafl id=”21144″ name=”Toda Mafalda” text=”Toda Mafalda”] de la biblioteca. Y me dijo: “Quiero ir a ver esto, vení, mirá”. Y me mostró fotos en Google de Mafalda sentada en un banco en la esquina de Defensa y Chile.
* Los escalones del parque Lezama
El parque Lezama tiene muchas subidas y bajadas, también tiene mesas de ajedrez y una iglesia ortodoxa rusa enfrente. Entre todo eso hay una zona de escalones en anfiteatro donde la gente va a sentarse. Ahí pasé la tarde de mi cumpleaños número veintiocho. Me senté al sol y leí un libro de Kapuscinski. Esa mañana había llevado el manuscrito final de mi primer libro a imprenta.
* Las paredes de Honduras, en Palermo Viejo
Todas las calles que cruzan o van paralelas a Honduras tienen arte callejero. Siempre quise pintar paredes y tuve una época en la que se me dio por hacer stencils. Fabriqué cuatro: el Submarino Amarillo, la cara de John Lennon de Imagine, Woodstock —el amiguito de Snoopy— con una flor, y la banana dibujada por Andy Warhol. Y salí de noche, con aerosoles de tres colores, guantes de látex y bicicleta, a llenar las paredes de Honduras de stencils. No sé si quedará alguno visible, fue hace muchos años. Una amiga, incluso, me pidió que le hiciera uno enfrente de su casa en Las Cañitas. Le hice un Woodstock con aerosol rosa. La última vez que pasé ya no estaba.

Uno de mis stencils

Woodstock

Y más arte por Palermo Viejo
* Una esquina de Microcentro, en la puerta de un banco
Durante mucho tiempo, no sé si seguirán, había una banda de ska que tocaba todas las tardes en la puerta de un banco en Microcentro, a esos de las seis de la tarde. Nunca me aprendí las coordenadas exactas porque me encantaba encontrármelos de casualidad, escuchar la música a lo lejos y buscarlos usando los oídos. Se reunía bastante gente alrededor, algunos bailaban. A mí me gustaba escucharlos por el contraste que generaba su música colorida con el gris del centro.

Una esquina cualquiera de Microcentro
* Un escalón al lado de Güerrin, sobre la calle Corrientes
Descubrí las pizzerías del centro hace unos cuatro años, cuando unos amigos me invitaron a hacer la ruta de la pizza, un recorrido autogestionado que consiste en comer una porción de muzzarella en la barra de cada una de estas pizzerías (El Cuartito, Güerrin, Las Cuartetas, etc). Es la versión porteña de irse de tapas, aunque en un perímetro reducido y con mucha cerveza y muzzarella. Después de las masas críticas también solía ir a Güerrin: haber pedaleado seis horas merecía ese premio. Una vez fuimos varios, nos compramos una grande de muzzarella, nos sentamos afuera, en la vereda, y comimos la pizza ahí mientras la gente salía de los teatros. Era sábado a la noche. Comer en la calle mientras la gente hace su vida siempre me hace sentir de viaje. Creo que ese fue el día que vi cómo sacaban de baldes bolas enormes de muzzarella para hacer las pizzas.
* Pasaje Lanín, Barracas
Cuando internaron a T. en el Moyano, un hospital psiquiátrico para mujeres en Barracas, frené varias veces en este pasaje antes o después de ir a verla. Me daba paz. Es una calle con casas decoradas con mosaicos, y si te parás en el medio no escuchás ningún ruido de la ciudad.

