La mirada asiática I: Leer
[box type=”star”]Este post pertenece a la serie “La mirada asiática”. Porque mi viaje por Asia tuvo mucho que ver con la mirada: ojos que me inspeccionaban con curiosidad, etiquetas que me adjudicaban por ser argentina, lugares que miré dos veces, y esa mirada fija que recibí tantas veces mientras viajaba en los transportes locales.[/box]
Ayer iba sentada en el colectivo 101, transporte público de Penang (sigo aquí esperando mi visa para la India de la cual no hay novedades) y decidí escribir en mi cuaderno.
Escribir a mano es para mí algo muy personal, es una de las formas más puras de hacer catarsis (así como dibujar o pintar), sin máquinas, teclados ni computadoras de por medio. Así que iba metida en mi burbujita escribiendo acerca de mis miedos, la distancia, la tristeza, las certezas. Cosas mías.
De repente me di cuenta de que mi vecino de asiento estaba leyendo mis palabras descaradamente: tenía la cabeza girada hacia mi cuaderno y creo que por poco me corría la mano para poder leer mejor. Frené la escritura, giré la cabeza hacia mi derecha y lo miré de la misma forma en que él estaba mirando mi cuaderno. Ni se inmutó. Estaba inmerso en la lectura de mi hoja.
Seguí escribiendo.
A los dos minutos miré hacia la izquierda y vi del otro lado del pasillo tres chicos hindú-malayos con sus cuerpos y cabezas giradas hacia mí, estirándose e intentando leer lo que escribía. Es más, hasta me pareció que uno estaba leyendo las palabras y traduciéndolas al tamil o hindi en voz alta para sus amigos.
Me intimidé.
Pero… ¿esta gente entiende el idioma? ¿Por qué de repente me siento más nerviosa que si un hispanohablante estuviese leyendo lo que escribo? Por la manera en que leían, parecían ser expertos en español. ¿Qué pensarán de mí? ¿Qué leerán en esas palabras de idioma extraño? ¿Entenderán algo?
Cerré el cuaderno. Y en vez de mirar el cuaderno, me empezaron a mirar a mí.
Debe ser una curiosidad universal, porque a mi también me pasa.
Cada vez que veo a alguien escribiendo, intento mirar en qué idioma lo hace. Pero por lo menos disimulo.
Ani!!! yo soy lo más chusma que hay, sería más descarada q el asiatico!
supongo que es el afan de atrapar historias, de captar aunque sea una fotografía fugaz de una persona…en ciudades tan grandes tenemos que conformarnos con eso,para poder reconstruir un personaje con los retazos que recolectamos.
jajaja Mery, me acuerdo de aquel día en el McDonalds leyendo cierta poesía en una computadora… ¿Cómo era? ¿”Quiero que mis pájaros se posen en tus ramas”?
Es verdad, no podemos decir nada, ese día fuimos más descaradas que el asiático!
jjajaaj es verdad…. que gracioso!!! para mi se inventaban la historia de tu vida, como hago yo un poco cuando voy en un bondi de viaje largo…
el otro dia me subi el 102 y me acordé cuando iba para tu casa….. que bien me quedaba. te extraño
Que buen ray. Espero Dios me debe vida para conocer otras culturas, tan cerca pero tan lejos..
Saludos de CR
jajajajja… por oriente medio son bastante parecidos. Un día estaba con mi compu y de pronto siento una cabeza casi en mi oreja, era un señor que estaba sentado en otra mesa, cuando le pregunte qué hacía me dijo muy simplemente que queria anotarse mi mail para escribirme… ¿?
Besotes Ani
Es una atraccion parecida a cuando alguien esta leyendo algo en un medio de transporte publico: de golpe ves que alguien esta leyendo lo que vos estas leyendo sin darse cuenta de que esta perturbando la intimidad de uno mismo con su lectura. Será que en Asia no se lee o escribe en un colectivo? Van parados? van sentados? es como acá?
Un beso
A.
Que lindo como una anécdota tan simple, tan real y llena de gracia nos puede trasportar a ese momento….muy gracioso.
Estoy leyendo hace hs y hs tu blog y es una adicción…entré desdee l mundo del google buscando data del sudeste y la verdad que hace hs me encuentro leyendote…seguí asi que es super valioso y entretenido.