6. AIR-CON

Siento que soy la única que sufre realmente los cambios drásticos de temperatura que hay en esta ciudad.

Apenas salgo a la calle, el calor húmedo y sofocante me pega en la cara y en ese momento pienso dos veces si de verdad quiero salir de mi hostel a caminar o no.

Estoy en Asia, no puedo no salir a conocer.

Así que pongo un pie en la vereda y ya perdí como tres litros de transpiración.

Hola malayos, ¿me explican cómo hacen para no sufrir este calor de perros? ¿Por qué están siempre tan impecables y me hacen quedar tan desastrosa en comparación? Al rato, después de unos minutos de caminata, entro a un lugar cualquiera, tal vez un shopping, tal vez un 7-Eleven, tal vez un restaurante y bum: frío polar. Y los peores son los colectivos de corta y larga distancia: tengo que vestirme como para ir a la montaña. ¿Soy la única que se está congelando en este lugar? ¿Cómo hace, señor, para no sentir frío estando en camisa y short, cuando la temperatura no supera los 10 grados? ¿Por qué nadie pide amablemente que apaguen el aire acondicionado?

¿Por qué te crees que salimos con campera a todos lados? me dice una amiga malaya.

Jamás pediremos que bajen el aire, simplemente aceptamos el estado de las cosas y sabemos que cuando vamos a tomar un colectivo de larga distancia, tenemos que llevar guantes y bufanda, me explica otro local.

Yo creo que en el fondo hay cierto deseo de hacer de cuenta que en algunos metros cuadrados de Kuala Lumpur, el invierno existe.

7. MAPA

Una estadounidense me lo advirtió en Penang: el mapa de Kuala Lumpur es extremadamente engañoso, uno cree que puede unir dos puntos de la ciudad mediante una caminata siguiendo una simple línea recta, pero no señor, en medio de esa línea aparecerán calles que no figuran en el mapa ni de casualidad y que harán que uno se desvíe y termine en cualquier otro lugar.

Y si decidimos tomarnos u taxi o colectivo, peor aún: estaremos por lo menos media hora atascados en el tráfico.

Así que esta es una de las grandes decisiones que hay que tomar al enfrentarse a esta ciudad: si camino voy a llegar a destino más rápido pero probablemente me pierda varias veces, y si tomo un transporte, llegaré seguro, pero mucho después de lo previsto.

Por suerte tengo la ayuda de mis amigos locales que siempre saben cómo llegar: ellos jamás usan el mapa, les parece muy confuso, así que simplemente buscan algún edificio con la mirada, lo toman como referencia, y caminan hacia esa dirección.

8. MASJID (mezquitas)

Cuando viajé por América latina, los dos elementos que aparecían en todas las ciudades eran los museos y las iglesias.

Visité tantos que llegó un momento en el que solamente dediqué mi tiempo a aquellos que fueran distintos o especiales porque, seamos sinceros, en algún punto se vuelve un poco tedioso o aburrido mirar siempre las mismas construcciones.

Acá, en cambio, para mí todo es nuevo, y cada vez que veo un templo chino o hindú o alguna mezquita, entro sin pensarlo. Para la gente local, los templos son lo más aburrido del mundo, para mí, son fascinantes. Esos colores, ese mármol, ese estilo, esos detalles…

Entré por primera vez a una mezquita en Penang y realmente me sorprendió: son lugares que transmiten mucha paz, además de ser arquitectónicamente impresionantes. En todas las mezquitas hay un guardarropas con túnicas para que las mujeres extranjeras o no musulmanas se tapen y sólo muestren las manos, los pies y la cara. Al entrar, siempre hay algún voluntario dispuesto a recibir a los visitantes y explicarles acerca de su religión.

Me parece muy interesante poder aprender de primera mano acerca de esta religión de la que se habla tanto.

Un dato que aprendí en Malasia: acá, todos los malays (no los chinos-malayos ni los hindú-malayos, sino los que acá se denominan malays a diferencia de los malaysians que son todos los habitantes del país) son musulmanes por ley. Las mujeres eligen si quieren cubrirse o no, hay algunas que no lo hacen, y tienen prohibido taparse toda la cara, solamente se cubren el pelo. Las mujeres que se ven en la ciudad vestidas totalmente de negro y que solamente dejan ver los ojos y las manos son de otros países como Arabia Saudita.

9. EXPATS

Incluso tienen una revista propia, acá los expats (extranjeros que decidieron instalarse en Malasia) son una gran comunidad.

En Penang, por ejemplo, conocí a un grupo de profesores de China y Gran Bretaña que viven en la isla y enseñan materias en inglés, ya que en los colegios de Malasia hay ciertas materias que deben ser dictadas obligatoriamente en inglés, como Math o Science.

¿Por qué eligen venir acá? Tipi, una chica china de 25 años, me lo resumió de manera muy simple: Acá gano más de lo que ganaría en China haciendo el mismo trabajo. Juan, un neoyorquino hijo de portorriqueños, me contó que está viviendo hace cuatro meses en KL porque quiere triunfar como DJ de salsa, pero todavía no tuvo mucho éxito. Chris, un alemán, está en KL porque la empresa en la que trabaja (Google, no sé si la ubican) lo transfirió a la central de Malasia.

Algunos se sienten atraídos por la cultura, la comida y la gente de Malasia, otros vienen por un tema de sueldo o experiencia, pero lo cierto es que es muy fácil sentirse cómodo en este país: el lenguaje no es una barrera, la gente es muy cálida y curiosa y la comida es excelente y muy barata.

10. DIFERENCIAS

Me costó entrar en clima en KL. Los primeros días me sentí un poco perdida en la gran ciudad y pensé en volver lo antes posible a Penang.

Pero no, tengo que seguir avanzando.

Y ahora, claro, no quiero dejar KL.

Es una ciudad de grandes contrastes: edificios altísimos e imponentes, baches en las calles, gran cantidad de opciones de transporte público, embotellamientos y veredas casi inexistentes, comida de primer nivel, cuervos y ratas en las calles.

Pero lo mejor, como siempre, es la gente. Es lo que hace que un país, pueblo o ciudad sea lo que es.

¿Te molesta que acá todos te miren fijo? me pregunta una amiga local.

Para nada, le respondo.

Es que para nosotros sos muy exótica, y además sos la primera argentina que conozco, al igual que muchos.

Es curioso: para nosotros los asiáticos son raros, distintos, desconocidos, y para ellos nosotros, “White western people”, somos raros, distintos, desconocidos.

Y apenas nos ponemos a charlar nos damos cuenta de que somos mucho más parecidos de lo que pensábamos.

¿Querés saber cuáles son las primeras cinco palabras? Lee este post

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