Casas del Pasaje Lanín
* El 152
Estábamos volviendo de Martínez en el 152. Para pasar el tiempo, le leí textos en voz alta a mi pareja de aquel entonces. Uno de estos textos era Osito, una historia que había escrito para el taller de Pedro acerca de uno de los objetos que tengo hace más tiempo en mi vida: mi osito de peluche. Se lo leí medio bajito porque me daba vergüenza que alguien escuchara. Cuando terminé vi que el chico que estaba parado al lado nuestro nos miraba y sonreía. Creo que escuchó todo. Me miró y dijo: “¿Aniko Villalba?”. Era lector de mi blog. Me puse roja.
* Las bicisendas de Carlos Calvo y Billinghurst
Me encanta andar por estas bicisendas. La de Carlos Calvo casi siempre está vacía. Pasa por zonas de casas bajas y antiguas, almacenes y veredas arboladas. Va por una Buenos Aires donde el caos no se ve, donde el ritmo es otro. La de Billinghurst pasa, entre otros lugares, por un almacén de paredes verdes, en una esquina de Almagro. Frené muchas veces a mirarlo. Después me fui por dos años, y hace unos días volví a hacer el trayecto y no lo encontré.
* Avenida 9 de Julio de madrugada y con lluvia
Eran las siete de la mañana. Había ido a una fiesta de casamiento y estaba caminando por la 9 de Julio con un amigo. Yo tenía un vestido negro con lunares blancos, corte princesa. Él estaba de traje. Llovía. La ciudad estaba gris. Nosotros caminábamos charlando debajo de mi paraguas rojo. Siempre quise que alguien sacara una foto de esa escena tan urbana. Parecía una publicidad de algún perfume.

9 de Julio de día
* La casa de mis abuelos en Saavedra
Los recuerdos son difusos. Pasé muchos domingos ahí hasta que mis abuelos murieron, a mediados de los noventa. Me acuerdo de las cajitas con collares y anillos que tenía mi abuela, de la heladera antigua, de los pinceles de mi abuelo, de sus manos que temblaban, de las mantas tejidas y las cortinas y del olor a óleos y a tiempo. Hace poco, una lectora me escribió para contarme que había descubierto que vivía, justamente, en el departamento que había sido de mis abuelos.
* El río Paraná, en el Tigre
Pasé gran parte de los fines de semana de mi infancia en el Tigre. Yo lo daba por sentado hasta que me fui de viaje y entendí que tener un delta así tan cerca de la ciudad es un privilegio. Crecí remando en canoas, nadando sin ver el fondo, yendo al Paraná a pasar la tarde. Si pudiera hacer una X en el mapa argentino sería ahí, en la primera sección del río Paraná, cerca de la costa, en una canoa atada de un muelle ajeno, con la luz de la luna iluminando el agua y el río meciéndome. La gran mayoría de mis sueños tienen de escenario el Tigre.

Este arroyo sale al Paraná. Si lo habré nadado…

Estas fotos me las mandó mi mamá un día de mucha niebla en el Tigre.

En general los colores son estos
* Todas las librerías de la ciudad
Buenos Aires es una gran librería. Si salgo a caminar, seguro que descubro una nueva. Y siempre entro, porque es inevitable, porque no puedo no entrar a esos paraísos que me generan ansiedad, angustia y felicidad todo a la vez. Hace poco volví al Ateneo de Callao y Santa Fe, ubicada dentro de un antiguo teatro y considerada una de las librerías más lindas del mundo. Me pareció que mudaron la sección de viajes. Antes estaba en un estante alto, ahora al ras del piso y medio escondida. Me acuerdo porque la última vez fui con una amiga peruana que me dijo: algún día tus libros estarán en esta sección.

Librería El Ateneo Grand Splendid (acá sí les recomiendo que vayan!)
* Una parrilla en Nueva Pompeya
Fuimos con mi papá a una imprenta por Avellaneda, después lo acompañé a buscar algo que había dejado arreglando y terminamos en Nueva Pompeya, los dos con hambre. Vamos a una parrilla, me dijo, vi una que me gustó. Dimos un montón de vueltas hasta que la encontramos. Entramos. Yo era la única mujer y me miraron. Estaban pasando cumbia, olía a carne. Comimos en platos de madera, yo un pollo con limón que no me pude terminar de lo grande, él una porción de asado. Y charlamos mucho. Le pregunté cosas de su infancia, de cómo se conocieron mis abuelos, por qué vinieron a Argentina. A los pocos días, él tuvo que volver por la zona y me llamó por teléfono: “Adiviná dónde estoy”. De fondo sonaba algo que parecía Gilda.

Además de las parrillas, de Buenos Aires me gustan los mercados y las verdulerías (esta foto es del mercado de San Telmo)
* El 39 que tomó otra ruta
Hace unos días me subí al 39 para ir al Ateneo y había una calle cortada, así que el conductor agarró otro camino. Fue raro ver esos edificios desde la ventana del 39. Estoy tan acostumbrada a su recorrido que con solo ver un pedacito de calle ya sé dónde estoy. Pero ese día todo era nuevo y mientras miraba por la ventana pensé que, en este momento, viajar ya no es lo que le da sentido a mi vida. Y también anoté: “Estando de viaje escribo blogs, en Buenos Aires escribo libros”.

Ya ni sé si esto lo vi o no desde el 39 alguna vez.

El 39 no pasa por acá, pero aprovecho para poner esta foto porque es una de mis esquinas preferidas en San Telmo.
* El balcón de mi casa, piso 18
Era viernes a la noche. Eme, una chica estadounidense que se estaba alojando en casa, se asomó a mi balcón y miró las luces de Buenos Aires. Vivo en el piso dieciocho del único edificio de la zona. De noche se ven luces rojas que se prenden y se apagan y una luz blanca que parece un faro. Eme se agarró de la baranda y dijo: “¡Esta ciudad está loca!”. Sí. Y eso explica tantas cosas.

Y ya que hablamos de Buenos Aires, de Pedro Mairal y de escenas post apocalípticas, les recomiendo muchísimo su libro “El año del desierto”. Mientras lo lean van a sentir que Buenos Aires se transforma frente a sus ojos.
[box type=”star”]Este post pertenece a la serie “Guías de viajes para humanos”. En una época intenté amigarme con mi ciudad y lo escribí acá: Amigate con Buenos Aires, también en formato de serie. También le hice un mapa subjetivo a Biarritz, la ciudad francesa en la que viví casi 10 meses, el segundo lugar en el que pasé más tiempo después de Buenos Aires. Si tienen un hilo de Ariadna de su ciudad, mándenmelo, aunque sea de manera anónima, así contradigo mi propio consejo y lo sigo si me voy de viaje a ese lugar. Y para ver fotos en tiempo real de mis días en Buenos Aires, pueden seguirme en Instagram.[/box]
Me encanto! Yo sinceramente le debo una disculpa a Buenos Aires, siempre pensé que era una ciudad fea y peligrosa, obviamente influenciada por los medios, pero la conocí este año y la verdad me enamore de ella. Aunque me falto conocer varias cosas, espero volver algún día y recorrer algunas de estas que mencionas que no conocí!
Saludos desde Chubut y espero que algún día vengas por estos rumbos! Besos!
es linda Buenos Aires! qué bueno que hayas podido venir.
Hola Aniko.
Waooo me encanto este post, llegar a la oficina y tomarse un par de minutitos para leerte es genial, me transportas a tus lugares y esas emociones traspasan la red.
Asi que si algun dia (Y mas me vale) visito tu pais, tomare referencias de ti :)
Saludos desde El Salvador.
Fui a un colegio privado por Palermo y nos llevaban a la pileta de natación de Acuarel :) Mi mamá es ceramista e hizo uno de los murales de las casas del pasaje Lanin. Que lindo leerte Aniko! Gracias por mostrarme la ciudad desde tu mirada. Besos
qué recuerdos Palermo Acuarel :)
Leyendo este post no se si tuviste más viajes o parejas aniko ;)
jajaja mi primer novio fue a los 16 che, son como 14 años, tengo derecho (?)
y viajando solo llevo 8 años.
He tenido la oportunidad de estar en Buenos Aires en dos ocasiones, muy cortas lastimosamente, y siempre buscaré tendré las intenciones de volver. Ahora con ganas de emocionarme aún más. Aniko, gracias por compartir tus experiencias y motivarnos a disfrutar del viaje. Te leo siempre desde la pequeña Panamá
Qué buena idea, hacer un mapa subjetivo de las ciudades donde he vivido!!!! Gracias, Aniko! Como siempre, leerte es inspiración pura!! :)
Gracias por inspirarme a seguir viajando. A pensar que viajar y ser libre es mi destino. Buenos Aires me espera :)
“La infelicidad proviene del apego” totalmente de acuerdo, y sí, es una hermosa ciudad, un hermoso mundo, solo hay que tomarse el tiempo para mirar, no siempre puedo, pero no dejo de intentarlo ;)
Como podrás imaginar, me encanta, jeje, hace muucho tiempo que no paseo por tu pedacito de mundo… es un placer volver de vez en cuando a tomar un poco de magia servida bien caliente.
Un abrazo camboyano!
Si la vida me da la oportunidad, viviría una temporada entera en esta ciudad, estuve un poco mas de 15 días un verano, hermosa con calor, y simplemente arde, pero arde por ser ella. Saludos de Caracas capital de Venezuela. Tan caótica como siempre
Hola Aniko, hace mucho no me daba el lujo de sentarme a leerte. Hace un ratito anduve comentando entradas de escribir.me y siento que la inspiración se me vino de golpe, así que sentite culpable.
Si mal lo recuerdo, la última vez que te comenté en este blog fue cuando escribiste una carta hacia una futura estudiante de comunicación, que creo haberte comentado que me sentí muy identificada y a la vez agradecida por ese post, ya que estoy terminando mi primer año en la carrera de Comunicación Social y soy muy feliz estudiando esto que tanto me encanta y me abre el camino hacia lo que más me gusta hacer: escribir.
Una de las razones por las que te encontré fue por lo de los viajes y claro, nunca pensé que sería posible escribir, viajar y vivir de eso al mismo tiempo. Por eso me sentí conectada con vos, porque eso de vivir de lo que escribo y viajar para vivir va muy bien conmigo y además, vamos, justo estudiaste la misma carrera que yo elegí y siento que no es casualidad.
Te comenté también que cuando vinieras a Buenos Aires quería conocerte y a la vez hacerte una entrevista y que me firmaras el libro. La verdad es que me colgué estudiando y justo la reunión que hiciste en Recoleta se me hizo imposible de asistir porque estaba en un parcial y bueno, fue un bajón porque me había ilusionado bastante.
Se me hizo imposible acercarme a las charlas o lugares en donde estuviste, o sea se me hizo imposible todo (?). No sé si te acordarás de cuando te hice el comentario jaja, capaz que sí o capaz que no, pero te hago recordarlo y ah, me dijiste que te escribiera cuando llegaras a Buenos Aires y recién ahora lo estoy haciendo. Quería mandarte un mail pero dije: nah, primero le comento acá y después veo qué onda. Seguro tenés una banda de cosas por hacer y responder y lo entiendo.
Por el momento, estoy pensando en la entrevista que quiero hacerte y de a poco voy armando las preguntas. Así que en otro momento te escribo por privado y vemos si vos querés y podés aceptarme la entrevista algún día.
También ando esperando ansiosa por tus talleres de escritura que te juro que quiero participar, ya que escribir es lo que más amo hacer en el mundo. Ah y obvio, acá ando esperando también por tu segundo libro.
Bueno, creo que se me hizo un poco largo el comentario, pero necesitaba decirte eso. Me encanta leerte y de más está decir (y quiero que lo sepas) que sos mi escritora favorita y una de las personas que más me inspiran e incentivan a seguir lo que me gusta.
Te mando un beso :)
Aylu.
Aniko, que post más sentido. Me encantó. Realmente Buenos Aires la siento en el pecho. A la distancia, viviendo muy lejos, me sentí nuevamente en la ciudad que me vio nacer y tanto amo. Recordé lugares donde pasé muchos momentos felices. Gracias por transmitir tanto a través de tu prosa.
Un saludo de nieto y abuelo viajeros y mejores amigos,
Martin y Ernesto,
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Que tal Aniko :D
Me encanto mucho tu post, Buenos Aires es un lugar muy bello con sus esquinas curiosas e interesantes. tus fotografías son hermosas, al verlas, siento como si estuviera ahí tomándolas yo. cada lugar en el que hemos estado nos deja un recuerdo, sentimiento y sensación en nuestro corazón; y nosotros a él. espero que todo te salga bien, que Dios te cuide y te deseo muchos viajes más en tu vida.
Gracias Aniko porque vivo en Buenos Aires porque tengo unos maravillosos 80 años (porque estoy sana) y tus fotos y tus comentarios de nuestra ciudad me dieron todo el empuje para salir a recorrer esos lugares que describís, NUNCA ES TARDE!!! seguí viajando y alimentando nuestra alma.
Hola Aniko. Después del verano me voy de Buenos Aires, después de algunos años, y tu post me movilizó mucho. Siempre traté de hacer el ejercicio de ver las cosas que uno no ve hasta que se va, pero viviendo en el lugar. Y una de esas cosas es sin duda el delta del Tigre. Realmente es un lugar mágico y creo que no voy a poder valorarlo de verdad hasta que me vaya.
Con Buenos Aires me pasa lo mismo que a ti. La odio a veces hasta que la amo. Me revienta su caos hasta que lo necesito. Supongo que con Buenos Aires uno siempre va a sentir esa dualidad, y un espacio del corazón siempre va a estar dedicado a ésta ciudad.
Un abrazo grande!
Qué hermoso mapa!! Impecable como cada texto que escribís.
Al ir leyendo desde la introducción me recordó a un ejercicio que hicimos con unas amigas muchos veranos atrás en nuestra ciudad natal, cerca de Rosario. Se trataba de llevarnos a lugares, esquinas, bancos, donde cada una haya vivido algo inolvidable y contar (muchas veces era sólo refrescar) la historia.
Viví 10 años en Rosario y ahora desde el otro lado del charco la extraño ferozmente. Habiendo leído que vas a estar x allá, a ver si me animo y te mando mi hilo de Ariadna! :)
Un abrazo desde Londres!
No se que escribirte y que decirte de todo lo que ya te han dicho tus lectoras. Siento admiración hacia lo que haces, lo que decis, como ves y trasmitis las cosas. Ya estoy en el camino de regreso de la vida, pero si volviera a nacer me gustaria ser como vos. Gracias x dejarme conocerte!
Genial tu post, ma haces de alguna forma viajar, hacia tu locura y eso esta copado, no sentirse tan loco, en este mundo…
¡Quiero ir, quiero ir!
Que deleite a los ojos y al alma que son tus posts nena =) !!
:)
Hola Ani! Soy una lectora habitual y simplemente comento para decirte que este post me fascino! Hermosas experiencias en pedacitos de la bella Buenos Aires…
Tema aparte, justo cuando publicaste en Instagram la foto del libro de Pedro yo acababa de leerlo. Resulta que a mi mamá se lo prestaron una vez, hace años, y después de devolverlo quiso comprarlo. Estuvimos 5 años o mas (ya no recuerdo) buscando el libro, hasta que decidí contactarme con Pedro que amablemente me avisó apenas salió la nueva edición. GRAN GRAN LIBRO.
Saludos!
Me encantó tu hilo de Ariadna! Mientras lo leía pensaba qué lugares irían en el mío… sos bienvenida en San Pedro cuando quieras! Después de todo, estás a nada más de 170 km de Capital… tenemos un castillo y todo :-) Un saludo!
Me encanto !!! Buenos Aires tiene ese no se qué que olvidamos al vivirlo diariamante
Hermoso!!!
Amé este post!! Alegras mis tardes aburridas en la oficina Aniko. Me inspiras.
muy bueno, me encanta.
Que buen post!
yo soy catalana y llevo viviendo en tu ciudad 5 años, descubriendola y cambiando esas salidas de fin de semana por “descrubriendo la historia de Baires”
Besos
Ares
Fuet-i-Mate
Hoy he caído en las garras de vuestro blog y he de decir que me he quedado maravillado.
No sólo por la calidad de las imágenes y la belleza de los lugares que esconde BSAS, si no por lo accesible que lo narrais.
Tomo ideas para futuros viajes, y os agradezco la oportunidad de acercarme a estos lugares tan fantásticos.
Tenemos familia en Córdoba y esperamos ir a visitarles en el 2016, con la promesa de visitar la capital y algo mas.
Gracias por esta oportunidad de inmersión en vuestro país.
Jesús
Aniko:
esto te puede interesar, quizas.
http://swap-bot.com/
Qué ganas de conocer Buenos Aires!! seguramente sea mi proximo viaje!
https://dominiqueaparis.wordpress.com
me encanta!!! que bueno que muestren lo unico de Buenos Aires! cuanto tiempo me tomaria conocerlo asi?
Que hermoso, me emocione! en muchos de los lugares que mencionaste yo también tengo recuerdos de mi niñez y muchos bastantes más recientes :’) yo sueño con viajar algún día,pero primero termino mis estudios.todo llega, espero<3
Wow!!!! estando en mi trabajo entre a tu blog que hacia tiempo que no visitaba y me transporte y viaje….la mayoria de los lugares que mencionaste los conozco , somos casi vecinas a diario recorro esos lugares en mi bello San telmo de donde soy y no me dejo de sorprender con lugarcitos nuevos que aparecen en mi andar. Seguramente que cuando hoy vuelva a casa los veré y me acordare de tus anécdotas y viajare aun estando en la Ciudad de la Furia.
¡Que hermoso post! Muy emotivo. También viví parte de mi niñez en mucho de los lugares que mencionaste en el post y me dio una nostalgia recordando. Me has transportado a recuerdos muy gratos con tu post. :)
Qué lindo tu post. Escribes hermoso. Buenos Aires fue la primera ciudad que conocí fuera de Chile, este es un lindo homenaje.
Fran
Nos encantó este post, cuando visitas lugares especiales para una persona como que los conoces o comprendes mejor.
Aniko, si bien no soy un gran lector y pocas veces encontré lecturas que me estremezcan, debo reconocer que este post logró acaparar mi atención y encontró un escalofrío dentro mío que hacía ratos no afloraba. Esa charla con tu viejo en la parrilla de Nueva Pompeya y la posterior llamada telefónica me sacaron una “vista nublada” y un suspiro hermosos. Gracias x compartir tus lugares, voy a hacer lo mismo con mis lugares de Campana.
gracias Nacho! me alegro mucho :)
Luego de visitar argentina otro destino turístico que también es maravilloso y de mucho interés es visitar Ibagué en Colombia, una ciudad hermosa y con mucho potencial en turismo, pueden visitar enibague.com para conocer más de este maravillosa ciudad.
Bueno que escribir aquí cuando ya te han dicho muchas cosas lindas y bien merecidas, yo t encontré tal vez de casualidad como tantas otras cosas en la vida que me hacen bien e inspiran, tu ciudad como todas es como la vida cada uno la ve desde Angulo diferente, Lo que si es seguro es que por tu sencillez nos encontramos muchos en algún punto, sencillez que encanta, que es poco común en esto dias. Que la vida t de salud y algún dia espero conocerte personalmente. Soy de Cordoba pero vivo en Salta asi que si algún dia andas por aquí será placer colaborar en lo mas mínimo con vos.. Gracias
Aniko, soy Lesley de Mexico, ayer navegando por internet me encontre tu blog, empeze a leer todos tus relatos y me trasladaste a otros lugares de una manera increible, tus fotos no se diga… este post me encanto por que en Agosto me voy a vivir a Buenos Aires y claro que voy a visitar todos estos lugares tan magicos y especiales de ariadna, gracias por escribir.
ME ENCANTO ANIKO! Increible post sobre esta hermosa ciudad <3
Redescubri Buenos Aires con este post. Si yo tuviera que hacer un mapa como este, tendría al lector saltando de punta a punta el Delta del Paraná.
Un beso grande!
sí, viva el Paraná! Amo el Tigre, voy desde muy chiquita, le dedicaré un post muy pronto…
Hola Aniko.
creo que ser nómade es como la forma de la nariz, el pie plano o las piernas chuecas. Yo soy nómade. Ahora mi hija tiene 21, Maia tiene sindrome de Down y me pregunto cuándo voy a animarme a arrastrarla (literalmente porque camina lento) a compartir el sentido de la vida según lo veo y lo siento yo: viajando. No es raro que me pase, mi padre fue viajante de comercio. Crecí entre hoteles del interior, y el asiento trasero de su auto. ahora me encuentro como una escritora frente a la primera hoja en blanco de su nuevo libro. Cómo empiezo el primer viaje del resto de nuestra vida con Maia? ya vivimos en un barco, en la isla de Tigre, ahora en el continente de tigre rodeadas de rios y puentes, Pasamos la guerra de Arafat en Jerusalem y dejamos euros en las manos enguantadas de las estatuas vivientes de Barcelona.Me recibí de Abogada en Buenos Aires viajando desde Santiago de chile donde estudiaba para rendir libre mirando de tanto en tanto el Rio Mapocho. Quiero empezar por el sur, porque nací en Viedma y no fui más. Desde alli no se si partir a India o australia. Maia conoció el avión antes que el tren, el auto antes que el andador. Como se da el primer paso con una manita blanca entre las propias, que te hace el ser humano más responsable del planeta Tierra? Pienso y pienso, y de verdad quiero compartir con ella mi legado: La tierra es un bendito redondel gigante sin fronteras. Todo está allí para que lo admiremos, olamos y miremos. viajar es crecer, olvidar el dolor y dormir con una sonrisa y los pies hinchados.
Ya me suscribo a tu blog, Gracias por pensar en los terraqueos al escrribir. mariposas perfumadas y flores de colores van en este suspiro hacia vos. Mimi
Les deseo muchos viajes juntas a vos y Maia, y que el camino les depare lo mejor!
Primera vez que paso por tu blog, Aniko. Estoy enamorada de tus palabras a primera leída.
También escribo un blog, de mis aventuras y días como mamá soltera de mi pequeña Miru.
El texto me encantó, así como otros que fui leyendo.
El comentario de Mimi, también.
Mucho cariño desde este rincón de Buenos Aires.
Aniko pero que niña mas linda eras :)
Vale Buenos Aires es grande por lo que se, me gustaría conocer algunos de estos lugares y llevarme una respectivas tomas fotográficas.
Hola Aniko!!!
Soy de Colombia y estoy viviendo en Buenos Aires. Llegué a tu Blog por otro Blog en el que te recomendaban y la verdad es que no he trabajado hoy por leerte. (Que no lo sepa la empresa jaja) Me encanta la relación que haces con las experiencias que viviste en cada uno de los lugares, realmente es eso lo que uno recuerda y le queda. Siento que de alguna manera estoy construyendo algo así aquí… Me gustaría empezar a escribir algo acerca de mi vida en Argentina, y es la idea, así nadie me lea, pero es algo que quiero hacer. En fin te seguiré leyendo :)
Saludos desde mi trabajo en San Telmo (Laburo como dicen acá).
Me encantó la descripción que hiciste de Buenos Aires. Con palabras pudiste mostrar la magia que se vive en esta hermosa ciudad. Descubrí hace poco este blog y todas las notas son geniales. Espero que sigan así. Éxitos :D
Hola Aniko,
Muy interesante y divertida tu forma de viajar. Me entretuve mucho leyendo tus aventuras en Argentina. Espero algún día poder viajar tanto como lo haces tú.
Buen post sobre Buenos Aires, una ciudad magica! Recorriendo el mundo nos damos cuenta la ciudad increible que es Baires!
saludos desde Tiempo de Mochilas !
https://www.tiempodemochilas.com/
Acá en Playa del Carmen, México viven en un buen de hermanos Argentinos, uno de los próximos planes a visitar sin duda será Buenos Aires, Gracias por compartir. Un fuerte saludo.